"Rizando el rizo"
Dice el refrán popular que hecha la ley hecha la trampa y eso es precisamente lo que sucede con respecto a las donaciones ilegales a los partidos políticos, que según la Agencia Tributaria están exentas de pagar impuestos.
Reconozco que tuve que leer la noticia tres veces porque creía que no estaba comprendiendo lo que leía. Pero había leído bien: la Agencia Tributaria le ha mandado un escrito al juez Ruf (ya saben el juez que instruye el caso Bárcenas) para dejarle claro que las donaciones a los partidos, aunque sea con dinero ilícito, están libres de impuestos.
Pero lo más escandaloso es que en el escrito de la Agencia Tributaria, que leo en El País, se afirma que solo tendría que pagar si ese dinero ilegal no lo hubiera dedicado a las actividades propias del partido. O sea que rizan el rizo.
Que la Agencia Tributaria no se inmute porque al PP le haya llegado dinero ilegal y además pase de que ese dinero tenga que tributar es algo incomprensible para los ciudadanos.
De nuevo la gente común se encuentra con que la Agencia Tributaria, tan diligente para perseguir a quienes se olvidan de declarar una factura traspapelada, o cualquier falta menor, sin embargo tiene una explicación de manga ancha para permitir que el dinero que llega a un partido por donativos ilegales está igual de blanco y limpio que si fuera legal y no se hubiera quebrantado la ley.
Luego los políticos se extrañan del hartazgo y la indignación de los ciudadanos. Pero ejemplos como este son el botón de muestra de que algo está funcionando rematadamente mal.
Va tener razón el presidente del Consejo General del Poder Judicial cuando afirmaba hace unos días que la ley está pensada para los "roba gallinas". A la vista está que con las bendiciones de Hacienda, los partidos pueden recibir donaciones ilegales y mientras que las dediquen a las actividades específicas del partido (concepto de lo más amplio)no tiene que tributar un euro. Lo de menos, al parecer, es que el dinero sea ilegal.
Este es un ejemplo más de la necesidad urgente de que se acabe con privilegios y trampas que benefician a los poderosos y que resquebrajan la confianza ciudadana en las instituciones y en quienes gestionan estas instituciones.
La ciudadanía ha venido sufriendo estoicamente la subida de impuestos para que ahora desde Hacienda vengan a decir que el dinero ilegal no tributa, lo que es el colmo de la desfachatez.
Es urgente una regeneración del sistema y acabar con impunidades como está que tiene que ver con las donaciones ilegales a los partidos.
La costura institucional está a punto de estallar. Ignorarlo es de necios.
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