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Opinión 28-04-2025 07:54

Pretende ser un Dios....el bueno de Trump. ©Mariano Cabrero Bárcena es escritor

Donald Trump está convirtiendo ?Estados Unidos en un país autocrático (sinónimo de ?autoritario?), nos dice el politólogo Steven Levitsky. Quizá todos pensemos también de que el presidente de Estados Unidos de América esté dinamitando el sistema por dentro. ¡Cualquiera sabe lo que va a pasar!

 

 

Donald Trump está convirtiendo Estados Unidos en un país autocrático (sinónimo de ?autoritario?), nos dice el politólogo Steven Levitsky. Quizá todos pensemos también de que el presidente de Estados Unidos de América esté dinamitando el sistema por dentro. ¡Cualquiera sabe lo que va a pasar! Y es que el presidente Trump quiere y desea abolir derechos garantizados, disuelve agencias gubernamentales?por decreto y pasa por su cabeza destituir a jueces que quieren detenerle. Pretende ser un Dios.... el bueno de Trump. Aunque todos ya sabemos que sólo existe un Dios: ¡El Dios de todas las religiones! 

                      ¿Podría peligrar la democracia en Estados Unidos?

 

Posiblemente Estados Unidos esté cayendo en una forma de autoritarismo y que seguramente sea irreversible. Y uno se pregunta: ¿Para qué sirve la democracia estadounidense? Bien es sabido que la institución democrática normalmente permanece, pero la médula democrática puede llegar a perderse?irremediablemente. Posiblemente en las nuevas elecciones los republicanos y los demócratas ya no tendrán las mismas oportunidades.

 

Donald Trump está intentando someter o silenciar las voces críticas, como las de los medios de comunicación, las científicas u otros actores de la sociedad civil. No obstante, Trump y sus aliados dan la sensación de ser personas autoritarias, ignorando las órdenes judiciales?Siempre hemos entendido que en democracia deben de funcionar una libertad de prensa, ideas políticas afines y contrarias, y todos unidos hablando con el Gobierno de turno?, y sin temor a represalias.

 

Trump y desde el principio a colocado en puestos importantes a sus amigos, más lo forma mágica consiste en colocar?a los mejores. Designó a su exabogada Pam Bondi para dirigir el Departamento de Justicia y como director del F.B.I a Kashyap ?kash? Patel ?

 

También ha engrosado el ejército con personas que le son leales. (Chávez había hecho algo similar en Venezuela). Es un caso de locos: El presidente de Estados Unidos y sus seguidores copiando la estrategia de gobernantes de la pequeña Hungría. Todos pensamos que es más difícil cambiar la Constitución en Estados Unidos que a Hungría propiamente dicho? De hecho, existe la posibilidad de que Trump pierda el control de la Cámara de Representante en las elecciones al Congreso en 2026.

 

Pero hemos de comprender que la democracia estadounidense es lo suficientemente fuerte para resistir los embates de Trump. Existen controles, equilibrios y separación de poderes desde hace más de dos siglos. Los padres fundadores de la Constitución querrían evitar un tirano todopoderoso, por ello crearon la supresión del poder, un Parlamento bicameral, un Poder Judicial en gran medida independientes. Nunca un presidente americano tuvo tanto poder sobre un partido como Trump sobre los republicamos. El reseñado últimamente gobierna con sus amigos, no con los mejores? ¡Fatal desenlace!

 

Donald Trump representa la incertidumbre y la poca fiabilidad sobre ?el arte de gobernar? de los pueblos. Queremos entender que, si los impuestos aumentan y los productos se encarecen, los realmente afectados siempre serían los consumidores. Si la botella de aceite de oliva, española, el vino de Burdeos francés, el coche alemán?sobrellevan una subida de impuestos, la repercusión siempre irá al ciudadano de a pie, quien nunca podría hacer frente a los precios cobrando los mismos salarios. A los ciudadanos nos queda?ser cuidadosos y tratar de ahorrar en nuestras respectivas monedas oficiales?

Se trata también de que cada ciudadano pueda expresar, y en la calle, lo que piensa- dentro de las leyes de cada país, y que no se limite a ?votar cada cuatro años?. Los ciudadanos prefieren las democracias, siempre y cuando sus gobernantes sean personas honradas y honestas-por los cuatro costados. Y hemos de com-prender también que, el valor que da la libertad, a veces, se salta dos generaciones.

 

Bien es sabido que ?El dólar? no siempre ha sido la moneda de reserva mundial ni la moneda preferida para el comercio interna-cional. La Historia nos dice que, en el siglo XIX, era la libra es-terlina la que disfrutaba de ese estatus, y los financieros británicos se habrían sentido seguros en su reinado.

Haciendo historia?sabemos que El Reino Unido tenía mercados de capital profundos y líquidos, y el Imperio Británico era la eco-nomía más grande del mundo y el actor central en el comercio mundial. Sin embargo, después de ?las dos guerras mundiales? y décadas de declive político y económico, Londres vio cómo ?La libra esterlina? se desvanecía. No había nada inevitable en la caí-da de la moneda inglesa o en el surgimiento del dólar, al igual que no hay nada inevitable en la posible desaparición del dólar en la actualidad.

Son las elecciones, y nunca el destino, las que determinan las mo-nedas de reserva; si el dólar es finalmente destronado, será un desastre creado por la propia administración Trump. Si Trump ve Gaza como un terreno expropiable para dar un pelotazo urbanístico de la mano de su querido Netanyahu, es probable que crea que los puestos fronterizos de una Ucrania partida funcionarán como atracciones turísticas

 

 

 

 

La Coruña, 27 de abril de 2025

©Mariano Cabrero Bárcena es escritor

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