La prueba de fuego
Conocí al nuevo Fiscal General del Estado, D. Julián Sánchez Melgar, cuando ejerció como magistrado en Santander, le tomé afecto, como muchos de quienes ejerciendo la abogacía tuvimos relación con él.
Ha vuelto con frecuencia a Cantabria a dar conferencias y es persona próxima y afable, pero su elección por el Gobierno de Rajoy me produce desconfianza; no por él, sino por la actitud pacata y torticera que en relación con Cataluña mantiene el Gobierno de la Nación y su ínclito socio, Pedro Sánchez.
Tengo ya, para mí, una primera prueba de fuego con el nuevo Fiscal General y concretamente en Cataluña, donde destilan odio los separatistas, me gustaría comprobar si ordena que se abrán diligencias por delitos de odio a Nuria Gispert expresidenta del Parlamento de Cataluña, quien, al parecer, es la jefa de la destilería y lo ha demostrado contra CIUDADANOS.
Hace pocos días pidió que Inés Arrimadas se marchara de Cataluña, que se fuera a su Cádiz natal y el jueves publicaba en twitter los datos del colegio al que asiste la hija, de seis años, de Albert Rivera. Ya no es ni sutil, es punible su perversa actitud; son los mismos comportamientos que sus admirados etarras y batasunos. Esta señora se comporta como son los ojeadores, señalando una víctima indefensa a los cazadores.
Así esta Cataluña y, o el Sr. Rajoy no se entera, lo cual es grave, o a este paso va a aparecer a los ojos de los españoles como un cooperador necesario en la grave crisis catalana, la actual y la que se avecina. Hay que estar muy sumido en el síndrome de la Moncloa para no darse cuenta de con quien se reunía el miércoles, nada menos que con lo más florido del empresariado independentista, “Foment del Treball Nacional”, quienes le pidieron medidas para incentivar el retorno de empresas, y como ya es habitual sacaron la lista y la completaron con solicitudes nada despreciables, como emprender proyectos para Catalunya de impacto internacional, como en su momento fue Barcelona 92, más la alta velocidad mediterránea, etc., etc. Ahí es nada, por pedir que no quede. Ojo lo grave es que el Gobierno ya las está estudiando.
Y el viernes, dos días después, de aquella reunión, el presidente de esa patronal independentista, Gay de Montellà, ha considerado necesario que se celebre un referéndum en Cataluña "para completar la normalidad" política. Y es que, si es normal que la cabra tire al monte, no puede ser normal que quien ha de guardar el aprisco esté en las nubes. O sea que los españoles no tenemos nada que decir y a ellos seres superiores, sólo debemos procurarles negocios olímpicos.
Y es que nuestro Presidente Rajoy me evoca más cada día al Mariano de los chistes de Forges, ese personaje que es vilipendiado por una señora gorda y con rizos, sin que el pavisoso sepa reaccionar y observe, tras sus gafas, el mundo que le rodea sin rebelarse, apocado y timorato.
No quiero terminar sin trasladar mis mejores deseos al Sr. Sánchez Melgar, y creer en su acierto, ya que de su labor depende una parte importante del futuro de España. Duro trabajo que precisa de contundencia contra los destiladores de odio de Cataluña y los agazapados melindrosos de la Moncloa.
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