La miopía de la señora Merkel
Esa visión tan sesgada, tan llena de tópicos con que algunos países del norte miran a los del sur lo único que demuestra es que son cortos de miras y que se han instalado en unos prejuicios que son incapaces de revisar.
Nos ha fastidiado sí, a que negarlo, a la mayoría que la señora Merkel crea que la nuestra es una España de siesta y pandereta. No vamos a negar que nuestra economía esta tiritando, que tiene fiebre alta, que las cosas van mal. La realidad es la que es. Tampoco podemos negar que si nuestro Gobierno hubiera gestionado mejor la crisis, empezando por no negarla, a lo mejor ahora estaríamos mejor. Pero lo que no es de recibo es que la canciller alemana lance a los cuatro vientos que en los países del sur, entre ellos España, se trabaja poco, tenemos muchas vacaciones y además nos jubilamos antes que en el resto de Europa.
A la señora Merkel hay que suponerla bien informada, de manera que ella sabe mejor que nadie que son falsos esa sarta de tópicos con que nos ha despachado. Según la OCDE, los españoles trabajamos casi doscientas horas más que los alemanes. En cuanto a la edad de jubilación los alemanes se jubilan a los sesenta y dos años y los españoles casi a los sesenta y tres. En el capítulo de las vacaciones más o menos estamos empatados, aunque los españoles tengamos algún "puente" de más. Pero puestos a buscar países que disfrutan de más vacaciones ahí están Francia y Finlandia por no ir muy lejos.
De manera que hay que preguntarse a qué ha venido ese ataque de la señora Merkel, tan repleto de altivez y soberbia. Algunos analistas apuntan a que la señora Merkel nada entre dos aguas, entre los compromisos con la UE y los compromisos con sus electores, y que como las aportaciones de Alemania a la UE son sustanciosas es una manera de avisar que el grifo alemán no va a estar permanentemente abierto. De lo que sí puede quejarse la señora Merkel es de la baja competitividad de nuestra economía. En ese capítulo no podemos presumir, estamos en el puesto 35 del ranking, pero eso también tiene que ver con la crisis económica y desde luego con nuestro altísimo índice de paro.
El caso es que la andanada de la señora Merkel la hemos recibido como una patada en las espinillas, y ha dolido más porque no venía a cuento. Esa visión tan sesgada, tan llena de tópicos con que algunos países del norte miran a los del sur lo único que demuestra es que son cortos de miras y que se han instalado en unos prejuicios que son incapaces de revisar. Cualquiera que haya viajado por Grecia, Portugal y no digamos España en los últimos veinte años se habrá topado con una realidad diferente a la que señala la señora Merkel. Y sobre todo en el caso de España. Nuestro país está metido de lleno en el siglo XXI. Es un país moderno, con empresas de vanguardia y con un nivel de vida más que aceptable, amen de contar con servicios sociales de gran calidad.
No es por ponerme chauvinista, que no lo soy, pero no creo que tengamos demasiadas cosas que envidiar a Alemania. La señora Merkel debería de venir a España, pero no de visita oficial, sino como una ciudadana alemana más. A lo mejor, entonces comprendería nuestra realidad, e incluso podría desear quedarse como tantos y tantos jubilados alemanes hacen cuando visitan España.
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