La cuesta de...diciembre!

Y que ésta no haya tocado techo aún responde a varias cuestiones, entre las cuales está que el Gobierno de la Nación esté más pendiente y preocupado en asuntos más banales que los tendentes a solucionar la vida común y real de los ciudadanos.

Esta pésima noticia de la subida inflacionista va de la mano de otras dos no menos importantes: la pérdida de medio millón de empleos previstos en la construcción, por un lado; y la constante subida de los tipos hipotecarios y de interés, por el otro. Sin duda una excelente forma para que los españoles comencemos no ya el 2008, sino las vacaciones de Navidad, teniendo que hacer frente enseguida a los gastos más básicos de la cesta de la compra, que por estas fechas se ven notablemente incrementados.

Éste es el resultado de una carencia de ideas e iniciativas del equipo que rodea a Rodríguez Zapatero –evidentemente él incluido- y eso que tiene montados dos Ministerios de Economía paralelos: uno, dirigido por Solves; y otro, con sede en el Palacio de La Moncloa y cuyos hilos los mueven los llamados “fontaneros monclovitas”. Mucho cargo, mucho asesor y mucha maquinaria puesta en marcha para no resolver absolutamente nada, creando más problemas de los ya existentes. Y a partir de ahora toca gobernar todavía menos, ya que toda la artillería pesada se dirigirá de cara a las próximas elecciones generales de marzo.

¿Cuál ha sido la solución con la que desde el Ejecutivo se pretende mitigar la inflación? Pues comer conejo estas Navidades, en lugar de otros productos más caros como lechazo, cochinillo, ternasco, angulas, caracoles o marisco. Ver para creer, como si de un país tercermundista se tratara. Además se nos sugiere optar por alimentos de sustitución; y esto dicho por boca de un alto cargo de la “Administración Z”. Era lo único que nos faltaba, que se nos diera hecho el menú para estas Navidades. ¿Y de beber? Imagino que agua; poca y del grifo.

Seguramente muchos ciudadanos ya estén concienciados de que lo que hay que sustituir no son los alimentos, sino a un Gobierno que lejos de solucionarnos los problemas más elementales del día a día, se entretiene con la memoria histórica, procesos de paz y regularizaciones masivas de inmigrantes, en lugar de tomar la iniciativa en medidas como la subida de las pensiones para nuestros mayores, la redacción de una ley educativa de calidad, batallar contra la inflación y la subida de los tipos de interés, fulminar las interminables listas de espera en los hospitales, finalizar las infraestructuras más importantes que están pendientes o en derrotar policialmente a los terroristas. Al final, eso es que lo que a todos nos interesa.