Noticias de Cantabria
28-10-2011 17:40

EL verdadero rostro del PSOE (I) Las primeras décadas del partido de la rosa

Con demasiada frecuencia nos encontramos con una llamativa superioridad ética y moral del PSOE, hasta el punto de que pretenden ser ellos quienes otorgan a los demás los títulos de “demócrata” y demás…

Con frecuencia e insistencia, como si de una mentira dicha cien veces se convirtiera en verdad, también leemos lo de “programa oculto”, “rostro oculto”, etc… por parte de los socialistas para dedicárselo a los demás, especialmente al PP. Incluso cuando no pueden con las ideas, sacan a pasear el “doberman” (ahora con niño incluido) para hablar de la “derechona”, de que esta derecha nos quita las pensiones, nos baja los sueldos, sólo ayuda a los poderosos…
…Pero la realidad, mal que nos pese, es bien distinta y el verdadero “rostro oculto” lo ha mantenido y mantiene el PSOE, como si fuera su ADN, del cual no puede desprenderse. ¡Y esto ha sucedido en su ya larga historia y en los tiempos más recientes!.
Por otra parte, el PSOE es especialista en la manipulación de los hechos y del “juego” con las palabras para tergiversar la historia; desde hace ya un tiempo nos tiene “entretenidos” con las bondades de la Segunda República (Parece que aspira a la III República), con la “Memoria Histórica”, con la bondad ética de su ideología, mientras otros son vilipendiados… Parece a veces que ellos son la auténtica democracia y quienes pueden conceder la legitimidad democrática. ¡A buena parte vamos!.
Y con bastante frecuencia se escuchan manifestaciones en el PSOE como el partido de los “cien años de honradez” (130 años nos decía hace unos días el ineducado ex alcalde de Getafe y ex presidente de la FEMP, Pedro Castro, el que pronunció aquella pregunta «¿Por qué hay tanto tonto de los cojones que todavía vota a la derecha?», que retrata al personaje); sin embargo, también oigo a muchos ciudadanos que cuando este partido llega a gobernar dicen  “Llega el PSOE, ¡otra vez a robar!”….
¡Nadie nos puede dar lecciones de ética y menos este PSOE!. Especialmente en estos tiempos en que parece se le han caído las dos últimas letras de sus siglas. Aunque es preciso afirmar que, lejos del sectarismo a que nos tiene acostumbrados, en este partido socialista, también han existido y existen muchas personas socialistas que me merecen todos los respetos, pues las considero íntegras y consecuentes con sus principios (Julián Besteiro, Nicolás Redondo, Pablo Castellano, Demetrio Madrid, Antoni Asunción,…).
Voy a recordar algunos hitos de la ya larga historia socialista.
Los socialistas consideran al tipógrafo Pablo Iglesias (El Ferrol, 1850-Madrid, 1925) como el fundador del PSOE y la UGT. En 1910 consiguió el acta de diputado y dejó para la historia estas frases en un mitin: “El partido que yo aquí represento aspira a concluir con los antagonismos sociales…esta aspiración lleva consigo la supresión de la magistratura, la supresión de la iglesia, la supresión del ejército… Este partido está en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones”. ¡Toma ya!.
Cuando en el Congreso interviene para criticar el gobierno de Don Antonio Maura, afirmó que “la desaparición del odioso Maura sería un gran bien para España y la Humanidad” (Diario de Sesiones, de 5 de mayo de 1910) y pocos días después dijo que “tal ha sido la indignación por la política del Gobierno del Sr. Maura en los elementos proletarios que nosotros hemos llegado al extremo de considerar que antes de que suba al poder debemos ir hasta el atentado personal” (Diario de Sesiones de 7 de julio de 1910); precisamente, unos días después Maura sufre un atentado a manos de Manuel Pose, saliendo gravemente herido.
Aún todavía  manifestó en el VI Congreso del PSOE, celebrado en Gijón, que “queremos la muerte de la iglesia… para ello educamos a los hombres, y así les quitamos la conciencia”. Poco después afirmaría que “no nos interesa hacer buenos obreros y empleados, buenos comerciantes. Queremos destruir la sociedad actual desde sus comienzos”.
¡Estos fueron los cimientos del PSOE!
El 12 de abril de 1931, en una España convulsa, se celebran elecciones municipales que ganan los partidos de derechas y monárquicos, pero la izquierda se echa a la calle en las principales ciudades del país y, con los ánimos caldeados, el propio Rey, Alfonso XIII, viendo la difícil situación, decide exiliarse y se proclama la Segunda República, la cual elabora una de las constituciones más sectarias de las muchas que ha habido en nuestro país.
Especialmente sectaria fue en el tema religioso, al tiempo que se quemaban iglesias y conventos por doquier, lo que estaba originando una profunda sima entre las dos Españas, que terminaría por enfrentarlas en la calle.
Durante la ansiada, recordada y “venerada” Segunda República, hubo un destacado dirigente socialista, como fue Francisco Largo Caballero (Madrid, 1869-París, 1946), que fue ministro de Trabajo (1931-33) y Presidente del Gobierno (1936-37), el cual nos ha dejado también algunas “perlas” como las siguientes:
 “La clase obrera debe adueñarse del poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la revolución ().  La transformación total del país no se puede hacer echando simplemente papeletas en las urnas… estamos ya hartos de ensayos de democracia; que se implante en el país nuestra democracia (). Los socialistas estarán en la legalidad mientras la legalidad les permita adquirir lo que necesitan; fuera de la legalidad cuando ella no les permita realizar sus aspiraciones”.
¡Claro! Así se entiende la Revolución de 1934 o huelga general revolucionaria en España de 1934, que fue un golpe de estado que se produjo, entre los días 5 y 19 de octubre de 1934, durante el bienio radical-cedista de la Segunda República. Este movimiento golpista estuvo alentado desde amplios sectores e importantes dirigentes del PSOE y la UGT, como Largo Caballero o Indalecio Prieto y de forma desigual por la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y el Partido Comunista de España (PCE). Muchos historiadores consideran que este es el verdadero inicio de lo que sería después la Guerra Civil.
La locura dialéctica llega a su máximo en el mitin que pronunció el mismo Largo Caballero el 15 de febrero de 1936 en el Teatro-Cine Europa de Madrid, dónde afirmó: “¿Programa de acción? Supresión de todas las personas que por su situación económica o por sus antecedentes puedan ser una rémora para la revolución… Para deshacernos de nuestros enemigos, debemos tener nuestro propio terror socialista….” (Por cierto, Francisco Largo Caballero tiene una estatua en Madrid, que ha sido respetada; muy cerca de la misma existía otra del general Franco, que fue retirada por orden del Sr. Rodríguez Zapatero, en base a la llamada Memoria Histórica).
Siguiendo con el mismo Largo Caballero (apodado “el Lenin español”), en un mitin celebrado en Alicante en enero de 1936, afirmó: “Quiero decirles a las derechas, que si triunfan, tendremos que ir a la guerra civil declarada”.
En las elecciones de 1936, los resultados, según los estudios más fiables sobre el tema de Javier Tussel, fueron los siguientes:
Frente Popular    4.654.116 votos  286 diputados
Derecha    4.503.524 votos  132 diputados
Centro       400.901 votos    42 diputados
PNV       125.714 votos    10 diputados
Estos resultados demuestran la tremenda polarización del cuerpo electoral, con la trituración del centro político, y también la influencia de un sistema que primaba con exceso a la coalición triunfante en cada circunscripción. Ésta es la razón por la que el Frente Popular, con menos de 200.000 votos de ventaja sobre la derecha, obtuvo más del doble de diputados.
Aunque, según otras fuentes, sin acabar el escrutinio, el Frente Popular se apoderó de los documentos electorales y desencadenó en la calle un auténtico golpe de Estado, proclamándose ganador de las elecciones, facilitado, además, por la dimisión de Portela Valladares.
El ambiente volvía a estar caldeado y aquella fue una primavera de una enorme tensión, aflorando los radicalismos como el del dirigente sindical Francisco Largo Caballero que llamaba a la revolución socialista para instalar la dictadura del proletariado como último fin de la lucha de clases.
En Cantabria, en las Elecciones de 1936, los líderes de derecha, con cinco diputados y el 51 % de los votos se alzaron con el triunfo, mientras el Frente Popular, con el 41,4 % de los votos, obtuvo dos diputados.
De la actuación de los dirigentes socialistas durante la Segunda República, salvo alguna honrosa excepción, los escritos de Manuel Azaña son suficientemente expresivos y quizás alguna vez tenga el humor de transcribir algunos párrafos para deleite de algunos y sorpresa de otros.
La gota que colmó el vaso de esta caótica situación, fue el asesinato del líder de derechas José Calvo Sotelo (Parece que otro de los líderes derechistas, José María Gil Robles pudo escapar fortuitamente) por unos sicarios de la escolta de Indalecio Prieto.
Hubo algunos intelectuales como Ortega y Gasset, Pérez de Ayala y Gregorio Marañón que recibieron con gran entusiasmo el advenimiento de la Segunda República, siendo defensores de la misma; pero los hechos reales, les llevaron al exilio y abominaron de la misma, llegando a apoyar al bando franquista durante la Guerra Civil. No seré yo quién cargue las tintas sobre la Segunda República, pues como ha dicho Esperanza Aguirre, “no fue una cosa de buenos y malos” y efectivamente hubo algunos aspectos positivos, como la preocupación por la educación, cuya paternidad puede atribuirse a Rodolfo Llopis Ferrándiz (bajo los ministerios de Marcelino Domingo y Fernando de los Ríos), como aquél Plan Profesional de formación de maestros, aunque a Llopis le laminaron y defenestraron los socialistas del “clan sevillano” en el congreso de Suresnes (Francia) en 1974.
Estos hitos y perlas sirven para que algunos reflexionen y no traten de reescribirnos la historia…

 

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