El Cambio Imparable
En 1978 el 91% de los catalanes votó favorablemente a la Constitución que confirma en su artículo dos “la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”, hoy, según reciente estudio, solo el 41% de ellos se mantiene en esa posición.
En este mes se han publicado hasta seis encuestas distintas sobre intención de voto en unas elecciones generales, en todas ellas Partido Popular vence a los socialistas, y en las tres últimas, realizadas por el Grupo Correo, el diario Mediterráneo -Periódico de Cataluña- y Antena 3, la diferencia asciende al 5.2 %, 5.5% y 6.2% respectivamente, distancia esta que permitiría a Mariano Rajoy ser investido presidente.
Con todo, el dato más revelador de las recientes encuestas es aquel que sitúa ya en un 39% el número de catalanes favorable a la independencia de su comunidad, frente al citado 41% que está en contra. Digo más revelador, porque es más sencillo cambiar de voto de sentimiento.
Lo que supone que con Zapatero se han multiplicado el número de separatistas en Cataluña que, históricamente, no alcanzaba el 20%.
Siempre he creído que Rodríguez Zapatero era un gran chollo para el separatismo patrio y que, en lugar de combatirlos ideológicamente, les ha suministrado combustible. Hoy, la misma encuesta del Periódico de Catalunya, recoge el impresionante dato de que más de un 30% de los socialistas catalanes votaría por separarse del resto de España.
En los 30 años en los que España ha vivido el proceso de descentralización más importante de su historia, y de la de cualquier país occidental, los que quieren mantener la unidad nacional caen del 91% al 41% en Cataluña –un 20% no se manifiesta-, lo que supone que no son las competencias, ni las transferencias económicas lo que resuelve la cuestión, sino que es un problema ideológico que hay que combatir, por tanto, ideológicamente.
Cosa que no puede hacer el presidente de una Nación que afirma que este es un concepto “discutido y discutible”, y además impulsa un Estatut que fractura de hecho aquella unidad soberana a la que se supone que debía representar.
La falta de sentido de Estado de Zapatero junto a su calamitosa gestión económica, que ha llevado a que en 2009 Caritas socorriese a 800.000 familias, hacen que el relevo en el gobierno de España sea, además de conveniente, urgente.
Con casi cinco millones de parados, y la creciente fractura nacional, cada día que pasa con un gobierno sin ideas es un día perdido.
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