El arte de gastar.
Un país que no invierte en educación, en investigación y en cultura es un país que no tiene futuro. Y eso es precisamente lo que nuestros gobernantes están haciendo, dejarnos sin futuro, y si me apuran casi sin presente.
Y es que la decisión del Gobierno de subir el IVA hasta el 21 por ciento en todas las actividades culturales no es sino el colofón de una política que va a mandar a España al furgón de cola.
Que hay que ahorrar es evidente, pero para ahorrar habría que empezar gastando mejor y sobre todo suprimiendo un montón de gastos superfluos e innecesarios. Por ejemplo, alguien puede explicar si realmente es necesario que cada comunidad tenga su propio Defensor del Pueblo o si es necesario que las televisiones autonómicas tengan varios canales, o las famosas "embajadas" de las comunidades en el extranjero...? Sí, hay mucho de donde recortar antes de hacerlo con la educación, la investigación y la cultura.
Hasta hace poco se decía que teníamos a la generación mejor formada de la Historia de España, pero resulta que nuestras universidades no aparecen en el ranking de las mejores universidades europeas y nuestro cine, teatro, ballets, música, etc, son considerados como frivolidades.
A nadie se le oculta que nuestro actual Gobierno tiene un contencioso con el mundo de la cultura porque consideran que las gentes de ese mundo no le son afines. ¡Cuánto daño ha hecho el famoso vídeo de la ceja!. Aun así, resulta sorprendente que al PP le duela tanto que artistas, músicos, escritores, creadores haciendo uso de su libertad se manifiesten políticamente como les venga en gana. En Estados Unidos, sin ir más lejos, son frecuentes los actores que organizan y participan en actos públicos a favor de los candidatos a presidentes y, desde luego, a nadie se le ocurre dejar de ir a ver sus películas o dejar de comprar sus discos.
Pero más allá de pasar factura por haber tenido a buena parte del mundo de la cultura en contra, lo que el Gobierno debería de plantearse es que un país en el que no se puede crear es un país muerto.
En realidad, el mundo de la cultura ya ha sufrido un envite cuasi mortal con las descargas ilegales a través de la Red, pero si ahora el Gobierno grava el que los ciudadanos podamos asistir a cualquier acto cultural entonces estará dando la puntilla a una industria que genera no solo dinero sino un intangible como es hacernos mejores a través de la música, del teatro, el cine o los libros.
Hay cosas en las que no se debe ni se puede ahorrar, pero si hay un arte que no está al alcance de todos es el de saber gastar.
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