Noticias de Cantabria
21-11-2016 07:00

¿De qué nos advierte el triunfo de Trump?

No sé si es cierto o es también una comedia, el susto que se han pegado los políticos europeos con el triunfo de Donald Trump.

El disgusto del hombre de la calle por la mala marcha de la economía occidental es muy claro, la desviación de la ideología antinatural que nos invade, ocultando los principios de la democracia: dignidad, igualdad y libertad, por una nueva filosofía feminista, es clamorosa y lamentable. ¿Cómo pueden pensar que cualquier giro de la política norteamericana conservadora nos puede llevar a peor? Las personas sencillas dedicadas a su trabajo, que pretenden vivir una vida sin sustos, han votado, porque se encuentran decepcionados, contra la deriva ideológica que iba tomando el equipo de Obama, y que se pretendía continuar con la Hillary Clinton.

¿Es que las bravuconadas que lanza Trump, que tanto escándalo parece causar, no las están llevando a cabo gobiernos que se califican de puros y democráticos? ¿Cómo si esto es una desvergüenza, lo están practicando otros muchos gobiernos, mientras la sociedad calla sin atreverse a protestar? Trump ha dicho por delante que va a construir un muro para que no entren emigrantes en EEUU, y que va a expulsar a tres millones, ¿de qué se escandalizan los políticos europeos, si desde hace muchos años la frontera estadounidense está cerrada y Obama ha expulsado esa misma cantidad personas de su país?

Según parece, la mayor dificultad está en ubicar a Trump, si a la derecha o a la izquierda, esa burda y nefasta división de la sociedad que se hace por ciertos intereses. Pues las políticas de los que se ponen a uno y otro lado, adoptan las mismas líneas, de favorecer a los que tienen, y abandonar la los pobres, ya que todos los consideran como una carga, difícil de sobrellevar. Aunque a la hora de la propaganda, sobre todo las izquierdas, bien saben remover el sentimentalismo de las clases empobrecidas. Y la sociedad del bienestar, se ha creado para los poderosos, pero no para los que están mendigando un puesto de trabajo. Puestos de trabajo que cada vez están escaseando con la creación de una sociedad robotizada, que tiende a amortizar el trabajo humano.

Los partidos que se califican de izquierdas, han izado como bandera los términos de cambio y progreso, como principios de su programa, pero ¿qué es el cambio y qué es el progreso que prometen? El cambio es una operación muy sencilla, echar a los otros para ponerse ellos, y el progreso es caminar hacia un milenarismo secularizado de una era feliz, que se soñó en todas las épocas de la historia, ya habla Cervantes en el Quijote de esa edad dorada, pero que nunca tuvo realidad. Por ello cuando esta izquierda ha llegado al poder, ha conseguido el cambio, porque se han puesto ellos, pero lo del progreso ha quedado en una ilusión a esperar que llegue, y sin ningún desvío ni error se han encaminado a una crisis cada vez mayor económica e ideológica.

Luego tratarán de justificarse fingiendo escándalo ante las bravuconadas de Trump, cuando lo que él dice en público, otros muchos escandalizados lo llevan a cabo evitando toda publicidad, y probablemente con mayor malicia. La diferencia está sólo en que Trump presume de eso en público y los demás sólo en privado. Probablemente el excesivo apoyo de Obama a la candidata Clinton, ha retraído y dirigido a muchos hacía el otro candidato. La política feminista de Obama imponiendo el aborto en los hospitales aún cristianos, y la política directa de destrucción de la familia, en una sociedad cristiana, tenían que causar una grave herida que les llevara a oponerse. Clinton la mayor ayuda, de muchos millones de dólares, que recibió para su campaña fue de lobbys abortistas, y tenía prometido continuar con una política todavía más fuerte feminista.

Ciertamente Trump ha dicho barbaridades contra el Islam, pero ¿cómo ha sido la conducta Clinton con el mundo musulmán? No fue un modelo de respeto. Los miles de correos de Clinton hechos públicos eran contra zonas islámicas, y a última hora, por no sé qué política, se callaron diciendo que no eran tan graves. En verdad eran bombas de relojería que un día tenían que estallar. Siendo así, ¿cómo los gobiernos europeos se han pegado tal pánico que todavía no han reaccionado?

Y ante esta situación, no se puede más que preguntar, ¿cómo todas las encuestas no tuvieron más que una orientación: apoyar a la Clinton? ¿Eran tan ciegos los encuestadores o era un medio para arrastrar a la buena voluntad de la sociedad, condicionando el voto  hacia una orientación? Es llamativa la unanimidad de las encuestas en todo momento, y sin responder a la realidad de la población. La política de encuestas que se ha llevado en los últimos tiempos muestra que no son objetivas. ¿Es que la gente no contesta lo que siente, o se cocinan por intereses? Esto debe llevar a revisar la naturaleza y el fin de las encuestas.

 

De todas formas el triunfo de Trump plantea graves problemas. ¿Aunque con algunos defectos terminaremos siendo honestos en nuestra realidad, o preferiremos seguir engañándonos? Por lo que ha pasado en estas elecciones, EEUU se ha inclinado por elegir a un hombre sincero, aunque algo bruto, frente a lo políticamente correcto de Obama y Clinton. Ello nos enseña que debemos dudar de todo el armazón que se ha creado políticamente, que por el montaje de intereses no nos deja ver la realidad.

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