Noticias de Cantabria
28-06-2012 12:27

De los ejércitos a las bandas organizadas de destrucción civil

El modelo de lucha antes de tener lugar la Paz de Westfalia en 1648, se basaba en el saqueo ilimitado por parte de ejércitos mercenarios que arrasaban con todos los recursos de las poblaciones.

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El modelo de lucha antes de tener lugar la Paz de Westfalia en 1648, se basaba en el saqueo ilimitado por parte de ejércitos mercenarios que arrasaban con todos los recursos de las poblaciones. Con la llegada del modelo postwestfaliano, se introduce la estructura de Estado-Nación, que pretende separar la guerra de la población civil y monopolizar legítimamente la violencia, es decir, el Estado sería el encargado de asegurar los pilares básicos de una sociedad y se encargaría de organizar los ejércitos nacionales para evitar que agentes externos (mercenarios) se inmiscuyan en los conflictos.

No obstante, con la Revolución Francesa en 1989 y el Decreto de Leveé en Mase de 1793, la guerra vuelve a ser total y la población se vuelve a ver inmersa en el estado bélico. Pasan años de desgaste para Europa, la I Guerra Mundial, la II Guerra Mundial, y, una vez más, los Estados vuelven a reunirse para evitar que un futuro vuelvan a sucederse más guerras ilimitadas y de desgaste. Así, nace la Sociedad de Naciones, y, tras las II Guerra Mundial, las Naciones Unidas.

Con el fin de estabilizar, en 1948 nacen las misiones de paz y la ‘Declaración Universal de los Derechos Humanos; en 1949, los cuatro convenios de Ginebra; en 1950, el ‘Convenio Europeo de los Derechos Humanos’; en 1966, `Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos’… Con todo, se intenta limitar un conflicto mundial y se pretende proteger a la población.

Pero aún con todas las medidas tomadas, los conflictos bélicos siguen creciendo, bajo la cara de nuevos actores como bandas organizadas, mercenarios privados, señores de la guerra, milicias. Paralelamente, algunos Estados no consiguen llegar a un equilibrio social y no consiguen salvaguardar los derechos de sus ciudadanos. Esta responsabilidad de la nación se quiebra, dando paso a un Estado fallido. Es en este punto, la Comunidad Internacional tendría que operar para proteger a los habitantes y brindarles ayuda humanitaria o lo que también terceros llaman injerencia humanitaria.

La ayuda humanitaria que se presta los habitantes de una zona en conflicto es un concepto relativamente nuevo, que nació en ese periodo de guerras ilimitadas, donde los ejércitos se enfrentaban en el campo de batalla y caían en el mismo. No existía ese socorro ni clemencia a los heridos. Sin embargo el concepto filántropo nació gracias a un suizo llamado Henry Dunant (1828-1910), escritor de ‘Recuerdo de Solferino’. Su obra escrita es una reflexión sobre la guerra, sobre la humanidad y, en concreto, sobre esa batalla del 24 de junio de 1859, en la que se enfrentaron el ejército austriaco y las tropas de Napoleón III.

El ginebrés vio como en el campo de batallan caían los combatientes y gemían por los dolores y la falta de víveres. De esa observación, Dunant aseveró que eran necesarias unas sociedades de socorro que pudieran paliar el sufrimiento en los lugares de conflicto.

En 1863, el ‘Comité de los cinco’ fundaron el Comité Internacional de la Cruz Roja que aparece contemplada en el Derecho Internacional. Pero, quizá si Dunant levantara cabeza ahora y viajara hacia Estados fallidos, o fuera a Siria (por poner un ejemplo que aparece constantemente en los medios de comunicación) se quedaría perplejo al ver que se continúa vulnerando el Derecho a la Ayuda Humanitaria porque existe una paradoja entre el Estado-Nación como agente soberano y “la intervención” de la Comunidad Internacional en pro de los los derechos de los habitantes que dejan de ser protegidos por su propio Estado.

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