Noticias de Cantabria
15-12-2009 09:00

Con los toros, con Cataluña

No soy aficionado a los toros pero sí a la libertad. Porque no vaya a la plaza no deja de irritarme que algunos quieran prohibirme la entrada. No soy habitual de los toros de plaza, pero reconozco que en las dos únicas corridas a las que he asistido en mi vida he descubierto componentes artísticos que desconocía.

El público asistente, por cierto, además de ilustrado, me pareció  mucho más pacífico que el que en los mítines de ERC grita “morí el Borbó” –muerte al Borbón- y, a demás, el toro tiene más posibilidades de ser indultado y salir con vida, que el monarca español de los juegos navideños “del ahorcado” que las juventudes separatistas han puesto en marcha.

Es llamativo que en la renuncia histórica que se piensa perpetrar en el parlamento catalán no haya pesado la afición taurina de Lluís Companys que dirigió ERC y presidió la Generalitat.

El toreo es una tradición catalana de más de cinco siglos y Barcelona, que llegó a tener tres plazas, ocupa lugar preferente en la fiesta nacional.

Quienes quieren imponernos por ley sus gustos, no están preocupados por la vida de una raza de toros, que se extinguiría sin la fiesta, sino por suprimir vínculos con el resto de España.

Los toros de Osborne no hacían ningún daño, pero había que destruirlos, las corridas no son obligatorias pero hay que prohibirlas.

El separatismo catalán, tras el bochorno del referendo, en el que solo votó el 27%, a pesar de que se celebraba entre 15% del censo más nacionalista de Cataluña, asume la votación del viernes como una revancha.

Se equivocan, es ir contra su historia, contra su libertad. Lo encubren con la protección de los animales, pero si nosotros lo fuéramos elegiríamos la vida del toro bravo antes que la del conejo enjaulado o la de la vaca estabulada.

Si su preocupación real es por la calidad de vida de los animales, en el orden de prohibiciones debieran observar previamente lo que comen, y con qué visten, y dejar tranquila a gente que para hacer uso  de su libertad tendrá que viajar a otras autonomías o incluso a Francia.

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