Comillas: punto y seguido

Voy a hablarle de Comillas, o mejor dicho, de la Fundación Comillas, que es así como acabó denominándose “el gran proyecto del siglo”, “la universidad del castellano”, el “Campus Comillas” o “el sueño de una noche de verano” del Presidente Revilla (nada que ver con la obra de William Shakespeare escrita en 1595).

Salvar de la decadencia y la ruina los emblemáticos edificios de Martolle, Domenech y Montaner era una loable labor que cualquier gobierno debería haber abordado en su momento y que los ciudadanos demandaban. Tanto por el valor artístico, que es mucho, como por el sentimental y formativo.

Les contaré  un pequeño secreto. De regreso en octubre de 2003 de Donaueschingen (Alemania) coincidí en una tertulia radiofónica con nuestro Presidente Revilla en donde reveló su idea de hacer un gran proyecto educativo en un sitio emblemático. Como acababa de visitar un antiguo monasterio alemán reconvertido en centro internacional de estudios, ante la sorpresa del moderador, avancé la posibilidad de que dicho gran proyecto del siglo estuviera relacionado con la Universidad de Comillas y su posible reconversión en centro de estudios (Ya lo había intentado años antes Federico Mayor y la UNESCO). La COPE dispone de las grabaciones para quien quiera verificarlo.

Aunque la idea me parecía buena, había muchos interrogantes sin despejar. ¿Coste económico? ¿Autorización del Consejo de Universidades del Ministerio de Educación para la creación de una nueva Universidad? ¿Tipo de titulaciones universitarias a expedir? ¿Dirección académica y planes de estudio?

Poco tiempo más tarde, Revilla anunciaba a bombo y platillo la creación de la “Universidad del Castellano” y más tarde del “Campus Comillas” en la antigua universidad de los jesuitas y cuyo fin era “llenar de chinos la villa de los arzobispos” hablando español. Claro que a los jesuitas nadie les engaña como a un chino y rápidamente interpusieron una demanda para retirar la palabra “Campus” del invento, para no llamar a confusión con sus sedes universitarias en Madrid y Salamanca. Alguien le recordó a Revilla el artículo 149 de la Constitución, y la denominación de “Universidad” pasó a mejor vida. Errores de principiante, que dirían los admiradores del de Polaciones.

Sin posibilidad de expedir títulos, ni denominarse Universidad, ni siquiera Campus, no quedó otro remedio que acudir a la figura de las Fundaciones para seguir adelante con el proyecto. La denominación de “proyecto del siglo” empezaba a cobrar sentido en relación con las vicisitudes y aplazamientos que poco a poco iban surgiendo.

Como proyecto educativo de excelencia su puesta en marcha se encargó a ... la Consejería de Economía y a Vicepresidencia (Angel Agudo y Lola Gorostiaga). Todo ello pese a existir en la Consejería de Educación una Dirección General de Universidades y un Departamento de Filología en la Universidad de Cantabria. El reparto de los cromos se hizo de la siguiente manera: Lola Gorostiaga, Presidenta de la Fundación Comillas y Angel Agudo delegó en su amigo Iganacio del Bosque, Catedrático de Investigación de Mercados, para poner en marcha la creación de una imagen de marca, de la que todos hablen y sepan muy poco.

Nace así  una gran campaña publicitaria, siempre con la figura de Revilla como atractivo, realizada a base de punto y coma. Más coma, en buenos restaurantes, que punto. Se invita, con todos los gastos pagados (la Visa Oro echa humo), a gentes de todo el mundo a hacerse la foto en Comillas y de este modo llenar portadas de periódicos y noticias en las televisiones locales. Como hay que dar un pequeño tinte didáctico, se contrata directamente a Francisco Moreno, de la Universidad de Alcalá, como director académico y se rellenan huecos en la estructura organizativa mediante una selección a cargo de una ETT de la Calle Castilla, de la que hablaremos en su momento. Finalmente, Moreno, buen profesor y buena persona, acaba desilusionado, cesa y es sustituido por Agustín Vera, de la UNED.

Fotos, fotos y más fotos, comidas, comidas y más comidas, viajes, viajes y más viajes... en resumen “humo y más humo”.

Aunque, personalmente, ya lo venía repitiendo en varias tertulias, haciendo amigos entre los simpatizantes del PRC, agradezco que el nuevo director de la Fundación Comillas, Ignacio Gavira (que ni es de Cantabria, ni del PRC) haya llegado a la misma conclusión que el abajo firmante, para sonrojo de Ignacio del Bosque y de los palmeros socialistas y regionalistas: “Hasta ahora en gran medida se ha vendido humo” (Diario Montañés, 24/7/2009, página 5).

Como el artículo se hace largo, dejo para otra ocasión la historia de los acuerdos con la UIMP, la UNED y la U. de Cantabria para poder expedir titulaciones válidas oficialmente, la variopinta composición de los “Patronos” de la Fundación, la aparición del colegio privado “Colegios del Mundo”...

Y es que de este tema hay para hablar punto y aparte o punto y seguido.