Noticias de Cantabria
19-11-2017 09:15

A causa de una república simbólica

Una de las maravillas de la imaginación de los políticos catalanes ha sido lanzar al mundo una República Independiente Simbólica, y más admirable aún es, que un Tribunal Supremo crea suficiente para no meterles en la cárcel, el confesar temblando ante el estrado, que lo que han proclamado es un República imaginativa, después del daño causado con el intento de destruir el Estado.

Una de las maravillas de la imaginación de los políticos catalanes ha sido lanzar al mundo una República Independiente Simbólica, y más admirable aún es, que un Tribunal Supremo crea suficiente para no meterles en la cárcel, el confesar temblando ante el estrado, que lo que han proclamado es un República imaginativa, después del daño causado con el intento de destruir el Estado. El perjuicio social y económico ha sido grande en Cataluña y en España. Es muy evidente, que no se trata de una pérdida simbólica, para que se pueda dejar de tomar medidas inmediatas. Han vuelto a su casa, como si no hubieran roto un plato, y han corrido a ocupar un puesto en las listas de las próximas elecciones, sin corregir un ápice los soflamas para desestabilizar la sociedad.

Después de la soberbia con que actuó la Cámara catalana, aquél día de la proclamación de la República Independiente catalana, aun negando la palabra a los partidos de la oposición, y saltándose todas las leyes nacionales y las de la misma Autonomía, para proclamar, por algún atajo, aquella declaración de independencia, que todos pudimos ver por televisión. Cómo se cuidaron muy bien de no decir que era una República Simbólica.

Declaración de independencia hecha en aquel momento con plena voluntad y libertad. A la que dieron vía libre con todo descaro, y a la que se votó con voto secreto y se aprobó, pese a las advertencias de sus letrados. Resulta ahora, que todo aquello era una farsa, una comedia, pues aquel acto ante el Tribunal Supremo era una Independencia simbólica y declarativa, es decir, una pantomima, una Ínsula Barataria.

Desde la existencia del Derecho no había habido una declaración de independencia simbólica, con tanto aparato y solemnidad, salvo en alguna comedia bufa. Por lo visto, lo que ha sucedido en el Parlamento catalán, ha sido fruto de una nueva legislación que se han inventado estos partidos independentistas para reírse de los ciudadanos. Por qué no dicen estos parlamentarios que quisieron emular a nuestros clásicos comediógrafos, que si hubieran conocido esto hubieran podido hacer una obra digna de éxito. Es una cosa tan absurda que a pesar de la gran imaginación que lucieron aquellos autores, no se les llegó a ocurrir una República Simbólica.

Es verdad que, después de unos años de depresión, la población española andaba triste y preocupada por el futuro, que todavía está difícil de vislumbrarse. En esos momentos unos ideólogos catalanes, políticos  a la violeta, tocados por un virus nacionalista, y embobados en unos sueños de loca magnificencia, con ideas fijas y extravagantes, obsesos por auras de grandeza y embebidos de su mismidad, se lanzaron a una aventura fuera de toda realidad. Y aunque era difícil una ensoñación tal, cuando bajaba la inversión, huían los bancos y las empresas, y ante la previsión de una catástrofe situaban sus sedes en otros territorios españoles, cuando aumentaba el paro de los trabajadores, y la Unión Europa asustada advertía de la sima hacia la que se dirigían, ellos seguían, sin avisar que se trataba de una República simbólica e imaginativa.

Pero cuando ya estaban cayendo en el abismo y el Gobierno español tomaba medidas, no han sabido guardar su postura: unos han huido, y otros se les ha visto mentir y buscar cualquier subterfugio para evitar la cárcel por el delito cometido sin ningún complejo. Su actitud de achantarse y buscar cualquier escapatoria no ha encontrado entre los suyos una acusación, ni rechazo. Admira qué tipo de seguidores tienen, que no les importa falsear los hechos y escaparse en los momentos de dificultad o contradicción.

Ante una defección así no se han retirado, sino que rechazando toda la legislación española, están dispuestos a actuar con esta normativa presentándose a las nuevas elecciones, como si no hubiera pasado nada. Están dispuestos con la ley española, a la que han negado validez, llegar de nuevo a alcanzar el poder. ¿Para qué? Nada menos que para llevar hasta el fin la conquista de la República independiente. ¿También será simbólica y declarativa?

Y ¿cómo ante esta perspectiva el Gobierno no utiliza los medios que tiene para inhabilitar, al objeto de impedir que continúe nuevamente la farsa? Ante unos grupos que viven en un estado de éxtasis, perdido el sentido de la realidad, pero causando toda clase de problemas, y dirigiendo la sociedad a la ruina. La paradoja para los separatistas es que han marchado de victoria en victoria hasta que han llegado la realidad con la primera derrota. Derrota que no es imaginaria, como las que se han creado acusando a los demás de sus deficiencias.

Ante esta primera derrota no es extraño que anden desorientados y descolocados y se refugien en la fantasía para explicar su actitud a los seguidores. Y podrían continuar con su utopía, si las fuerzas políticas españolas vuelen a darles cauces para seguir con su juego. Si vuelven a tomar a la Cataluña nacionalista por la Cataluña real, si reinciden en ignorar a la Cataluña real, no nacionalista, que ha salido del silencio, volveremos a caer en el desastre.

 

Después de esta sinrazón hay que revisar las competencias de las Autonomías.

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