Noticias de Cantabria
Opinión 28-12-2018 17:00

VOX frente a lo políticamente correcto

Se ha acogido con gran alegría por los españoles, que luchan por una vida digna, el resultado de las elecciones de la Autonomía andaluza, porque abre la posibilidad de una renovación para Andalucía, y lo que puede ser más importante, para la regeneración la política española.

 

A la política de izquierdas, que había conducido a esta rica región a ser prototipo de atraso, desempleo y corrupción, era necesario darle un giro total. El ingenio y la capacidad de este pueblo, tan reconocidos, había ido quedando a la zaga con un retraso educativo, que cuando se señaló el hecho por una exministra, se tomó por un insulto. La sanidad, por otro lado, con una limitación de medios por falta de inversiones, que se destinaron a unos ERES, con desfalco de muchos millones de euros, en cuyo juicio se va a conocer la mayor corrupción que ha existido en política, está a punto de empezar, y en el que dos presidentes están implicados.

Este golpe debería ser la ocasión para que los partidos de izquierda vuelvan a la realidad de lo que es la sociedad española, y se dejen de progresismos que marchan por caminos de deshumanización. Partidos que nos han trazado una sociedad políticamente correcta, pero contraria a la naturaleza y, en consecuencia, fuera del sentir de la mayoría de los españoles. Al español se le hace vivir disociado en su mente, porque se ha creado la idea de que si no entra por el progresismo es un desechado de la convivencia social.

De este modo, por el programa político actual, se había creado un pueblo español callado, retirado y viviendo en el olvido, sin encontrar un partido que le represente. No ha perdido sus raíces ideológicas, pero vive con mala conciencia, porque no puede responder a las nuevas ideas políticas que lee en los periódicos y oye en los mítines de los políticos. Se siente sistemáticamente desplazado del mundo que se autocalifica de culto; desorientado por toda la prensa que está vendida a la política de izquierdas; los católicos que son mayoría se sienten arrinconados y con vergüenza de manifestarse; los hombres callan ante acusaciones de machistas, y aún criminales por el presidente de la Autonomía extremeña; los empresarios tachados de explotadores y destructores de medio ambiente; las mujeres, que no sean del movimiento feminista, reprochadas de retrógradas y fomentadoras del machismo; cualquier ciudadano que no comulga con sus desafueros acusado de xenófobo; los padres privados de la patria potestad para corregir a sus hijos; los ancianos acusados de ser una carga para la sociedad; las asociaciones que defienden la vida tildadas de fomentar el odio. A estas muestras de atropello podrías añadir otra serie de reprobaciones de la corrección política. Con todo ello se había formado una gran masa de desechados, que no podían mostrar su oposición porque no había un partido en el que confiar, y eran pisoteados por los que dictan la política.

En este ambiente social ha surgido VOX, un partido imposible de clasificar dentro del concepto de partido que está funcionando en la política moderna. Difícil de calificar porque es algo muy alejado de los partidos existentes, y que tampoco responde a las nuevas formaciones de derechas que están surgiendo en los distintos países, pues se basa en el conocimiento de la

realidad social de la mayoría de la población española, y muy lejos de los dictados panfletarios con que lucen y triunfan los partidos de izquierdas.

VOX no se ha colocado como una oposición a las demás ideologías de los partidos, marcando una dicotomía maniquea frente a las tendencias del mal, como se había propuesto no ha mucho algún partido, como Podemos, considerando que con ellos empezaba la historia del mundo, sino lo que ha hecho es entrar en la mentalidad de la sociedad mayoritaria, y responder a su forma de pensar y de sentir.

Su programa se ha dirigido a despertar un nacionalismo, el español, que está en la conciencia de la mayoría de los ciudadanos, y que se veía secuestrado en su propia nación. Nacionalismo, que siempre ha existido, y del que han renunciado la mayoría de los partidos existentes, y que siguen empeñados en confundir al pueblo.

Su nota distintiva es ser conservador, por lo que defiende la familia ante el brutal ataque que se hace contra ella; acepta lo tradicional frente a la aventura de absurdas leyes; asume la realidad de la sociedad contra extrañas posibilidades; se ha limitado a su medio ambiente dejándose de sueños imposibles de programas europeos que nos traen un feminismo brutal, el aborto, la eutanasia etc.; prefiere aquello que puede alcanzar por él, a una perfección soñada; y aboga por la felicidad de su casa frente a toda promesa de una sociedad de un bienestar utópico. No hay duda, que está dentro del conservadurismo en esta época de tanto sueño de un mundo feliz, se inclina a evitar todo aventurismo sin restricciones tan querido por otros partidos. En una palabra, es un partido que ha bajado a la realidad existente en la sociedad española.

Y parece que el pueblo lo ha comprendido y lo ha votado. Obsérvese lo sucedido en Andalucía, y lo que las encuestan auguran: que puede tener al menos una respuesta igual por toda España, si no es mayor en las futuras elecciones.

Si buscamos un rasgo diferencial, que va inherente a los conservadores españoles, es que responde a una democracia cristiana que fue arrinconada en el Partido Popular, pues guarda un estrecho vínculo con los principios de la moral civil católica. Movimiento que fue desechado después de la transición, con la aprobación del cardenal Enrique y Tarancón, para que no fuera motivo de relacionarla con la época franquista. VOX, olvidando esta lucha que se dio en otro tiempo, quiere responder a la raíz del pensamiento tradicional español, y lo que ha asumido, es ese valor de la tradición. Por tanto, la virtud de VOX es que responde al sentir castizo de lo español.

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