Un paro juvenil tan escandaloso como la pasividad para afrontarlo, por Javier Puente
La situación, antes de la pandemia, ya era crítica para los jóvenes. Ahora se ha agravado aún más, pero solo ha confirmado la lamentable tendencia de los últimos años
No sé qué me duele más, si el hecho de que la mayoría de los jóvenes no encuentren empleo en Cantabria o el hecho de que nadie se inmute por ello. Hablamos de un índice del 57,6% de paro juvenil, que supera con creces la media nacional del 41%. Casi tres de cada cinco jóvenes sin trabajo. Es como tener una herida abierta, grave, y que no te duela. Porque si no se aprecian los síntomas, no se toman las medidas para curarlo.
Son tantos años de Gobierno Revilla que las ocurrencias de tertulia, los faros de colores y el populismo campechano parecen haber anestesiado a toda una sociedad. Llega un momento en que parece normal que no haya oportunidades para los jóvenes, que no haya facilidad para crear una empresa y que cuando acaba la Universidad por ejemplo la única opción pase por superar el puerto del Escudo o comprar un billete en Parayas.
La biografía de nuestros hijos parece escrita de antemano. Estudian, crecen y se van fuera de Cantabria o se quedan en casa, viviendo de chapuzas y trabajos temporales. No hay más opciones y parece como si el destino fuera inevitable, porque ni hay proyecto ni se trabaja en ello. Para Revilla la prioridad son las fotos dando la salida a la última carrera en la playa o coloreando un faro.
Creo que es el momento de levantar la voz ante este escándalo mayúsculo. Y el coronavirus no puede servir de excusa al presidente que nos ha tocado. Porque la realidad es que el problema viene de lejos. La situación, antes de la pandemia, ya era crítica para los jóvenes. Ahora se ha agravado aún más, pero solo ha confirmado la lamentable tendencia de los últimos años.
¿Se imaginan las manifestaciones y las protestas si un Gobierno de Cantabria del PP presentara un paro juvenil del 57,6%? Hay que reconocer la genialidad de la izquierda para agitar pancartas y protestas cuando no gobiernan o para acallarlas ante este drama cuando ellos son los responsables. ¿Dónde están escondidos los sindicatos ante este drama?
Tanto a nivel nacional, como en Cantabria, se han tomado medidas de emergencia ante el coronavirus. Al margen de que sean acertadas o no, al menos hay una percepción del problema y una actuación. El problema es que el paro juvenil es una emergencia ante la que el Gobierno Regional no ofrece respuestas. Ni hay proyecto, ni se le espera. No hay un equipo de emergencia para abordar este problema, de verdad, con proyectos concretos.
Es hora de alentar, de promover y de acompañar a los jóvenes en el emprendimiento. Hace unos días he presentado con algunos compañeros del Senado una serie de medidas para el apoyo e incentivo del empleo en los jóvenes. Hacen falta líneas de financiación para jóvenes emprendedores, fomentar el retorno del talento joven, o la elaboración de planes urgentes de reactivación del empleo juvenil.
Que el Gobierno regional siga funcionando como si esta situación fuera normal es un escándalo. Que no haya un plan de choque ante esta lacra es un escándalo. Que hayan conseguido anestesiar, con generosas subvenciones, a las entidades que deberían denunciarlo es otro escándalo.
Soy padre de tres hijos. Vivo en Cantabria y estoy convencido de que tenemos las herramientas para cambiar esta situación. Me niego a pensar que no hay solución y me niego a culpar solo a Madrid de esta lacra. Hago mías las reclamaciones de numerosos emprendedores de esta tierra y de la mayoría de los jóvenes y exijo que las autoridades regionales, por una vez, se tomen en serio esta emergencia social.
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Comentarios(1):
Sr. Revilla, menos paseo por todas las televisiones del país, y más soluciones, a los problemas de la Autonomía de Cantabria.