Noticias de Cantabria
Opinión 05-05-2020 08:00

Un gobierno de demagogos, por Juan Goti Ordeñana

 

Ante el terrible patetismo de la situación actual, tenemos que considerar la necesidad de una información veraz para toda la sociedad, y no el deslizamiento por el terraplén de la demagogia con una enorme fraseología huera y confusa, al objeto de ocultad la realidad y soslayar la responsabilidad que tiene el Gobierno, especialmente en la presente situación de la plaga del coronavirus.

 

Cuando han sucedido tantos hechos, con los que ha llegado la actual pandemia, se requiere la valentía de enfrentarse a las circunstancias y exponer la realidad, para que la población tome conciencia del estado en el que se encuentra, y no tratar de amedrentarla. En los momentos en que hoy vive la población, en situación de pánico, han conseguido encerrarla en casa calladamente y que no haya manifestaciones en contra, ante la sin razón de cómo se ha llevado la marcha de este flagelo. Sobre todo, en un contexto en el que no se atisba cuándo puede llegar el fin de este confinamiento en casa es preciso una información adecuada a las circunstancias.

 

La primera condición para superar la presente situación de pandemia, es hacerse cargo de la gravedad del escenario que se ha creado hasta el presente, en especial, por el retraso en hacer caso de los avisos que se recibieron de la grave amenaza de la enfermedad. Advertencias a las que no se hicieron caso por la exhibición de ciertas personas en una manifestación, con lo que se facilitó el medio propicio para la expansión del coronavirus. En realidad, es muy difícil salvar el estado de pánico, que ha causado esta pandemia, cuando se ha caído bajo el poder de unos demagogos, que son los grandes estranguladores de los momentos claves. Pues como ha ocurrido en toda la historia, los momentos más bajos de los pueblos han sucedido cuando triunfaron los demagogos.

 

Nuestro presidente, cuando estaba en la oposición, clamaba por la transparencia del Gobierno, aun en situaciones muy simples que no requerían mayor explicación, pero llegado al poder ha creado a su alrededor tal círculo de opacidad, que no se ha conocido en ningún Gobierno anterior, ni se concibe que se pueda dar mayor. Y no es porque no salga con frecuencia a orar en público, pues ciertamente todos los días hay manifestaciones de algún miembro del Gobierno. Mas la transparencia no es hablar mucho, sino explicar los hechos como son, y no hacer un ejercicio de demagogia, expresamente estudiado, para buscar una justificación y el autobombo, al tiempo que acusa a la oposición de los males de la nación. En esas peroratas cualquier observador puede advertir, que se expone lo que no tiene importancia, se oculta la verdad, se recurre al sentimentalismo y se excita el miedo en la población, cuando expresamente se soslaya lo esencial de los hechos, y además se miente.

 

El enorme patetismo de esta situación pandémica, queramos o no, está condicionando la vida de toda la sociedad, y comprometiendo severamente la política del Gobierno y la economía de la Nación, por tanto, se debe dar una adecuada aclaración de las actuaciones que ha realizado el poder para poner coto al desarrollo de este mal. Mas lo que se ha hecho público, no ha sido por una explicación del Gobierno, sino por un diligente periodismo que ha descubierto los desaciertos delictivos en la tramitación sanitaria de compra de material inservible, con lo que se han puesto en peligro los equipos sanitarios y derrochado dinero público. Todo ello se ha tratado de ocultar. Trabajo de investigación, que según manifiestan algunas autoridades, es objeto de censura, sólo porque supone una crítica de la acción del Gobierno.

 

En esta situación, con ser importante, empalidece y se degrada hasta parecer un ejercicio de simple retórica, cada vez que un miembro del Gobierno se pone a dar una explicación del entorno de la pandemia. La reflexión sobre este momento nos lleva a pensar un poco en la historia, y encontramos que los pueblos han alcanzado a su nivel más bajo, cuando se han puesto en manos de los demagogos.

 

Si reparamos en todas las soflamas de los nuestros políticos, dejando de lado las contradicciones de unos y otros, hay que reconoce que se trata de ejercicios de demagogia, que nos están conduciendo a un desastre social. Como define Ortega y Gasset: «La demagogia esencial del demagogo está dentro de su mente y radica en su irresponsabilidad ante las ideas mismas que maneja y que él no ha creado, sino recibido de los verdaderos creadores». Reflexionando sobre esta definición de la demagogia, se advierte con facilidad que responde a la ideología y a la carrera de nuestro presidente del Gobierno: su forma de actuar es algo innato en él, tiene una mente oculta y nunca se sabe lo que piensa, de aquí las contradicciones de cuando no era presidente a cuando está ocupando este puesto; carece de ideas propias, así la tesis doctoral se la hicieron o la copió; no ha presentado ninguna idea de la gobernación del país, por lo que necesita de la acción de cientos de asesores que le proporcionen material, y le promuevan una publicidad para disimular su personalidad incompetente; muestra, además, una irresponsabilidad ante las ideas que maneja, de modo que no distingue lo que es mentira. Por tanto, es claro que Pedro Sánchez presenta una degradación intelectual que, como fenómeno depravador del Gobierno, aparece con gran amplitud en estos momentos.

 

La demagogia es una forma de degeneración intelectual, y, por si fuera poco, el haber asociado a su gobernación una ultraizquierda, que no le queda a la zaga en demagogia, y consciente que por este método puede dominar la situación y conducir al presidente por los cauces de sus intereses. En realidad, ha asociado una colaboración dirigida a destruir la sociedad actual, para crear otra de orientación totalitaria.

 

En la vida del Estado tiene gran importancia la política, donde el ciudadano participa sólo con su voto en la gobernación de la polis, pero no tiene menos importancia la ética, por la que las personas requieren la responsabilidad del Gobierno por sus actuaciones. Desde este punto de vista tiene gran interés exigir la responsabilidad de sus actos a sus gobernantes. Mas de unos demagogos que no saben distinguir la verdad de la mentira, ¿qué se puede esperar y a donde nos pueden conducir? Por la forma de dictar las leyes en estos momentos, se puede hacer una idea de la dictadura que este Gobierno trata de imponer.

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