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Opinión 18-07-2020 07:00

Teodosio Herrera, un sacerdote aviador, por Pedro Arce Díez

Con una vida intensa de cerca de un siglo, tuvo una actividad frenética, tanto en tierra, como sacerdote, como en el aire, pues era piloto de aviación.

 

    Teodosio Herrera Fuente (Santa Cruz de Bezana, 1911-Torrelavega, 2006) fue un joven inquieto y profundamente religioso, llegando a ser presidente de la Acción Católica de su pueblo natal y al desatarse la Guerra Civil Española fue movilizado, distinguiéndose por méritos de guerra hasta el punto de ser propuesto para la Laureada de San Fernando.

 

 

 

    Al concluir las hostilidades fue licenciado con el grado de Teniente, e ingresó en el Seminario de Monte Corbán y, más tarde, en la Universidad Pontificia de Comillas, ordenándose sacerdote, de vocación tardía, en el año 1947, con 38 años de edad y su único destino fue Torrelavega a donde fue enviado por el Obispo Eguino y Trecu para auxiliar al entonces único párroco de la ciudad, don Emilio Revuelta; a la muerte de éste en 1954, le sucedió en la parroquia de la Asunción, en La Inmobiliaria, y se quedó definitivamente en Torrelavega hasta su fallecimiento.

 

 
 
 
Don Teodosio pilotando su avioneta y acompañado por Paco Vidal, cuando en 1963 realizó la Vuelta España en avioneta; a la derecha, un recorte de prensa de la época, como demostración de la repercusión mediática que tuvo en su momento

   

 

 

 

    Y mientras se dedicaba de lleno a sus labores pastorales en la ciudad del Besaya, se preparaba para obtener su título de piloto y seguro que en su infancia no le pasó inadvertido el aterrizaje y despegue de aquellos primeros aparatos en el aeródromo de La Albericia; es más, ya en contacto con la iglesia de Peñacastillo, quizás tuvo ocasión de participar en alguna celebración de la Virgen de Loreto. Contaba un sacerdote de la Iglesia de la Virgen Grande una anécdota: decía que en los comienzos de la construcción de la iglesia y ante los problemas técnicos y financieros de la misma, le entraban fuertes dolores de cabeza, por lo que visitó al médico, quién le dijo “que tomará los aires” y así entendió que qué mejor forma de volar por los aires. ¡Aquí dejo la anécdota! Llegó incluso a participar en una vuelta aérea a España, dónde sorprendió la presencia de un sacerdote, con sotana y tejuelo y no era el Capellán. No. Era uno de los participantes.

 

    Parece que el origen de esta iniciativa estuvo en su intención de ir a Misiones, muy habitual en aquel tiempo, y consideraba que compartir el mismo idioma le facilitaría las cosas. Para ello se aprestó a titularse como piloto de aviación civil para facilitarle sus desplazamientos por la selva.

 

Don Teodosio nunca perdió su relación con el mundo aéreo; en este recorte de prensa (ALERTA, 24 agosto 1980), aparece bendiciendo una avioneta, la Cesna 152-2, que fue bautizada como “Elena Mirta” y cuya madrina fue Elena Mirta Dain de Slinin. Abajo, una noticia sobre el Aero Club de Santander

 

 

     No sólo se hizo piloto; tampoco arquitecto ni aparejador, pero sí promotor de obras civiles y religiosas que han dejado huella en la región: él mismo recorría los andamios, con la sotana `arremangada`, vigilando los trabajos. Construyó en Torrelavega un edificio para Acción Católica (1952), la parroquia de San José Obrero, el Santuario de la Virgen Grande (1958-1966), hizo el barrio Emilio Revuelta para trabajadores inmigrantes (1960), por su propia y iniciativa (y con sus propios medios económicos) construyó las iglesias parroquiales del barrio Covadonga y Campuzano, dirigió las obras de construcción del seminario de Argomilla de Cayón, terminó las obras del nuevo Asilo Hospital y construyó la segunda fase, creó la residencia para sacerdotes mayores Santa Marta, el centro de Educación Especial Fernando Arce (pionero en la región), la guardería Victoria Gómez de Arce...

 

     En 1970 fue nombrado párroco de la nueva iglesia de la Virgen Grande, dónde contó con la ayuda de beneméritos sacerdotes de los que cabe mencionar a Amable Pelayo Ortiz, a José López Hoyos o a José Luis Casta Cacho, entre otros muy conocidos y estimados en la ciudad de Torrelavega.

 

      Además de hacerse piloto, con las excelentes enseñanzas del instructor de vuelo, Francisco Vidal Alonso, y dar la Vuelta a España en 1963, se cuentan de él numerosas anécdotas, como aquella vez que volaba de San Sebastián a Santander y se quedó sin gasolina y tuvo que tomar tierra en un prado junto a la carretera en las inmediaciones de Castro Urdiales.

 

     En el verano de 1980 se bendice, por parte del párroco de Torrelavega y piloto, Don Teodosio Herrera Fuente, de una avioneta Cesna 152-2, regalo del Sr. Slínin, siendo su esposa la madrina de la ceremonia y quién había sido alumna del curso de pilotos. A este acto, asistieron, entre otros, el entonces coronel, Alejandro García González, que era a la sazón director de la Academia General del Aire.

 

      Slínin fue Presidente del Real Aero Club de Santander durante un tiempo, aunque su presidencia fue efímera; esta fue la época en que el Aero Club deja la sede que tenía en los bajos del Hotel Bahía, a cambio de una compensación de doce millones de pesetas que fueron utilizados para una nueva sede en la calle Marqués de la Hermida, 44, utilizando un bajo.

 

      Don Teodosio fue depositario de pequeñas herencias, donativos y grandes fortunas que fieles, admiradores de su obra, pusieron en sus manos para que pudiera multiplicar su obra social y religiosa. Su última iniciativa no pudo verla terminada: la iglesia parroquial de Mies de Vega que se quedó con la pena de no haber hecho aún algo que le llenaba de ilusión, y una residencia para niños y jóvenes inválidos, discapacitados profundos o severos, que ya está en marcha. Cuando fue homenajeado por la región, en 2001, Monseñor José Vilaplana concluyó la sesión con estas palabras:

 

 
Teodosio Herrera pudo contemplar varias de sus obras más conocidas de Torrelavega, como fueron la Iglesia de la Virgen Grande, la Fundación Asilo, la Iglesia de Mies de Vega, hoy incomprensiblemente cerrada,…

 

«Don Teodosio Herrera es un hombre de unas cualidades excepcionales al que Dios ha dotado de inteligencia, tesón y gran amor a los hermanos».

 

Teodosio Herrera Fuente fue una persona inquieta y tuvo una vida plena; sus últimos años de vida los pasó en la Casa Sacerdotal que él había fundado, en el que recibió un homenaje que se le tributó en su “Asilo”, con la presencia del Presidente del entonces Gobierno de Cantabria, José Joaquín Martínez Sieso y el Obispo de la Diócesis, José Vilaplana Blasco.

 

      Durante largo años fue miembro del Colegio de Consultores de la Diócesis de Santander, así como de la Hermandad Sacerdotal Española, y mantuvo personal amistad con Marcelo González Martín, cardenal arzobispo de Toledo, con José Guerra Campos, obispo de Cuenca, y con otras relevantes personalidades de la jerarquía católica en España y Pablo VI le designó en 1968 monseñor y Prelado Doméstico de Su Santidad. Como premio a sus trabajos y desvelos recibió numerosos reconocimientos entre los que merece la pena resaltar el de Hijo Adoptivo de Torrelavega (1967), Hijo Predilecto de Cantabria (1993), Magister Sénior de la Universidad Nacional para la Tercera Edad (1995), Hermano Mayor de la Cofradía de la Virgen Grande (1993) y Medalla de Plata al Mérito en el Trabajo (2002); también ha sido distinguido con la Medalla de Oro de Torrelavega (1968), la Medalla de Oro de la Fundación Asilo de Torrelavega (1998); y fue homenajeado en 1997 por el Comité Ejecutivo del III Congreso Nacional de Mayores en Madrid. En 1986, puso sus cargos a disposición del obispo de Santander, Juan Antonio del Val Gallo. Por último, señalar que está en posesión de tres Cruces Rojas del Mérito Militar, de la Cruz de Guerra, de la Medalla de Campaña, de dos Medallas Militares Colectivas, dos Cruces de Sufrimiento por la Patria y fue Caballero de la Orden Imperial del Yugo y las Flechas.

 

      Fue una persona querida y apreciada en toda Cantabria, especialmente en Torrelavega, tal como se manifestó en la multitudinaria asistencia a sus exequias, en las cuales se dio lectura a un encomiástico mensaje del entonces arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro Sierra; Torrelavega testimonió con largueza el aprecio y admiración de los que fueran sus feligreses y de todos los torrelaveguenses. Sus restos reposan en Torrelavega, en un nicho practicado en el muro del Evangelio de la ya mencionada Iglesia de la Virgen Grande.

 

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Comentarios(3):

CMM - 18-07-2020

Gran e inconmensurable artículo don Pedro. Es un honor para Cantabria Liberal tenerte como comunicador en nuestra plataforma digital. Este artículo es mucho más que magnífico porque en todos los que escribes de una o de otra manera hablas de nuestra CANTABRIA. Esa CANTABRIA que se está perdíendo haciendo políticas ombliguistas, políticas contra los ciudadanos contra nuestros pueblos. Contra nuestros signos de identidad Es una pena que no te nombren cronista oficial mayor de CANTABRIA pero mejor no porque así rezumas libertad de pensamiento y haces lo que te da la realísima gana. Un abrazo

Paco - 18-07-2020

Gran artículo. Preciosa historia de un ilustre cántabro.

PAD - 18-07-2020

Cuando yo era niño e iba andando a la escuela unitaria de Oruña de Piélagos, siempre que pasaba Don Teodosio en su seiscientos, nos llevaba a todos cuantos cabíamos en su utilitario; una vez llegó a meter a 11 niños. ¡Nunca lo olvidaré!