Tabuenca! Por Pedro Arce
Hacía tiempo que no visitaba Tabuenca de Arriba, un delicioso pueblecito recostado en la ladera de uno de los valles más bucólicos de Cantabria; la última vez fui con unos amigos al restaurante El Granizo, que hacía poco que le había abierto un cocinero hispano-francés, Jean Gabriel Minouflet,
Hacía tiempo que no visitaba Tabuenca de Arriba, un delicioso pueblecito recostado en la ladera de uno de los valles más bucólicos de Cantabria; la última vez fui con unos amigos al restaurante El Granizo, que hacía poco que le había abierto un cocinero hispano-francés, Jean Gabriel Minouflet, quien venía precedido de una formación y trabajo con los mejores cocineros de Francia y España y había decidido asentarse en este lugar para ofrecer una cocina de mercado, proximidad y espontánea y ha triunfado, incluso fuera de las fronteras locales y regionales.
Y esta vez, previa reserva, allí me presenté con unos amigos y nada más llegar a Tabuenca mi sorpresa fue mayúscula, pues muchas cosas han cambiado, quizás impulsadas por las medidas contra la despoblación rural; se han asentado bastantes personas en el lugar, doblando su población, ahora ya casi dos centenares, se han creado dos nuevos restaurantes, varias casas rurales, un centro sociocultural, una tienda de regalos y artesanía, una quesería, etc…
Nada más llegar a la zona de Tabuenca de Abajo, ya me sorprendieron algunas de las infraestructuras que se han creado; un amplio y cuidado aparcamiento que le encontré casi lleno, un área de autocaravanas también ampliamente ocupado y, al lado, un área recreativa junto al río, uno de los más importantes trucheros y salmoneros de Cantabria, donde muchas personas compartían las mesas allí instaladas.
Dejé el vehículo en el aparcamiento y me dediqué a recorrer Tabuenca. No muy lejos, en un frondoso bosque autóctono observé un grupo de construcciones de madera y me picó la curiosidad, acercándome a comprobar qué era; una auténtica ciudad en miniatura con confortables mini viviendas turísticas, que encajaban perfectamente en el entorno natural y que me contó el propietario que había tenido un gran éxito y que pensaba seguir construyendo alguna más.
Enseguida me encontré con la antigua escuela, construida en el Plan Escolar de 1957 que, aunque mantenía su apariencia externa, se ha convertido en un centro socio-cultural, pues ahora alberga un área para que las dos docenas de alumnos que asisten a la concentración escolar de Puente del Valle, puedan estudiar por la tarde, asistir a la ludoteca o a la interesante biblioteca que allí se ha instalado. Además, en este
centro se ha instalado un interesante Museo Etnográfico, que recoge las imágenes del pasado, los objetos de uso habitual en las casas, en las instalaciones ganaderas, etc., con un apoyo audiovisual y virtual que deja a uno extasiado. Una pequeña oficina sirve de centro de actividades lúdicas, entre las que se encuentran paseos y marchas guiadas por la amplia red de rutas y caminos que se han acondicionado, tal como nos dijo Paula, la responsable y guía y que la gente utiliza mucho.
Al lado se encuentra la vieja iglesia parroquial de San Pedro, con un interesante y rústico estilo barroco del siglo XVII, que se encontraba abierta y que la amable guía, Ana María, nos explicó brevemente, dejándonos sorprendidos su portada, sus bóvedas de crucería y el retablo barroco, ya del siglo XVIII, que aún tiene algunas tallas originales. Salimos encantados de la visita.
Seguimos ascendiendo por las empinadas cuestas del lugar y nos acercamos a la Casa del Indiano, un bello edificio, con capilla, que fue erigido por un indiano que había hecho fortuna en Perú en el siglo XVII. Ya le había visitado en anteriores ocasiones, pero esta vez no conseguí reserva y aun así me acerqué y pude enterarme que todo el conjunto museístico se encontraba tal cual le había dejado el último propietario, pero que se había convertido en un foco cultural desde que la Tabuenca Fundation, sostenida por prestigiosas universidades españolas, europeas y americanas, habían creado una visita virtual de enorme interés a la que se puede acceder desde cualquier parte del mundo y que tiene todos sus importantes fondos digitalizados; me enteré, igualmente, que una viviendo próxima se había convertido en una especie de residencia para investigadores que hacían estancias en el lugar, becados por la referida Fundación.
A este propósito, también me informaron que ya se habían instalado cinco casas rurales y que todas ellas tenían un éxito indescriptible y había un proyecto para construir un hotel de 50 habitaciones, con las mismas características constructivas que las viviendas del lugar, es decir, viviendas de dos alturas, muchas de ellas adosadas, con muros cortavientos, generosas balconadas, flores por doquier y una bien cuidada urbanización, lo que le confiere a todo el lugar un aspecto atractivo.
Como ya era la hora acordada con el restaurante El Granizo de nuestro ya conocido Jean Gabriel, nos acercamos al mismo y pude observar muchos cambios en el mismo, y para bien, lo que demuestra que su apuesta fue acertada; como también era un buen repostero y cuidaba mucho el pan, al lado ha abierto una panadería/pastelería que me dijo una vecina, de nombre Regina, que tenía un éxito sorprendente y que venía a la misma gente de todo el valle.
Nos acomodó en una mesa y nos dejamos seducir por sus sugerencias, con un almuerzo de esos que no se suelen olvidar; me volvió a repetir algo que ya me había dicho hace años, la primera vez que fui por allí: “Que él podía hacer un cocido montañés y una buena chuleta con queso picón, pero que eso ya lo ofrecían muchos restaurantes de la zona; él quería ofrecer otra cosa y le había ido muy bien”.
Después de la sobremesa, con los cafés y el consabido Armagnac que nos ofreció, no quise marcharme de tal agradable pueblecito, sin antes visitar una tienda de
regalos que había frente a otro de los restaurantes del lugar, El Concejero, donde se ofrecían objetos de gran interés, especialmente de artesanía de la zona.
…y ya cuando bajábamos camino del aparcamiento, nos encontramos con el alcalde pedáneo, Vicente Gutiérrez, quien lleva muchos años en el cargo y ha visto cómo ha cambiado Tabuenca; nos cuenta que el núcleo rural goza de importantes exenciones fiscales, tiene buenas comunicaciones y ello ha hecho que proliferen los nuevos asentamientos de personas que teletrabajan desde su casa, nuevos establecimientos y actividades nuevas; la capital de municipio, ahora que han sido reducidos por imperativo de la Unión Europea, dejando los 102 de Cantabria en 25 y cuyo proceso impulsado por el presidente Marcano ya se ha iniciado en este y se culminará pronto en toda la región con la nueva presidenta del Gobierno de Cantabria, la cual nos ha visitado recientemente. Nos llegó a decir Vicente que la Administración ha recaudado muchos más impuestos por los negocios que se han establecido que las obras, ayudas y exenciones de impuestos y que ellos están muy contentos con el cambio que ha experimentado el lugar y que es admirable lo contentos que están sus convecinos, lo mismo que él. ¡Ahora, nadie piensa en marcharse!
Y antes de despedirnos, quiso acompañarnos a un edificio que se encuentra en la parte baja de Tabuenca donde un ganadero ha instalado una quesería artesanal, donde elabora un queso que pudimos probar y estaba exquisito; eran como unos quesucos que me recordaban aquellos que había probado hace ya más de medio siglo en la zona de Peñarrubia; y la quesera, su esposa Mercedes, nos dijo que elaboraba unos 50 Kg. de queso al día con leche de vaca, cabra y oveja de su propia ganadería y de la que adquiría a sus vecinos y que todo este queso lo vendía a los tres restaurantes del lugar y en la propia quesería y que, si hiciera el doble de queso, también lo tenía todo vendido.
La tarde ya casi ocultaba el sol por las altas peñas del poniente, en un atardecer fantasmagórico y era momento de regresar… ¡Volveré a Tabuenca!
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Comentarios(5):
Y por que el nombre de Tabuenca?, en Cantabria somos pocos.....
En los pueblos de Cantabria hay que adoptar medidas concretas y no anuncios continuos para contentar al personal
Querido lector FernandoG: no es mi costumbre contestar a los comentarios de los lectores, pero en este caso le diré que en este artículo se mezcla lo real con la ficción; y se trata de un lugar real de nuestra Comunidad Autónoma, con nombre supuesto pero quizás fácil de localizar pues hay demasiadas pistas, que visito dentro de unos años y le encuentro totalmente cambiado si lee con detenimiento el texto. Y es que se trata de una ficción que me gustaría se hiciera realidad en un futuro próximo para este lugar concreto y para los cientos de pueblucos dispersos por nuestra geografía regional, de tal manera que se vean revitalizados, que tengan un futuro halagüeño y que sus gentes se encuentren a gusto... ¡Es un deseo, un sueño!
Reconozco mi incultura, pero...¿podría indicar el autor del articulo en qué valle tan bucólico de Cantabria se halla Tabuenca?. Reconozco que acudí a Google, pero no hallé referencia alguna a Tabuenca (ni de Arriba ni de Abajo) en Cantabria, remitiendo a dos municipios con tal toponimia en las provincias de Valladolid y de Zaragoza. Tampoco encontré referencias del Restaurante "El Granizo" en Cantabria. Ni siquiera encontré referencias del cocinero francés Minouflet, del que solo pude averiguar que en abril de 2021 constituyó la empresa Gabacheria, S.L. (muy oportuno el nombre comercial) aunque sin hacer constar a qué actividad se dedica. Muchas gracias.
«Desopilante tu nueva versión de la literatura de viajes, admirado Pedro, trufada de propuestas detectivescas. Yo no sé si los habitantes de ese “delicioso pueblecito recostado en una ladera” estarán muy conformes con que les cambies el nombre del lugar; ya lo hizo don José María de Pereda y me consta que a algunos les sentó bastante mal; mucho después tuve la fortuna, en las correrías profesionales que tú ya conoces, de visitar con frecuencia a otro don José María, que me dio a conocer los joyas de papel y pluma que atesoraba. Menos mal que tú ilustras el relato con su tótem emblemático y onomástico, al tiempo que tu ojo clínico de historiador y docente data con precisión una airosa escuela del “Plan Tena”. Me parece más difícil que el amigo francés que tan bien te dio de comer (por cierto, no dices qué) llegue a perdonarte confundir la nieve con el granizo, y, ¿qué quieres que te diga? no me hace ilusión el doble vaticinio de política-ficción que aventuras, como probablemente tampoco le entusiasme a cierto purriego ahora encumbrado. En fin, Pedro, que sigas con tu buena pluma y con tu fino humor.» JGR