Noticias de Cantabria
Opinión 13-02-2023 09:00

SOBRE LA LEY «SÓLO SÍ ES SÍ» Por Juan Goti Ordeñana Catedrático jubilado de la Universidad de Valladolid

Llevamos una temporada con la reprobación de los resultados de la última ley, vulgarmente llamada del «sólo sí es sí». En realidad, ha causado un desconcierto en la normativa penitenciaría de nuestro código penal, debido a que se han metido a legislar personas que han demostrado no conocer lo que es la doctrina y la técnica jurídica.

 

 

Llevamos una temporada con la reprobación de los resultados de la última ley, vulgarmente llamada del «sólo sí es sí». En realidad, ha causado un desconcierto en la normativa penitenciaría de nuestro código penal, debido a que se han metido a legislar personas que han demostrado no conocer lo que es la doctrina y la técnica jurídica. Por lo que toda la población comenta: que este Gobierno es, con su Ministerio de Igualdad, un auténtico peligro para las mujeres. Visto los primeros resultados de la ley, parece que el Gobierno quiere rectificar, no por el daño que se ha seguido, sino porque le han advertido, que va a causar una gran bajada de votos en las próximas elecciones de mayo.

Pero, a pesar de todo, no tienen conciencia del daño que han causado en la sociedad, sobre todo, a las mujeres. Pues no se les ha visto salir en defensa de la mujer, sino sólo de las que están bajo su bandera.

La doctrina jurídica es muy antigua y se ha elaborado durante muchos siglos por grandes especialistas. Ya encontramos claramente definido lo que debe ser la ley en España durante la época visigoda, cuando San Isidoro en su libro de las Etimologías, compendio del saber de su tiempo, nos enseñó que «la ley ha de ser honesta, posible, de acuerdo con el lugar y el tiempo, útil, necesaria, clara y breve». Si analizamos la tan peligrosa ley, que exhiben las dirigentes del Ministerio de Igualdad, advertimos que han creado una norma, que no responde a ninguno de los caracteres o elementos que debe comprender la ley.

La presente ley no «es honesta, ni posible», cuando, en el breve tiempo que lleva de vida, ha desconcertado a los magistrados que tienen que aplicarla, porque sancionando, según criterios jurídicos, tienen que rebajar las penas de los condenados. El Ministerio ante esta postura, no ha querido admitir la doctrina y actuación de los juzgadores, y ha adoptado la postura de querer adoctrinar a los magistrados en su ideología feminista. Y, como consecuencia, se ha favorecido a más de quinientos delincuentes, cuya salida de la cárcel ha atemorizado a tantas víctimas, que están viendo el peligro que supone poner delincuentes en libertad. Con este motivo, se ha creado tan gran sobresalto que, desde el mismo Gobierno, ya se ha anunciado que es necesario hacer alguna corrección, y parece que se van a poner los medios para llevarlo a cabo, contra el parecer de sus autoras.

Tampoco se muestra «posible y de acuerdo con el lugar y el tiempo». Por las nefastas consecuencias que se han seguido, tanto por la condición de esta ley, como por el trastorno que ha provocado en la convivencia social. Hecho que ya ha advertido el mismo Gobierno socialista, y se ha puesto a temblar ante las próximas elecciones que tiene al cabo de tres meses. Por lo que pretende ahora, contra el parecer del Ministerio de Igualdad, corregirla no por la naturaleza y contenido de la ley, ni por la alarma social que ha causado, sino por el peligro de perder las próximas elecciones. Aunque sería más importante considerar el revuelo que ha causado en la sociedad por ser indicativa de cuán alejado está la normativa de las vivencias del pueblo. Lo que muestra que la actuación del Gobierno socialista no atiende a los problemas de la sociedad, sino a la imposición de su ideología, que no responde a lo que es la sociedad en estos tiempos.

En cuanto que sea «útil, necesaria, clara y breve», se ve, con toda lucidez, que no responde a estas notas, puesto que no puede ser útil y necesaria una norma que causa tal alarma social con un rechazo general en diversos ámbitos de la comunidad. Por lo visto los delincuentes con la ley anterior estaban mejor penados que con ésta, por lo que no se ve su utilidad y necesidad. Y tampoco responde a las notas de claridad y brevedad, porque es farragosa y de aviesa interpretación, porque considera, por principio, a todos los hombres como presuntos delincuentes, por el sólo hecho de ser hombre, y no es una defensa de la mujer normal, sino sólo de sus afiliadas. Como decía la periodista Cristina Martín Vega en un artículo: «por más que me esfuerzo, no logro comprender en qué nos beneficia a las mujeres la ley del solo sí es sí»

Consecuencia de esta ley es una enorme alarma social. La solución no es lanzar incendiarias proclamas, como ha hecho el Ministerio de Igualad, contra la derecha política, la derecha judicial, la derecha mediática y todas las derechas de donde quiera que sean, sino reflexionar sobre la verdad de los hechos. Consideremos lo que nos enseña un filósofo, nada de derechas, como Hegel en su estudio de Fenomenología del Espíritu: «Seguir la propia convicción, es mucho más que someterse a la autoridad; pero mantener algo por autoridad o mantenerlo por propia convicción no implica que se modifique el contenido, ni que el error se constituya en verdad. Aferrarse al sistema de la opinión o del prejuicio, por autoridad de otros o hacerlo por propia convicción, sólo se distingue por el orgullo inherente al segundo caso».

Se elaboró la ley sin el necesario asesoramiento de expertos, y ha mostrado los perversos resultados que arrastra, por lo que ahora se oyen voces de especialistas que claman contra la esta ley, advirtiendo las nefastas consecuencias que acarrea. No basta con alguna corrección, como se está anunciando, sino lo verdaderamente eficaz sería anular dicha ley y dejar que la mujer se promocione y defienda por sí misma, no con prebendas, que llevan a desfigurar su naturaleza femenina. El código penal ya ha demostrado su eficacia, al resolver los casos que han sido juzgados, lo cual se prueba con la gran la cantidad de condenados, unos cuatro mil, que están en las cárceles.

Sé el primero en comentar