Siguiendo la estela de Pereda hasta la Puchera de Polaciones….Por Pedro Arce Díez
Recorriendo Cantabria con el Grupo Gastronómico-Cultural de Los Compangos, a través del Valle del Nansa
El Grupo gastronómico-cultural de Los Compangos lleva mucho tiempo recorriendo Cantabria, probando sus magníficos cocidos, conociendo la historia, circunstancias e ingredientes de cada uno de ellos, investigando, sugiriendo el cocinado cuando es preciso y su memoria ya se ha diluido en el tiempo…
Y en este caso, hemos realizado un recorrido por todo el valle del Nansa, siguiendo la estela del escritor costumbrista José Mª de Pereda, que se inspiró en esta comarca para algunos de sus escritos, como la novela “Peñas Arriba”; y que mejor que iniciar el recorrido visitando la Casona de Tudanca, el “Tablanca” de Pereda, y en la que el escritor polanquino pasó largas temporadas, invitado por su propietario, José Mª de Cossío, que es un archivo-museo, con unos 25.000 volúmenes, cuadros de gran interés e incalculable valor, así como otros muchos documentos originales, especialmente de autores consagrados, como Concepción Arenal, Unamuno, Giner de los Ríos, Alberti, Miguel Hernández, José del Ríos Sainz, García Lorca, Marañón, Camilo José Cela, José Hierro, Etc.
…Y mientras ascendíamos, serpenteando el cauce del Nansa y la agreste orografía, también visionamos toda la estructura de aprovechamiento hidráulico que hace ya muchas décadas construyeron “Los Saltos del Nansa”, impresionante obra de ingeniería.
Y si el día en la costa y en la parte baja del valle era de abundante nubosidad, al abrirnos a Polaciones, nos encontramos con un sol espléndido que nos dejó a la vista las ondulante praderías y las masas forestales autóctonas, así como los encantadores núcleos rurales, con viviendas populares de especial encanto y casonas de gran porte, que nos descubren personajes importantes del lugar: La Laguna, Puente Pumar, Uznayo, Lombraña, Tresabuela, donde nació un personaje de especial relevancia histórica, el jesuita Francisco de Rábago y Noriega (1685-1763), que fue confesor del Rey Fernando VI y artífice en 1754 de la erección de Santander como sede episcopal, impulsor de la ciudad de Santander al año siguiente y de obras como el Camino Real de Santander a Reinosa, el Real Astillero de Guarnizo y otras muchas mejoras para su tierra, merced a su posición y buena relación con el Marqués de Ensenada.
Y esta ilustrada jornada, después de hablar con personas del valle, compartir con algunos de ellos unos aperitivos, nos llevó a uno de los restaurantes señeros de este valle purriego, como fue Casa Molleda de Pejanda, lugar encantador en la ruta hacia Piedras Luengas y la Pernía palentina y donde se encuentra la ermita de la Virgen de la Luz y celebra una interesante “Feria de Año” a mediados de octubre. Pues allí se encuentra “Casa Molleda” donde se había encargado una Puchera Montañesa, que es un cocido ya en trance de desaparición y que tiene como especiales características el que, junto a las alubias blancas, las berzas y hortalizas, se eche al puchero jamón, tocino, chorizos y carne de carnero o cordero y gallina, para aprovechar unas carnes de animales que ya han dado crías, leche, lana y huevos y por ello supone un condumio de aprovechamiento, pues en los tiempos pasados –y actuales- nada de los recursos existentes deben desaprovecharse.
Y llega el momento sublime de probar esta Puchera Montañesa; empezamos con una exquisita sopa de pan bregado del día anterior que prepara el estómago y anuncia el cocido propiamente dicho que llega a continuación… ¡Sublime! Nos ha parecido una Puchera Montañesa excelente y que este restaurante y otros del valle deben ofrecer y seguro que habremos colaborado a rescatar un guiso de este precioso valle. Los postres caseros y las bebidas adecuadas, junto con una larga tertulia, acompañados del cocinero y dueños, pusieron punto final a esta visita. La vuelta por la Collá de Carmona y Cabezón de la Sal, donde Andrés Alonso, uno de los miembros de Los Compangos, nos ofreció un generoso refrigerio en su finca.
El Grupo gastronómico-cultural de Los Compangos lleva mucho tiempo recorriendo Cantabria, probando sus magníficos cocidos, conociendo la historia, circunstancias e ingredientes de cada uno de ellos, investigando, sugiriendo el cocinado cuando es preciso y su memoria ya se ha diluido en el tiempo….
Y en este caso, hemos realizado un recorrido por todo el valle del Nansa, siguiendo la estela del escritor costumbrista José Mª de Pereda, que se inspiró en esta comarca para algunos de sus escritos, como la novela “Peñas Arriba”; y que mejor que iniciar el recorrido visitando la Casona de Tudanca, el “Tablanca” de Pereda, y en la que el escritor polanquino pasó largas temporadas, invitado por su propietario, José Mª de Cossío, que es un archivo-museo, con unos 25.000 volúmenes, cuadros de gran interés e incalculable valor, así como otros muchos documentos originales, especialmente de autores consagrados, como Concepción Arenal, Unamuno, Giner de los Ríos, Alberti, Miguel Hernández, José del Ríos Sainz, García Lorca, Marañón, Camilo José Cela, José Hierro, Etc.
…Y mientras ascendíamos, serpenteando el cauce del Nansa y la agreste orografía, también visionamos toda la estructura de aprovechamiento hidráulico que hace ya muchas décadas construyeron “Los Saltos del Nansa”, impresionante obra de ingeniería.
Y si el día en la costa y en la parte baja del valle era de abundante nubosidad, al abrirnos a Polaciones, nos encontramos con un sol espléndido que nos dejó a la vista las ondulante praderías y las masas forestales autóctonas, así como los encantadores núcleos rurales, con viviendas populares de especial encanto y casonas de gran porte, que nos descubren personajes importantes del lugar: La Laguna, Puente Pumar, Uznayo, Lombraña, Tresabuela, donde nació un personaje de especial relevancia histórica, el jesuita Francisco de Rábago y Noriega (1685-1763), que fue confesor del Rey Fernando VI y artífice en 1754 de la erección de Santander como sede episcopal, impulsor de la ciudad de Santander al año siguiente y de obras como el Camino Real de Santander a Reinosa, el Real Astillero de Guarnizo y otras muchas mejoras para su tierra, merced a su posición y buena relación con el Marqués de Ensenada.
Y esta ilustrada jornada, después de hablar con personas del valle, compartir con algunos de ellos unos aperitivos, nos llevó a uno de los restaurantes señeros de este valle purriego, como fue Casa Molleda de Pejanda, lugar encantador en la ruta hacia Piedras Luengas y la Pernía palentina y donde se encuentra la ermita de la Virgen de la Luz y celebra una interesante “Feria de Año” a mediados de octubre. Pues allí se encuentra “Casa Molleda” donde se había encargado una Puchera Montañesa, que es un cocido ya en trance de desaparición y que tiene como especiales características el que, junto a las alubias blancas, las berzas y hortalizas, se eche al puchero jamón, tocino, chorizos y carne de carnero o cordero y gallina, para aprovechar unas carnes de animales que ya han dado crías, leche, lana y huevos y por ello supone un condumio de aprovechamiento, pues en los tiempos pasados –y actuales- nada de los recursos existentes deben desaprovecharse.
Y llega el momento sublime de probar esta Puchera Montañesa; empezamos con una exquisita sopa de pan bregado del día anterior que prepara el estómago y anuncia el cocido propiamente dicho que llega a continuación… ¡Sublime! Nos ha parecido una Puchera Montañesa excelente y que este restaurante y otros del valle deben ofrecer y seguro que habremos colaborado a rescatar un guiso de este precioso valle. Los postres caseros y las bebidas adecuadas, junto con una larga tertulia, acompañados del cocinero y dueños, pusieron punto final a esta visita. La vuelta por la Collá de Carmona y Cabezón de la Sal, donde Andrés Alonso, uno de los miembros de Los Compangos, nos ofreció un generoso refrigerio en su finca.
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Comentarios(2):
Sublime como siempre Pedro
A veces zonas poco conocidas como Polaciones nos dan sorpresas como estas y debemos divulgarlas para conocimiento y disfrute de todos