Noticias de Cantabria
Opinión 24-03-2020 08:00

¡Qué sociedad entre dos ministras Montero!

Si nos paramos a observar el complejo Gobierno que ha montado Pedro Sánchez, quien hasta ahora no ha hecho nada más que sacar el cadáver de Franco del Valle de Cuelgamuros, y dar una alarma, tarde e insuficiente, por la pandemia del coronavirus.

Lógicamente, con un presidente así, lo de sus ministros «anda manga por hombro». En ningún discurso ha planteado un programa real para la legislatura, y ante las preguntas y críticas que le ha hecho la oposición, ha respondido insultando, y cargándoles la culpa de lo mal que está la situación, porque no colaboran en lo que él quiere. Según la última intervención en el Parlamento, él no tuvo nada ver de la venida de Delcy Rodríguez, cargando la culpa en los hombros del ministro Ábalos, como si un cualquiera hubiera podido autorizar el aterrizaje de tal persona en Barajas sin su autorización. ¡Qué Gobierno tenemos! 

En estas circunstancias en las que, desde la Presidencia del Gobierno, no hay ninguna orientación, estamos viendo que la política interna del Estado recae en manos de los ministros. Vamos a hacer referencia a las Montero, dominantes en sus intervenciones: de las que una define y delimita la vida social Irene Montero, y la otra domina la portavocía y el ministerio de Hacienda María Jesús Montero. Así que estas dos Montero, nos marcan cuál va a ser le línea feminista de este Gobierno, y nos prometen que el futuro es para prepararse de cara al desastre total. 

La primera, Irene Montero, según el curriculum que presenta no está nada mal, licenciada en Psicología y con un Master en la misma materia, y con beca para hacer la tesis doctoral en Harvard University, nada menos, que renunció por la política. Pero, ¿cómo es la realidad? No ha trabajado nunca en un gabinete de Psicología, sino que lo ha hecho en una empresa de electrodomésticos, hasta que encontró acomodo en Podemos. Por tanto, su conocimiento de Psicología, en el mejor de los casos, se reduce a aprobar unas asignaturas, pura teoría. No ha resuelto ningún caso, y menos ha escrito un artículo en el que demostrara sus conocimientos. Con este bagaje y su ley de Igualdad muestra que desconoce la realidad de lo que es la persona humana. ¿Y con esta formación quiere improvisar un sistema de convivencia, que lleve a una total transformación de la sociedad?

Como ha demostrado ampliamente, parte de un estado de misandria y, con este resentimiento, ella y su equipo pretenden construir, dominar y dirigir una sociedad nueva. Partiendo de esta base de odio al hombre, mal se puede crear una teoría de convivencia social, cuando, además, se unen prejuicios políticos. Y con estas obsesiones encabezar un Ministerio de Igualdad, es igual que «poner a la zorra a guardar el gallinero». Si estudió Psicología, debería saber cuál es la naturaleza y el carácter de la mujer, no la idea de un grupo de ilusas, sino el de la mujer real, ya que la inmensa mayoría no está de acuerdo con la ideología que trata de imponer. Las ideologías impuestas de arriba fracasan, tienen que nacer de abajo y de una forma espontánea. ¡Cómo no saber esto en psicología! 

En un Gobierno hecho de retales, para mantenerse en la Moncloa, vale cualquiera que saque mucho ruido, pues se dispone de una TVE y otras cadenas para jalearla, pero el proyecto de ley, si llega a aprobarse, por la desfachatez del presente Gobierno es «un soplar al viento absurdo». 

Demasiadas prisas para una ley que pretende crear una nueva sociedad. El presente anteproyecto está dirigido más a figurar que a regular la realidad, juega con premura para adelantarse a otro partido. Lo único que interesa es brillar como la renovadora de la sociedad. En el mismo Gobierno se han hecho las primeras correcciones, porque carecía totalmente de las características de un proyecto de ley. Como consecuencia se han seguido enfrentamientos, llegando a pedir Iglesias a Sánchez la dimisión de la vicepresidente primera por atreverse a hacer correcciones a un proyecto de ley de su pareja. Con lo que los enfrentamientos en el Gobierno son para tenerlos en consideración.

La ensoñación de estas feministas las ha llevado a crear un bodrio jurídico: nuevos delitos sexuales definidos a su capricho; una reforma del Código Penal según su estimación; exigencia, al mismo tiempo, de un cambio del proceso, pues la carga de la prueba tendrá que hacerla el acusado, lo que supone lo que se llama «prueba diabólica», porque ha de demostrar algo negativo. Crea todo este desbarajuste con eslogan «sólo si es sí», con lo que a la mujer le basta con acusar, y el juez tendrá que condenar sin pruebas. ¡Si esto no es prevaricar!

No sé a dónde llegará esta ley, que tiene que ser tramitada por diversos órganos, pero es peligroso y verdaderamente terrible confiar a estas personas, ignorantes en derecho, la definición y regulación de lo que es la igualdad, como norma de convivencia en una sociedad.

Y si en lo social partimos de este desastre, en el campo económico tenemos a María Jesús Montero, Ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno. En cuanto a su curriculum, es licenciada en Medicina y Cirugía, que, según un compañero de estudios, nunca ha tocado un bisturí, y con máster en Gestión Hospitalaria, aunque últimamente ha retirado lo de master, porque debió ser un título menor. Por tanto, no ha ejercido como médico, y sí como gestora de hospitales. 

De origen comunista y con valores cristianos de fondo, es la jefa de la fiscalidad en España. Su interés por la política le viene de casa de sus padres, dos profesores interesados por los problemas sociales. Los primeros pasos por el interés social los dio en grupos de JOC que movía un cura de Triana, don Manuel, con quien trabajó en la parroquia, por lo que tiene una base cristiana, y aún parece que le caló el mensaje de Jesús por los pobres, aunque el Nazareno no predicó despojar a los ricos, como pretende la ministra con los impuestos. 

Nada más llegar a la Universidad se hizo delegada de uno de los grupos del primer curso, y cuentan que «por aquel entonces ya era un torbellino andante». En ese tiempo se afilió al partido comunista, llegando a ser una comunista radical. Los que la conocen la califican de inteligente, leal y cabal con los suyos, y de una izquierda intransigente. Parece que abandonó el comunismo al salir de la Universidad, distanciándose de Julio Anguita, y dando el salto al PSOE de Andalucía con más futuro, y pasando a colaborar con el Gobierno de Chaves, siguiendo luego con cargos hasta que Pedro Sánchez la llamó para el Gobierno de España. Juan Marín, socio en el Gobierno de Andalucía, que siendo consejera de Hacienda negoció varios presupuestos regionales, dice: «Me costó hacerle entender que los empresarios no somos ogros».

En verdad no la conocíamos hasta que empezó a ser portavoz del Gobierno, donde se caracteriza por un hablar voceando, con un decir rotundo, gran desparpajo y con un gesto de enfado, de modo que revela que las cosas no le marchan bien, y está molesta con la oposición. Su formación económica es la de administradora de hospitales, y ahora se ve en la precisión de programar un campo económico más amplio el de un Estado, y a este nivel parece que no tiene claras las ideas, pues ya dejó un profundo agujero en la Autonomía andaluza, y luego condenó al nuevo Gobierno de Andalucía, por lo que ella no había sabido administrar, por lo que se advierte en ella una su falta de lógica. No quiere que los demás tengan éxito, por lo que trata de imponerse a las Autonomías que funcionan bien, y limitar sus iniciativas.

Y en su discurso no muestra una claridad de ideas, más bien se refiere a generalidades sin mayor concreción, pues dice que cumplirá con las exigencias europeas, y elaborará unos presupuestos que «pivotarán sobre el reforzamiento del Estado de bienestar, la apuesta por una transición ecológica justa, la reducción de las desigualdades y la defensa de los intereses de la clase media y trabajadora». Es decir, el programa progresista, sin ninguna concreción, y que luego, como ha sucedido anteriormente, es solamente «agua de borrajas». Y ahora con motivo de coronavirus acepta el aplazamiento del pago de impuestos, pero con un interés de 3,75 %. ¡No da puntada sin hilo!

Esta ministra que en su origen partió de una preocupación por los pobres, al conocer aquel mensaje de Jesucristo: «bienaventurado los pobres» del sermón de la montaña, al mezclarlo con la ideología comunista, ha venido a caer en las garras de la ideología explotadora del capitalismo de Estado, postura que ha ocurrido a muchos, es decir: ha degenerado su buena voluntad.

Con estas dos ministras, como otros muchos miembros del Gobierno, han perdido el norte. La primera porque no sabe lo que es la persona humana, y tampoco la mujer, aunque quiera figurar como psicóloga. La segunda su afición por la política, le ha llegado a cegarse de lo que es la sociedad, y con el eslogan comunista de: «quitar a los ricos para dar a los pobres», va a causar tal desbarajuste que hundirá la economía del Estado.

 

Sé el primero en comentar