Noticias de Cantabria
Opinión 14-11-2020 07:00

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Pepe, cuatro décadas tras el mostrador… Por Pedro Arce Díez

En estos tiempo que corren y con las nuevas modas de consumo actuales, quedan pocas tiendas o tabernas en nuestros pueblos. Es el caso de Casa Pepe, la tienda y el bar echarán el cerrojo y muchos habituales se quedarán desamparados

 

      En estos tiempos que corren y con las nuevas modas de consumo actuales, ya quedan pocas tiendas o tabernas en nuestros pueblos; en unos casos por las nuevas costumbres, otras veces por jubilación y es posible que la actual pandemia sanitaria, arrase las pocas que aún quedan abiertas para que los habitantes de los núcleos rurales de nuestra región puedan abastecerse de lo imprescindible, jugar la partida o compartir un blanco, pues algunas tiene una buena solera….

       Y este es el caso del establecimiento existente en Las Presas (Camargo), Casa Pepe, cuyo propietario, Juan José Martínez Ruiz (San Pedro del Romeral, 1955), más conocido por Pepe se jubila y la tienda y el bar echarán el cerrojo y muchos habituales se quedarán desamparados, pues para muchos vecinos de Las Presas, este lugar era como el salón de su casa.

 


     

Y tiene una larga historia, pues este bar-tienda tiene una gran solera en Las Presas desde que fuera abierto por José Castanedo Miera, vecino de Herrera y quien había emigrado a Cuba y que se casó con Urbelina Salmón Moreno, cuyo padre era el herrador del pueblo y era la propietaria del edificio y tuvieron tres hijos, Pepín, Chuli y Chiqui, y dos hijas; se convirtió en el centro social de Las Presas y tenía detrás una bolera. Fallecido José, lo regentó Carmina, la hija de Jovita, junto con Chele, su marido. Después fue César Ochoa quien llevó el negocio hasta su jubilación. Y fue cuando Pepe se hizo cargo del negocio, exactamente el 3 de septiembre de 1979, manteniendo la esencia del mismo, hace ya más de cuatro décadas; nos cuenta que pagaba 3.000 pesetas de renta y pagó por el traspaso tres millones y como buen pasiego no necesitó recurrir a los bancos, lo mismo que cuando diez años más tarde adquirió el edificio en propiedad. Pepe y su esposa, Mª Luz Arroyo Ruiz (San Pedro del Romeral, 1960), eran jóvenes y se acababan de casar cuando se asentaron en este lugar, compartiendo con sus vecinos penas y alegrías, éxitos y sinsabores, que de todo tiene la vida. En todos estos años han logrado el aprecio de sus vecinos y clientes, quienes quieren celebrar con ellos su nueva etapa vital… Pues Pepe y Mª Luz van a seguir habitando esta casa y van a convivir con sus vecinos, sin estar tras la barra o el mostrador, con una nueva perspectiva vital, pues así es la vida tranquila de este lugar de Las Presas.

 

Cuando comentan hechos y anécdotas que han podido vivir no paran; desde la carretera que pasaba por delante del local y las vibraciones de los camiones que movían sus tejas, hasta los accidentes que ha

 

 



       Cuando comentan hechos y anécdotas que han podido vivir no paran; desde la carretera que pasaba por delante del local y las vibraciones de los camiones que movían sus tejas, hasta los accidentes que han visto en la recta, incluso un fallecimiento en el baño del bar por un infarto. ¡Y los clientes! Se recuerdan de todos y de algunos les quedan recuerdos de distinto tipo, como aquel que iba con gabardina y le prestaba dinero, hasta que un día no volvió ni a devolver el último préstamo; a las libretucas de hace años donde apuntaban la compra que se hacía “de fiado” y también de algún “olvido” al pagar. Nos ha hablado del Convento, de los alumnos del colegio, de muchas madres que vienen ahora y ya vinieron por chucherías cuando estudiaban en la Sagrada Familia… ¡Tantos recuerdos amontonados, tantas vivencias!

       El local conserva en el sótano las cubas de vino, especialmente las tres soleras de buen blanco y en el bar han estado durante muchos años los trofeos deportivos conseguidos por los equipos deportivos del lugar, como aquel equipo de futbito que entrenaba Ramonín.

       La historia de Pepe es la de muchos otros locales de nuestra región que, antes o después, han echado la persiana definitivamente. Los vecinos de Las Presas van a notar un vacío y el lugar ya no será igual. Y Pepe aún tiene recuerdos de sus primeros años en San Pedro del Romeral, lo mismo que Mª Luz, de aquellos quesos pasiegos que hacían en sus respectivas casas, de la mantequilla que el mismo Pepe ayudó muchas veces a batirla, de las figuras que hacía su madre en esta mantequilla y de tantos recuerdos de infancia y juventud...

      Y Como dice Pepe, ¡La vida está andada!, tienen muy buenos recuerdos de Las Presas, aquí han echado raíces y aquí seguirán entre nosotros, disfrutando de una merecida jubilación, conviviendo y viendo las cosas con otra perspectiva, pues detrás del mostrador han tenido una visión de todo, desde otro ángulo.

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Comentarios(2):

Higinio - 14-11-2020

Que tenga una feliz jubilación. Buen artículo Pedro

Cuidadano - 14-11-2020

Enhorabuena por su jubilación, que bien merecida es. Cierto es que el local no deja indiferente a nadie, que en mi caso, ya tengo unos años y como vecino de Cacicedo, recuerdo ese negocio. Buen artículo D. Pedro, como es habitual y nos tiene acostumbrados.