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Opinión 21-03-2021 18:13

¿Para que una Ley de la Eutanasia Por Juan Goti Ordeñana Catedrático emérito de la Universidad de Valladolid

Se está presentando y ofertando por el Gobierno un nuevo producto progresista para la sociedad: la Eutanasia. Como todo lo que se presenta por los progresistas, aunque sea asunto de unos pocos, se propone y sostiene como si existiera una gran demanda.

 

Se está presentando y ofertando por el Gobierno un nuevo producto progresista para la sociedad: la Eutanasia. Como todo lo que se presenta por los progresistas, aunque sea asunto de unos pocos, se propone y sostiene como si existiera una gran demanda. Como siempre, se trata de una falsificación y de una manipulación de la sociedad. Esta ley que se ha aprobado, ya se sabe que es una pretensión de falsificar la realidad. Es urgente para la mayoría de la población, en primer lugar, denunciar esta manipulación y combatir el mismo sistema que la provoca

Se trata de un proyecto de la progresía, que ya hace tiempo empezó por desestructurar la sociedad, tratando de destruir la familia, y que ahora llega, después de un largo camino en el que ha trabajado para que la mentalidad humana de muchos haya caído en el vacío, a pretender perder el sentido de la vida. Frente a esta propaganda es necesario comprender que las personas tienen un futuro digno de vivirlo en comunión con su familia y con toda la sociedad que le rodea.

Según la ideología que nos quieren meter los progresistas, la vida de la persona en la sociedad moderna, olvidando su transcendencia, vienen a resumirlo en una ecuación económica: es válida si es rentable. Por lo que ya ha calado en los políticos, que programan la sociedad, la idea que sólo merecen vivir las personas, si son rentable, pero si pasan de la edad laboral o tienen alguna incapacidad por la que no producen, se piensa que se les debe proporcionar una vía fácil para su buena desaparición: ya voluntariamente, ya con la ayuda de la medicina, puesto que suponen una carga para la sociedad. Pero esto, es sólo para aquella parte de la población que no tenga medios propios, pues si se trata de multimillonarios no son carga para la sociedad, y tienen el privilegio de seguir hasta que la naturaleza misma decida su muerte.

Con su razonamiento esta progresía que sufrimos, pretende meter en la población la idea de que es lógico que se puedan o, aún, se deban suprimir los elementos que suponen una sobrecarga. Llegado a este pensamiento en la sociedad moderna, desde el punto de vista de los actuales políticos izquierdistas, se preguntan: ¿por qué, las personas que no son rentables a la actual política, no pueden ser eliminadas? Suponen una pesada carga para la sociedad, para la familia, pero, sobre todo, para la economía y para la organización del poder. Ante esta situación los programas progresistas que se sienten civilizadores tienden a deslegitimar todo aquello que pueda suponer un gravamen para la convivencia en un mundo libre.

Desde hace algún tiempo, pero últimamente en encuentros de grandes organizadores como el de Davos, se han presentado programas de organización de la sociedad mundial, donde se propone la perspectiva de tener que limitar población mundial. Con este propósito han ideado planes efectivos para esta finalidad, como el aborto, y sin descartar que este coronavirus no sea un medio de ir camino a conseguir

sus objetivos. Por este pensamiento, que se ha trabajado por meter en las sociedades ultramodernas, el ciudadano ha de estar alerta, siempre que se hable de eutanasia a la sociedad. Ésta se ha de alarmar, porque se busca el provecho de alguien, pero no del individuo y del pueblo en general.

Reflexionando sobre el termino eutanasia tiene variados sentidos y puede llevar a confusión, en este caso expresa algo opuesto a lo que a primera vista parece decir. Eutanasia es un término griego, compuesto del adjetivo eu-buena y la palabra thanatos-muerte, esto es una «buena muerte». Cualquiera podría pensar que es para proporcionar ayudas para llegar a una muerte tranquila y rodeado de toda tu familia, como sucedía cuando se vivía en familia, con los mayores en casa. Pero ahora no es así, sino que, más bien, es el que te entreguen a un centro especializado para que, sin dolor, te faciliten una muerte rápida, con una aprobación tuya, si eres tan incauto de aceptar las propuestas que te hagan, o, a lo mejor, sin tu autorización, sólo por el hecho de que creen algunos médicos, que no tienes esperanzas.

Vemos en esta ley, con toda claridad que el espectro político parlamentario está promoviendo la eutanasia con un claro objetivo de la eliminación de los más débiles. Ahora se habla de que los interesados den el consentimiento, pero de esto hay un pequeño paso a incluir todo el que sea una carga para la sociedad: deficientes mentales, niños enfermos, viejos, etc. Esto afectará básicamente a la familia que dejará de ser guardiana de la vida, para cambiarse por colaboradora de egoísmos autorizantes, o con silencio de la gran cantidad de eutanasias.

Quieren además considerar la eutanasia como un derecho humano, desvirtuando el concepto de los derechos humanos de la persona, por unos valores materialistas y utilitaristas con lo que se defiende que hay vidas que no merecen ser vividas. Ante la perspectiva que nos presenta la ley de la eutanasia, las personas deben tomar algunas medidas como:

«Defender, junto con otras personas, la familia, la cultura de la vida y la solidaridad humana, rechazando y denunciando el sistema de estas políticas que son de confusión y degradación de la persona.

Potenciar a la familia, la solidaridad con los necesitados, el cuidado integral de los enfermos, lejos de toda clase de ideologización progresista que está engañando y metiéndose en la mente de los individuos, por intereses bastardos.

Despertar la vocación de atención a todas las personas, sobre todo en los profesionales para que no se deslicen por esta cuesta que se les propone para progresar en su puesto de trabajo, sino que traten de imponer un concepto pleno de la dignidad de la persona, con la consideración de que toda persona tiene la máxima dignidad, inalienable desde la concepción hasta la muerte natural dentro del calor de su hogar y rodeado de sus seres queridos».

¿No hay que pedir responsabilidades a un Gobierno, que cuanto debería atender la pandemia del covid-19, y al paro de 6 millones de

trabajadores, en su lugar dicta una ley de eutanasia de espaldas a la sociedad y frustrando los intereses del pueblo?

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