Octavo día de confinamiento, por Carlos Magdalena

No ha pasado tanto tiempo cuando desde todos los ámbitos privados e institucionales decíamos que nos enfrentábamos a un año que iba a ser muy duro. En efecto, estábamos concienciados de que había que trabajar más porque todos los indicadores económicos así lo preveían, desde el Fondo Monetario Internacional hasta el Banco Central Europeo, e incluso el Banco España. Después ha llegado el virus para dar la puntilla.

El coronavirus ha puesto un velo a las dificultades con las que nos íbamos a encontrar y la vida diaria se ha focalizado de forma universal en el coroavirus.

No se puede decir que nos ha pillado con el pie cambiado, sino que esas perspectivas nada halagüeñas se han convertido en nubarrones muy negros. Pero tenemos que ser optimistas, en Cantabria lo somos, porque sabemos que después de la lluvia siempre escampa.

El sector empresarial se había preparado para afrontar ese escenario que arriba apuntamos, pero no con el añadido de la enfermedad ni menos con muertes. Algunas empresas se han cerrado porque los trabajadores carecían de medidas sanitarias higiénicas para contrarrestar el contagio de este virus. Una medida que es incuestionable adoptar sin lugar a duda y que permitirá que una vez se les han facilitado las herramientas de defensa estas empresas puedan empezar a producir. Otras han aprovechado la marea para cerrar porque no había beneficios, o muy escasos por lo que han iniciado un ERTE aun cuando su fin es un ERE, cierre definitivo.

Cantabria necesita productividad. Las empresas, el tejido industrial de Cantabria, no es el mejor del mundo mundial por eso incluso tenemos que animar a que los empresarios valientes, siempre adoptando todas las medidas sanitarias, mantengan la productividad. Es el caso del Grupo Armando Álvarez, y al frente un gran empresario José Ramón, que ha dicho a la sociedad que él no cierra, que sus empresas están para servir a la sociedad. Este es un empresario.

Otros han cerrado sin pensar en otro escenario y se han ido a casa.

Entendemos que el “todos a casa” es para los ciudadanos improductivos del "paseo" que aquí en Santander y en nuestra provincia son muchos. Bien por el que puede efectuar su trabajo desde casa, pero desgraciadamente no son la mayoría. 

Hay que pensar en el mañana que tenemos a la vuelta de la esquina porque esta batalla contra el Covid19 la vamos a ganar, unos trabajando y poniendo todos los medios posibles para la seguridad del individuo, otros trabajando desde sus domicilios, y los otros quedándose en casa, pero los que se tienen que quedar...

Algunos anti sistemas piden el “todos a casa” -porque ya saben el dicho de - a río revuelto ganancia de pescadores- pero España es una democracia y seguirá siéndolo a pesar de algunos efluvios bolivarianos. 

El presidente francés Macron ha mandado un mensaje a la sociedad francesa diciendo que hay que mantener las empresas y también pide seguridad para los trabajadores. 

El camino no es el abandono ni la derrota sino el enfrentamiento contra ese virus y los que vengan, no vale el derrotismo. Y digo los que vengan invocando a un famoso virólogo internacionalmente reconocido que dice que quizá tengamos que acostumbrarnos a convivir con este virus, esperemos que se equivoque.

El consejero Martín de Industria e Innovación desde el primer momento se ha puesto a disposición del tejido empresarial e industrial de Cantabria apoyando el teletrabajo, la venta on line, las comidas a domicilio de la hostelería, la asistencia a las empresas, dándose siempre las condiciones de seguridad o si no adoptándolas. El consejero sabe perfectamente que hay que aguantar “el tipo” , el tejido industrial y salvarlo, si así lo hacemos triunfamos y si no....

El BCE, Lagarde, ha salido de su ostracismo financiero y ha abierto el grifo de la financiación. Bien. Tenemos que alegrarnos de que la señora Lagarde salga de su "confinamiento financiero” e inyecte al mercado 750.000 euros, una medida absolutamente necesaria que ha sido reacia a tomar, pero viendo como crecían las primas de riesgo de Italia y España no tenía otra solución. ¡Vamos a ganar!