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Opinión 19-01-2021 14:37

La vida donante, en pandemia, siguió Por Eduardo Madroñal Pedraza

En España, los duros golpes asentados, a tanta gente, por la pandemia del coronavirus -y los sufrimientos añadidos por la pandemia de clase, económica y social, para la mayoría de la población- han llevado a la paralización de actividades importantes de toda índole o a su disminución significativa

 

 

En España, los duros golpes asentados, a tanta gente, por la pandemia del coronavirus -y los sufrimientos añadidos por la pandemia de clase, económica y social, para la mayoría de la población- han llevado a la paralización de actividades importantes de toda índole o a su disminución significativa. Sin embargo, en nuestro país una necesidad tan vital como los trasplantes ha resistido el impacto de la COVID-19, y se han llegado a realizar 4.425 trasplantes durante el pasado año. La fortaleza del sistema español ha sido capaz de adaptarse a las dificultades más duras.

 

España ha superado al resto de países de nuestro entorno con 37,4 donantes por millón de población (p.m.p.) y la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) ha registrado 2.700 trasplantes renales, 1.034 hepáticos, 336 de pulmón, 278 cardíacos, 73 de páncreas y 4 de intestino, procedentes de 1.777 donantes fallecidos y 268 donantes vivos. Nuestro país ha efectuado 197 trasplantes en niños, máxima cifra alcanzada en la historia de la ONT. Todo ello ha puesto de manifiesto, un año más, la fortaleza de España en el ámbito de la donación y el trasplante, y a pesar de las múltiples dificultades de 2020. Con respecto a 2019, el descenso de trasplantes se ha conseguido reducir a solo un 18,8%, y la de donación a un 22,8%.

 

Aun en plena crisis sanitaria, esta tasa de donación (37,4 donantes p.m.p.) en España es muy superior a la del resto de países en el año anterior a la pandemia. En 2019 Alemania registró 11,3, Australia 21,8, Canadá 22,2, Francia 29,4, Italia 25,3, Estados Unidos 36,1, Reino Unido 24,7 y la Unión Europea en su conjunto 22,5 donantes p.m.p. Pese a tener que frenar su ritmo de actividad, España sigue siendo el líder mundial.

 

La pandemia provocó una sobrecarga del sistema sanitario y de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), que se volcaron en los pacientes con COVID-19, provocando un descenso de la actividad, a lo que se añadió la seguridad de los pacientes frente a la infección vírica, siendo los receptores de un trasplante. Para ello, se diseñó un plan específico de reconstrucción. La Directora General de la ONT, Beatriz Domínguez-Gil, ha destacado que “han sido tres los pilares para la reconstrucción del programa, abordados en un Plan específico diseñado por la ONT y las Coordinaciones Autonómicas de Trasplante, en colaboración con las Sociedades Científicas implicadas”, uno, recomendaciones, actualizadas periódicamente, sobre la evaluación de potenciales donantes y receptores con respecto a la COVID-19, y procedimientos para facilitar la logística de los procesos, dos, se ha generado evidencia sobre el impacto de la infección en los pacientes trasplantados, y, tres, en los momentos más complicados, se ha priorizado el trasplante de los pacientes en urgencia cero o en situación clínica muy grave, así como con características graves, inmunológicas o de tamaño.

 

Hay que destacar la cifra de 1.125 trasplantes realizados gracias al intercambio de órganos entre Comunidades Autónomas, lo que supone un 27,8% del total. A su vez, el 8,1% de los receptores han sido trasplantados en un centro fuera de su Comunidad Autónoma de residencia. Ambos datos ponen de manifiesto el papel cohesionador del Sistema Español de Trasplantes.

 

El prolongado liderazgo mundial de España no algo fortuito, secundario o inexplicable, sino que reposa en valores históricos y capacidades profundas de nuestro pueblo y de nuestro país. Por eso lo lleva siendo durante más de un cuarto de siglo, 28 años si

hablamos con precisión anual. Y reposa en tres pilares. Primero. La solidaridad del pueblo de toda España, que va más allá de la vida, ha penetrado nuestra propia legislación. En 1979, la ley 30/1979, en su artículo 5, ya determinaba que “las personas presumiblemente sanas que falleciesen en accidente o como consecuencia ulterior de éste se considerarán, asimismo, como donantes, si no consta oposición expresa del fallecido”. En 2012, el Real Decreto 1732/2012 especificaba los principios en los que se debe basar la donación, es decir, “se respetarán los principios de voluntariedad, altruismo, confidencialidad, ausencia de ánimo de lucro y gratuidad”. Esto no se ha podido aprobar legalmente, por ejemplo, en un país como Alemania.

 

Segundo. Las donaciones viajan desde Andalucía hasta Cataluña, desde Canarias hasta el País Vasco, desde Murcia hasta Galicia, pasando por Aragón, Baleares, Cantabria, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura y Madrid, por no nombrar todas. También la unidad y solidaridad del pueblo de toda España persiste más allá de la vida. Hay que tener presente que, pese a las diferencias de tasa que existen entre regiones, ninguna está en una posición mala. Todas tienen cifras de excelencia y estarían en las primeras posiciones en un ranking que comparara su situación con países europeos, EEUU o Canadá.

 

Tercero. Como ha destacado Beatriz Domínguez-Gil -la actual directora de la ONT que ha sustituido a Rafael Matesanz, el histórico director durante 28 años hasta su jubilación- es el mundialmente llamado modelo español de organización, y que se ha convertido en un ejemplo para todos los demás países. La columna vertebral de dicho modelo son los coordinadores de trasplantes. Y el principal músculo es la enfermería, desde las oficinas de la ONT hasta los hospitales, la coordinación de enfermería y su implicación en cada peldaño del proceso de donación y trasplante es vital. Son también quienes han capitaneado una de las partes más delicadas: la formación a profesionales sobre comunicación en situaciones de crisis, uno de los puntos clave a la hora de conseguir la donación.

 

No podemos terminar sin recordar las palabras de Rafael Matesanz -el histórico director de la ONT- sobre los tres pilares del liderazgo mundial español: uno, es “la generosidad de la población, cuando el mensaje es correcto y hay confianza en el sistema, en este caso, que el órgano va a ir a la persona que más lo necesita, con criterios médicos y sin discriminación”. Dos, es la existencia de “un sistema que atiende a todo el mundo” y por ello “que todo el mundo puede donar porque todo el mundo lo puede necesitar”. Y tres, es la organización, “el sustento profesional, los coordinadores de trasplantes que, con el soporte del resto, han posibilitado alcanzar tales cifras de donación”, un sistema organizativo conocido, y admirado, internacionalmente como el ‘modelo español’.

 

Frente a las constantes campañas despectivas que nos inoculan los grandes medios de información de fuera y de dentro de España sobre cómo somos nosotros, nuestro liderazgo mundial desenmascara la falsedad de tales ataques a nuestra valía como pueblo y a nuestra potencia organizativa como país… si la causa es justa. 

Dos fortalezas siempre negadas por la propaganda de las grandes potencias extranjeras y siempre renegadas por nuestra sumisa oligarquía.

 

Eduardo Madroñal Pedraza

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