Gema y Gabriel…, por Pedro Arce Díez

Gema García Fuente (Sangas, 1985) y Gabriel Cantera Ortiz (Fresneda, 1979), ambos de Soba, eran una familia donde él se dedicaba al mundo de la construcción, sufriendo en sus propias carnes la crisis de años atrás y quedándose en el paro, lo que para cualquier familia siempre es una tragedia. Pero esta pareja no se arredró ante las dificultades y reflexionó fríamente para ver qué rumbo tomaban sus vidas…

Gema nos muestra uno de los quesos que se encuentran madurando en la cámara...

Y, ¡Zas! Decidieron montar una quesería. Allí, en Saro de Abajo, un precioso pueblecito, con tradicionales viviendas rurales, casonas de gran porte y las laderas de las montañas festoneadas de cabañas pasiegas, nos ofrecen un entorno embriagador; muy cerca de donde tiene sus orígenes Lope de Vega (Madrid, 1562-1635), uno de los poetas y dramaturgos más importantes del Siglo de Oro español, el llamado Fénix de los Ingenios y Monstruo de la Naturaleza, nada menos que por Miguel de Cervantes; y Lope de Vega escribía aquello de “rancio queso” y también del “buen queso”.

Cuando uno entra en una de las cámaras de maduración de la Quesería La Sobanuca, siente que penetra en un "sancta santorum" del queso, y queda envuelto en sus aromas; degustar todas sus variedades que Gema nos ha ofrecido, comprobar su exquisitez y adquirir algún queso para ir saboreándolos poco a poco....

Pues en este lugar, Gema y Gabriel –o Gabriel y Gema- comenzaron en 2013 esta experiencia vital; se formaron adecuadamente, adquirieron las cabras de leche de raza murciano-granadinas y algunas de raza alpina y de ellas sacaron la leche con la que comenzaron a elaborar sus quesos y montaron una quesería; actualmente se han desprendido de los animales de ordeño, que pastan actualmente en las praderías de Queveda (Santillana del Mar), de donde les traen la leche de cabra que pasteurizan, aunque también elaboran con leche cruda. Aún mantienen en su propiedad una treintena de cabritillas, que pronto se harán mayores…

Y en su quesería elaboran un queso fresco en tarrinas, así como queso curado y madurado con un exquisito sabor, que está teniendo una gran aceptación en las ferias a las que asisten para darse a conocer y que la gente vea y pruebe sus quesos. Y puedo dar fe de que son exquisitos, con un sabor especial, dejando en el paladar un retrogusto magnífico; también elaboran yogourt en tarrinas. Y venden sus productos en su quesería y en el entorno de los Valles Pasiegos, en cuya mancomunidad están integrados, con el sello de “Calidad Rural”.

Estos quesos se venden con el nombre comercial de “La Sobanuca”, atendiendo al origen de ambos, pues ya hace años que dejaron las alturas de este más que verde valle sobano, para instalarse en medio de las bucólicas praderías de las orillas del Pisueña.

El queso Fresco de cabra tiene un sabor especial....

No quiero dejar pasar por alto un aspecto de esta pareja y es su simpatía y cercanía, deseando servir y agradar a todos, probablemente por su carácter intrínsecamente amable. Y ello también es una faceta de un buen comercial. Y han formado una magnífica familia numerosa, con tres niñas de 6 y 4 años, que ya asisten al colegio “El Castañal” de Selaya, y otra de tres meses, que ya están impregnándose del dulce sabor y olor del queso.

Atender al ganado menudo que aún tienen, hacer los quesos, seguir su maduración y procurar su venta, son tareas que les lleva todo el tiempo, teniendo en cuenta que Gema, además, trabaja en una conocida empresa de alimentación.