Emilia Pardo Bazán.. por Pedro Arce.

Ahora que la progresía de esta país ha conseguido revertir al Estado el famoso Pazo de Meirás, está tratando de menospreciar su persona y su legado, como justificación para hacer de su capa un sayo, pues este Pazo de Meirás, utilizado durante décadas por la familia Franco, antes había sido construido y habitado por la popular escritora gallega, cuyos descendientes fueron fusilados por la izquierda de la época más convulsa de la España de la Segunda República, donde la eliminación del adversario fue práctica más que común, por aquello de las sacas, checas y fusilamientos en masa. Por ello los ideólogos de la “memoria histórica” les estorba tan egregia figura, tan acostumbrados a arrasar todo.

Y yo quiero reivindicar a Emilia Pardo Bazán (La Coruña, 1851-Madrid, 1921), por ser una mujer adelantada a su tiempo, ejemplo para feministas y azote para feminoides que tanto pululan en estos tiempos por el solar patrio, pues “fue una pionera y una adelantada en mucho al feminismo de su tiempo”, como acaba de afirmar Marilar Aleixandre, escritora y académica de la Real Academia Galega (RAG); y la quiero reivindicar como escritora de éxito,
pero mi espacio y conocimientos literarios son escasos…

…Por ello me voy a centrar brevemente en su interés por la gastronomía y el
mundo culinarios, ya que fue una buena aficionada a los fogones y a escribir sobre los mismos, relacionándose con los personajes de la gastronomía del momento, como fue el caso de su amigo, Manuel María Puga y Parga, conocido por “Picadillo”, que fue un escritor, gastrónomo y político, que escribió varios libros, como “La cocina práctica” (1905), prologado por la propia Emilia Pardo Bazán, y artículos de gastronomía gallega, reivindicando y defendiendo los alimentos tradicionales como las sardinas, el bacalao o el lacón con grelos, frente a la moda de la cocina francesa que se nos estaba colando en nuestras costumbres.

Pero volvamos a la novelista, periodista, ensayista, poetisa, dramaturga, crítica literaria, traductora, editora, catedrática, conferenciante y feminista Emilia Pardo Bazán, la Condesa de Pardo Bazán, quien, además de su extensa bibliografía, escribiera obras tan jugosas como “La Cocina Española Antigua” y “La Cocina Española Moderna”, totalmente actuales y que son referencia para cualquier estudio gastronómico y culinario actual y que yo mismo las utiliza con frecuencia. Y me deleito con las mismas, especialmente cuando quiero buscar recetas de los caldos gallegos de nabizas, de berzas o repollo, de calabaza y aún los “de harina”, pues Doña Emilia escribía que “el labrador gallego era vegetariano a la fuerza y, raras veces, podía echarle algún producto cárnico”.

   Y no voy a sucumbir a la tentación de entrar, ahora, en el fondo de su amplia producción literaria sobre el cundumio; este artículo tiene la intención de advertir que las revisionistas de la historia pretenden oscurecer la genial figura de la gallega, para ocultar sus intenciones relacionadas con el espolio y uso futuro del Pazo de Meirás.

   Han tenido que salir al paso personalidades cabales de la cultura como Darío Villanueva, catedrático y exdirector de la RAE, para afirmar que “Emilia es una persona verdaderamente excepcional y una de las figuras más destacadas de la España moderna y hay que decirlo”.

   A esas feministas de salón, les dice Isabel Burdiel, catedrática de Historia de la Universidad de Valencia, que “si algo fue coherente y progresista en Pardo Bazán fue su feminismo moderno y radical, pues denostar [a Pardo Bazán] para defender que Meirás debe dedicarse a la memoria es totalmente innecesario y da la medida de la concepción de la memoria que se está manejando”.

   Y aún el cántabro, José Manuel González Herrán, catedrático de literatura de la Universidad de Santiago de Compostela y gran estudioso de la figura de Pardo Bazán, manifiesta que “nunca es necesario denostar la figura de nadie como argumento para defender una postura”.

   Y quiero añadir algo más: por tres veces fue rechazada su candidatura a la Real Academia Española de la Lengua por ser mujer. Intentar manchar su figura en el año del centenario de su muerte es de una indignidad manifiesta, que solo a una izquierda atrabiliaria, rencorosa, analfabeta, revisionista y ruin como la que pulula por nuestro país en estos tiempos, se le podría ocurrir, como si de una caza de brujas se tratara.

Investigador, escritor y socio del Centro Gallego de Santander

Pedro Arce Diez