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Opinión 19-12-2022 06:39

EL SIGNO DE LA CRUZ Por Juan Goti Ordeñana Catedrático jubilado de la Universidad de Valladolid

Frente a estas ideas que ha creado nuestra sociedad, cada día vemos alcaldes del PSOE abatiendo cruces, que los pueblos habían erigido como signo de la paz y de una convivencia fraternal. Políticos progresistas han destruido cruces en Aguilar de Frontera, Baracaldo, Ahigal, Benicarló y en otros 150 lugares. Derribos que se han hecho contra el sentir de los ciudadanos.

 

 

¡El libro es vivo, es maestro, y con su muerte

da la lección que ha impreso con su sangre,

no lección de palabras que hincha el viento,

sino de vida eterna, alta lección!

(El Cristo de Velázquez, de Miguel de Unamuno)

Estos versos de Unamuno dirigidos al Cristo de Velázquez al contemplar al crucificado, y la belleza del poema que refleja el sentir del autor, me han llevado a hacer una reflexión en estos días de Navidad: ¡Cómo siendo el signo del más degradante castigo en el imperio romano, ha llegado a ser el símbolo de fraternidad de muchas generaciones, el reconocimiento de los humildes, la causa de la mayor transformación que ha tenido la sociedad y ha originado la cultura que ha transformado el Occidente!

Aún más, el motivo de su condena en una cruz debería llevar a reflexionar a los políticos y en especial a esta izquierda desbocada, porque los principios de dignidad de toda persona, de igualdad, y de libertad de todos los seres humanos partieron de la enseñanza de este crucificado. Y deberían saber, que el amor y la paz que debe reinar para crear una convivencia plena de fraternidad entre los pueblos, fue el motivo que le llevó a la condena en la cruz. Doctrina que no quisieron reconocer los poderes de su tiempo, y parece que, tampoco, quieren admitir los progresistas del nuestro que están en el poder.

Sin embargo, esos Derechos fundamentales de lo que lucen todos los políticos, y que no quieren reconocer a quien los propuso como ejes de la convivencia de los Estados, son los principios que reconoce el pueblo como valores de su sociedad, y durante siglos han funcionado para crear una convivencia pacífica entre los pueblos. Hoy esa doctrina que ha gobernado y nutrido nuestros pueblos se quiere romper por unas ideologías procedentes de mezquinos intereses de dominación, sin consideración de la naturaleza humana, que ha vivido conforme a una doctrina que le ha llevado a prosperar en comprensión y sociabilidad.

Frente a estas ideas que ha creado nuestra sociedad, cada día vemos alcaldes del PSOE abatiendo cruces, que los pueblos habían erigido como signo de la paz y de una convivencia fraternal. Políticos progresistas han destruido cruces en Aguilar de Frontera, Baracaldo, Ahigal, Benicarló y en otros 150 lugares. Derribos que se han hecho contra el sentir de los ciudadanos. Con ello han tratado de romper la paz en que vivían los pueblos para hostilizar la sociedad y dividirla para que se promuevan enfrentamientos entre los vecinos. Actuación que desde hace algún tiempo se está multiplicando en ayuntamientos de la izquierda, a la vez que quieren imponer una ideología que va contra la naturaleza humana y destructiva de la convivencia.

En un artículo de réplica un socialista me quiso mostrar, en cierta ocasión, que eran propios de su partido los principios de libertad de conciencia, igualdad y el bien común. Si los socialistas defienden estos tres principios, ¿cómo no se califican partidarios de este crucificado? Pues estos principios son del evangelio y de la doctrina social de la Iglesia que está enseñando desde hace siglos. Si conocieran algo de la evolución de las ideas sociales y políticas, sabrían que ésta es la doctrina que nos enseñó este crucificado y desarrolló la escuela de teólogos de Salamanca del siglo XVI, interpretando su doctrina.

Basado en esa doctrina del crucificado la Escuela de Salamanca elaboró las ideas políticas que han triunfado en la cultura de Occidente. Fue quien enseñó la igualdad de todos los hombres como doctrina esencial cristiana, cuando al proponerse el problema de los indios de américa dijo que por cuanto que eran hombres tenían todos derechos que los españoles. Y como desarrollo de esta doctrina, enseñó que la soberanía reside en el pueblo, que la mayoría de éste puede nombrar sus dirigentes, que el gobierno ha de trabajar por el bien común y que, si el príncipe no cumple con este fin, el pueblo le puede destituir y nombrar otro. Y, además, enseñó que la sociedad debe tener suficiente instrucción para desarrollar la función de crítica del poder. ¿Cómo estos políticos desechan a este crucificado y quieren abatir sus cruces, si fue quien enseñó a convivir en democracia, de que tanto blasonan?

¿No será que la ignorancia supina que ostentan, es la causa de su desvarío?

Desde hace tiempo estamos advirtiendo, a pesar de ocultar la prensa general, la cantidad de cruces que han tirado o pretendido eliminar alcaldes del partido socialista. Con esa actuación demuestran que la doctrina de estos principios les molesta para conseguir unos objetivos de un poder deshumanizado. Cada día vemos con mayor claridad, al ver los principios ideológicos que promueven, cómo les estorba para sus intereses los principios fundamentales de dignidad de la persona, igualdad y libertad y por ello tratan de eliminar la cruz que es signo de ellos, a pesar de que se les hincha la boca creyéndolos suyos.

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