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Opinión 19-05-2021 05:57

El momento de la verdad Por Juan Goti Ordeñana Catedrático emérito de la Universidad de Valladolid

Llegado a este punto de la crisis, cuando las elecciones han demostrado la baja calidad de esta izquierda, es necesario que los partidos de la oposición tomen buena nota, y no se duerman con el sabor de la victoria, y renuevan sus principios e ideales para los próximos años, que van a ser duros, pero conviene que sean decisivos.

 

 

Una vez que el día cuatro de mayo saltó por los aires todo el montaje del sanchismo que se creía tan fuertemente construido, hay que hacer una reflexión de los motivos en los que estaba montado. Una tormenta de primavera ha dejado en evidencia que estaba edificado sobre arena movedizas, y el primer vendaval lo ha llevado por delante, poniendo en evidencia que no tiene cimientos.

Si se buscan las raíces de este ingente fracaso de la izquierda, la generalidad de la población lo tiene muy claro, en que no hicieron nada bien. Nada de nada. Con un primer confinamiento pensaron que habían resuelto todo el problema, como manifestó en sus autolaudatorias peroratas el presidente. Pero cuando se advirtió, que el virus resurgía con distintas cepas, entonces ya no se encargó de la pandemia, sino que lo asignó a los Gobiernos autonómicos, liberándose de lo que era la primera preocupación de la sociedad. Al tiempo que se insistía como primera urgencia la sanidad, y se dejaba de lado el enorme paro que se había producido, y se olvidaba la atención a la industria.

El hecho más significativo fue, ante el fracaso del Gobierno de Sánchez, que había ocultado de alguna manera su decepción al pueblo, la iniciativa de los genios del Gobierno que consideraron, como forma de justificar su inacción, ponerse inmediatamente contra el Gobierno regional de Madrid, que no siendo de su partido, estaba lidiando mejor que cualquier otro la crisis sanitaria, a pesar de las características de Madrid que, como capital de la nación, tenía una dimensión más compleja que otras regiones.

La envidia, dicen que es mala consejera y en esta ocasión se ha demostrado, con la forma de actuar del Gobierno de Sánchez, sin exclusión de ninguno de sus miembros, ni tampoco de su partido de Ferraz, al cargar contra la situación de Madrid, diciendo y acusando de lo peor y echando las valoraciones más degradantes de la forma de actuar de esta Autonomía. Cuán lejos estuvieron de la realidad, los que trataron de degradar al Gobierno autonómico de Madrid, pues no iba a ser percibida así por los viandantes de las calles de la capital. El ciudadano normal advirtió la invidia que se produjo en la izquierda, ante el éxito que paso a paso se iba fraguando por la acción del Gobierno autonómico, y el injusto ataque de un sanchismo que no había hecho nada ante la exigencia de sanidad que requería el momento.

Aun se elaboró un ataque directo del mismo presidente del Gobierno, que creía que desde su situación política iba a hundir a Isabel Díaz Ayuso y su equipo, pero en las elecciones se ha visto la ecuanimidad de los ciudadanos, que han sabido valorar el trabajo y actitud de cada uno, con una aplastante victoria del Gobierno autonómico, y como consecuencia del PP., y el rechazo de la oposición, respondiendo al verdadero fondo del sentir popular.

Se ha de tener en cuenta que se ha votado por una persona, que no se ha dedicado a sofisticados discursos, sino que se ha percibido como defensora leal y combativa del sufrimiento del pueblo, a la que se le tachó de todo, pero que supo representar al pueblo de Madrid, y al sentir general de toda España, en la lucha contra la pandemia. Se ha esforzado con los medios que disponía de superar esta difícil adversidad, cosa que no se platearon nuestros dirigentes, sino que buscaron el título de salvadores.

El discurso de Ayuso fue sencillo, no el sofisticado del representante del PSOE, ni el constante insulto de otros hablando de democracia o fascismo, cuando la entonación del lema era todo lo contrario. Los fascistas, en verdad, eran los que se llenaba la boca insultando a la oposición de fascista. En la realidad, el sentir del pueblo es, que los socialistas han descendido a tercer partido de Madrid, y los acusadores de fascistas que tanto se jactaban, casi han desaparecido, lanzados a las tinieblas por la sociedad. Insultar al votante, como remate de una faena, cualquiera sabe, que es poco inteligente.

Por fin, la envidia del presidente se ha reducido a desconocer el resultado de las elecciones, y vengarse dejando que en el caos el futuro de las Autonomías.

Llegado a este punto de la crisis, cuando las elecciones han demostrado la baja calidad de esta izquierda, es necesario que los partidos de la oposición tomen buena nota, y no se duerman con el sabor de la victoria, y renuevan sus principios e ideales para los próximos años, que van a ser duros, pero conviene que sean decisivos.

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