Noticias de Cantabria
Opinión 29-09-2019 16:00

Cuidado con el gobierno progresista, por Juan Goti Ordeñana

Se ha introducido en nuestro vocabulario político la idea de progresismo, que Armando de Miguel califica de «radicalmente injusto, inicuo por mucho que se disfrace de altruista o solidario». La palabra en si es inocente, deriva del latín «procedere», que significa «ir delante de alguno, adelantarse, avanzar», por tanto, no es una simple marcha hacia delante, sino de preceder a los demás.

Y esto es lo que pretende nuestro presidente en funciones, que siendo él quien tenía que haber arreglado este tinglado, en cinco meses, que lleva desde la elección, no ha sido capaz de salir de su paraíso monclovita, para llegar a hablar con los demás y conformar un Gobierno. Su soberbia que le lleva a creerse el faraón, que significa, «el que está en la casa grande», y piensa que todos le deben veneración, y venir a arreglarle las cosas. Es hora de que el pueblo le apee de su soberbia, si se quiere tener un Gobierno que funcione en la difícil situación de crisis en la que estamos entrando.

Cuando además se da preponderancia al progresismo, que tanto le gusta repetir al PSOE, se desfigura la idea de avance de la sociedad, y se vienen a ocultar inconfesadas pretensiones de poder absoluto a imitación de los marxistas, ya leninistas, ya castristas u otras dictaduras similares. Pero esto no se afirma a las claras, pues tendría que irse a una revolución violenta, y hoy no es bien visto, por lo que se ocultan enredándose en la malla capitalista, que han sabido conjugar con las dificultades que tiene el pueblo en una sociedad tan complicada. Por tanto, ante la marcha hacía el futuro que añora la sociedad actual, los socialistas, podemitas y los movimientos que están a su sombra, con una mala conciencia engañan al pueblo proponiendo un mañana progresista, burlando así con una idea difusa y vaga, pero que ha calado como un arreglo ilusionante del futuro. Pero con la experiencia ruinosa que ha seguido en todos los países donde han triunfado estos movimientos de izquierdas, debería llevar a una gran reflexión.

Ese progresismo, que se nos presenta como el paraíso futuro no ha existido, y lo que existe en la actualidad es pura ideología. El pueblo se hace la idea con esa propaganda de que va a disponer de todos los medios materiales para llegar a una vida feliz. Pero ese progresismo nunca ha arreglado la situación económica de los países donde ha arraigado, sino que los ha llevado a la ruina, véase Cuba, Venezuela.

Ante la dura realidad, las izquierdas han cambiado su actuación y se han dirigido a dominar la enseñanza con unos programas de buenismo, populismo, ecologismo, calentamiento de la tierra, feminismo, animalismo, vegetarianismo extremo, sexualidad libre, y cualquier otra idea por estos campos. Todo ello, ocultando sus fines, y consiguiendo con estas formas atraer la voluntad del pueblo, y amordazando con estas sensiblerías el verdadero progreso de la sociedad.

Este progresismo que nos ha metido la izquierda es insaciable, hasta el momento está teniendo un éxito sin precedentes, porque ha conseguido que sea aceptada por una sociedad temerosa de un futuro sin esperanza, y porque incita a disfrutar en el presente de toda clase de placeres. Programa que es aceptado por la opinión pública, al no haber un periodismo que llegue a explicar el abismo al que se está acercando la sociedad con el peligro de precipitarse.

Con toda la publicidad que se han llegado a dominar, han conseguido que no se pueda criticar esta ideología, aunque en su conciencia las personas, con una cierta formación, saben que es algo descabellado. Pero con una hábil política de propaganda han logrado, soslayar la mala crítica de esta ideología, a lo que ha ayudado un periodismo sometido a las grandes cadenas publicitarias que les interesa esta línea de pensamiento para sus fines económicos. Con esto, han caído los partidos de izquierda en contradicción, cosa que no se pensó en su origen, esto es, hermanarse con el capitalismo para el logro de sus fines.

Aquellos miedos de una invasión de las ideologías comunistas de otros tiempos se han superado con estas variaciones, a pesar de optar por los mismos fines. Con ello, como se está viendo, este progesismo es más peligroso que el marxismo original. El mayor mal es que se ha apoderado de la enseñanza desde la más tierna infancia, e introducido un virus destructivo, inoculando en los niños unas desviaciones anímicas difíciles de corregir cuando lleguen a la madurez. Así mismo han conseguido infundir un resentimiento en toda la enseñanza, respecto a la historia de España, como vemos en las interpretaciones que se hace en la cultura oficial.

Lo peor de este progresismo es que se han arrojado fuera todos los valores morales. De modo que los principios éticos de la tradición: «la justicia, la libertad, la lealtad, la autoridad y la santidad», son erosionados por esta ideología progresista que las tacha con todo tipo de epítetos despectivos. De aquí se deriva la ceguera completa de la izquierda en cuestiones esenciales de la vida.

Por último, como muestra, tenemos la experiencia de la inhumación de Franco, con lo que, según dice Sánchez, ha inventado la democracia. Nuestro progresista presidente en funciones ha tomado esto como prueba de autoritarismo, y con ello muestra su tendencia al totalitarismo, constituyendo un régimen, que como dice Agapito Mestre: «ha borrado todos los signos de distinción entre poder, derecho y saber».

Sé el primero en comentar