Con un par, por Manuel Olmeda Carrasco
Creo firmemente que los gobiernos debieran especificar cualquier coyuntura para, si fuere necesario, remar todos a una en la misma dirección
Hoy los modismos han calado profundamente en una juventud que el extravío incita a suscribir como método de compensación. Así surge el lenguaje criptográfico o cifrado que conforma un grupo equidistante, acaso anejo, cuyo fundamento sea la rebeldía sempiterna. No gustan, en general, vocablos ni expresiones antiestéticas como tampoco suelen admitir insultos o ultrajes humillantes. Al final, como todos nosotros, advertirán que los refranes —aparte de atemporales— encierran mucho sentido común. “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”, incluso “Obras son amores y no buenas razones” carecen de mensaje para ellos porque se encuentran en los arrabales de sus intereses. Lo que vaya más allá de trolear, rallarse, postureo, estar a tope, me cunde, etc. no entra en sus esquemas y, por tanto, sobra.
No obstante, para ser preciso, hay giros que pueden corregir disensiones semánticas con escaso sentido, los hay. Entre otros, bastante novedosos, yo destacaría “Con un par” o “eso no, lo siguiente”. Pese a interesantes intentos lingüísticos por cerrar la brecha generacional, los políticos y comunicadores en perfecta sintonía (aun comunidad de intereses) retuercen conceptos, envilecen polisemias, refuerzan el uso espurio del mensaje, para abrir fisuras sociales —ya casi cerradas— porque, al parecer, son fuente inagotable de dividendos electorales. Creo firmemente que los gobiernos debieran especificar cualquier coyuntura para, si fuere necesario, remar todos a una en la misma dirección. Generar enfrentamiento, además de indecente, muestra una evidente actitud antidemocrática, dictatorial.
Ahora mismo, ante la inquisitiva curiosidad amalgamada con altas dosis de aprecio, quien pregunte ¿cómo estás? recibirá una contundente respuesta, ya habitual: harto. Y no es para menos teniendo en cuenta la situación sanitaria y económica, al margen de otras menos acuciantes, que se nos vienen encima. Objetivamente, el escenario se aprecia engorroso, con desenlace oscuro, interminable. La multitud ve poco a poco, casi con incredulidad, cómo políticos, periodistas (algunos adscritos al intrusismo profesional) y animadores varios, vociferan que nuestra situación económica va revirtiendo. ¿Otra vez la vieja, dañina, monserga de “estamos en la champions league”? Un editorial de El Mundo, sin embargo, publica: “España transita hacia una legislatura perdida en materia económica y laboral”. Sospecho que nadie sensato cuestione tal editorial.
Llevamos dos decenios, al menos, en que políticos del amplio abanico parlamentario juegan a la ruleta rusa sobre la cabeza de los españoles. Existe, pese a lo dicho, una diferencia sustancial entre derecha e izquierda. Aquella, coloca una única bala de las cinco posibles; por tanto, deja un ochenta por ciento de oportunidades para sobrevivir. Esta, solo deja libre un orificio del tambor y el veinte por ciento de existencia. Mi opinión surge rotunda fundamentada en referencias históricas innegables, asimismo vivencias propias. ¿Creen lógico que un inhabilitado Torra exija a Iglesias disculpas, en nombre de todos los españoles, por el fusilamiento de Companys? ¡Insólito! El presidente catalán olvida lo ocurrido en mayo de mil novecientos treinta y siete con anarquistas e integrantes del POUM, siendo Companys presidente de la Generalidad.
Hace poco llegó a mis manos un WhatsApp en el que Vargas Llosa manifestaba: “Me indigna el doble discurso de obligar a los demás vivir en las penurias socialistas, mientras ellos saborean las mieles del capitalismo”. ¡Cuánta verdad! Sabemos que Sánchez se reunió con el Ibex al objeto de agenciarse alguna idea para el reparto (¿común?) del Fondo Europeo de Reconstrucción (ciento cuarenta mil millones). Iglesias, al respecto, dijo que echaba de menos apellidos vascos y catalanes. Sugería análogo método al utilizado por el absolutismo monárquico y franquismo para favorecer dichas zonas, pero en este caso, presuntamente, su objetivo sea aniquilar la unidad territorial y obtener cuantiosos réditos electorales. Quizás busque coyuntura idónea para experimentar ¿el marxismo totalitario?
“Con un par” es la expresión popular y atrevida que el pueblo utiliza para denominar una actuación extravagante, excesiva, de quien tiene cierto poder político o mediático. Tras la desastrosa gestión gubernamental de la pandemia que le ocasionó un desgaste gigantesco, Sánchez deja “quemarse” a las Comunidades siendo, como es, emergencia nacional y obligación plena del gobierno. ¿Acaso España conforma un Estado Federal? ¿Para qué precisamos entonces un gobierno central? Con un par. Dolores Delgado, fiscal general del Estado, decía tiempo atrás: “Vamos a investigar todo, las victimas (del Covid-19) son una prioridad”. Ahora pide al Tribunal Supremo que rechace toda querella contra el gobierno por la gestión del coronavirus y sea requerida a las Autonomías bajo el argumento sofista de que las competencias sanitarias ya fueron traspasadas. Con un par.
Madrid, su presidenta, lleva meses aguantando inquina e injurias procedentes del gobierno para favorecer su desgaste y facilitar una moción de censura que le quitara al PP dicha Autonomía. Sanitarios, médicos de diversas especialidades, cuentan cada día el desastre que arrastra la sanidad madrileña. Con un par. Pese a ello, el hoy presidente del colegio de médicos madrileños, hace unos días dijo: “El colegio de médicos está politizado, siempre defiende al gobierno y ataca a Madrid”. ¿Solo el colegio de médicos? La Audiencia Nacional acepta que Iglesias es perjudicado en el caso Dina contra la opinión del juez instructor, García Castellón. Otra juez obliga a un niño de cinco años a ir a clase, pese al rechazo de su madre al Covid. Ambos casos, con un par.
¿Han oído al gobierno hablar de economía? No, si acaso para narrar mentiras u originar humaredas que entretengan al personal y calmen a partidarios insatisfechos con gestos bravucones, provocativos. A falta de pan buenas son tortas. En este sentido, la Ley de Memoria Histórica sustituye “Histórica” por “Democrática”, adjetivo que utilizan en variadas formas países totalitarios. Los sistemas democráticos no necesitan recalcar su linaje. Venezuela oficialmente se llama República Bolivariana de Venezuela. Corea (para que no quede un ápice de duda respecto a su inclinación democrática), República Popular Democrática de Corea. China, República Popular China. La antigua Alemania oriental, República Democrática de Alemania. Esta nueva ley adormidera, discorde, tiene dos novedades: capacidad de multa a quien haga apología del franquismo y abrir tumbas con dinero público. En definitiva, partir la sociedad para acallar y sostener fundaciones concretas. Con un par.
Termino con las palabras de Ignacio Escolar a Isabel Díaz Ayuso: “Hace falta mucha dignidad para dimitir”. Dirigiéndome a él, digo: “Hace falta más deontología y menos sectarismo para publicar unas Notas al margen que le envié en respuesta a un artículo intemperante de Rosa María Artal”. Este señor da lecciones de ética. Con un par.
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