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Ana, María y Regina Arroyo con el queso de Cantabria, por Pedro Arce
Corría el año 1949, cuando se levanta la prohibición de elaborar queso en Cantabria y es cuando se crea la empresa Laboratorios Arroyo, que Manuel Arroyo y su hermano Ramón ponen en marcha en la Calle Cádiz de Santander ..
Corría el año 1949, cuando se levanta la prohibición de elaborar queso en Cantabria y es cuando se crea la empresa Laboratorios Arroyo, que Manuel Arroyo y su hermano Ramón ponen en marcha en la Calle Cádiz de Santander y que actualmente es un conjunto de empresas que dirigen sus descendientes con mano diestra y gran éxito en el mundo del queso. Todo el mundo del queso conoce bien el impulso que la familia Arroyo ha dado al queso de Cantabria en las últimas décadas; quizás el resto de la población no conozca tan bien esta iniciativa que surgió de la mano de los hermanos Manuel y Ramón Arroyo González cuando crearon el embrión de lo que hoy son varias empresas situadas en Santander, Madrid y Valladolid.
Y curiosamente, estas empresas están lideradas por sus descendientes, mujeres ellas, que llevan el timón con mano firme de Laboratorios Arroyo, Suministros Químicos Arroyo, Larbus y Cuajos Caporal, empresas totalmente consolidadas y un referente lácteo en toda España y conocidas en todos los ámbitos lácteos y, de forma especial, queseros. Son Ana, Regina, y María.
Manuel Arroyo fue un personaje excepcional en muchos aspectos, no solo en lo personal y académico, donde brilló con luz propia; también se involucró en el mundo del queso, creando empresas de apoyo a los queseros, formando a los mismos, generando una Cofradía Gastronómica del Queso y disfrutando con este “manjar de dioses”, en aquellas degustaciones a las que nos convocaba y de las que disfrutaba enormemente. Su hija, Ana Arroyo, junto con su hermana Regina y su prima María, son fieles seguidora de estos eventos, que organizan y disfrutan y nos hace disfrutar a los demás. En la imagen abajo, Manuel Arroyo impartiendo un curso en Asturias, desarrollando su innata vocación docente y disfrutando con el queso.
Manolo Arroyo, de quién ya he hablado en anterior ocasión, junto con su hermano, pusieron la primera piedra de estas empresas que cuentan actualmente con más de cuarenta trabajadores; han pasado siete décadas y en el transcurso de las mismas han organizado cursos de formación, como aquel lactológico que se organizó en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en el marco de La Magdalena en 1958; han recorrido España, parte de Europa e Hispanoamérica y otros muchos países, contribuyendo a formar a muchas personas; han generado una empresa de suministros para el mundo lácteo y quesero y se han generado un prestigio, que hoy mantienen sus sucesoras.
Y son estas empresas, Laboratorios Arroyo y Suministros Arroyo, ubicadas en Peñacastillo; Larbus que opera desde Madrid; y Cuajos Caporal, de Valladolid. Estas empresas forman y aconsejan a los queseros; les suministran los equipos necesarios para la instalación de sus queserías, así como el material preciso para la elaboración del queso. Y siempre saben los queseros que tienen un lugar de referencia para cualquier necesidad que precisen, prestigio que han conseguido en estos años de trabajo y dedicación.
A María y Ana Arroyo les gusta el mundo quesero, ya sea haciendo queso, enseñar a hacerlo u organizar una magistral degustación…
Son empresas muy especializadas con un personal muy técnico y cualificado, lo que tiene un especial valor añadido, investigando y progresando desde aquellos años iniciales, siempre al servicio de los queseros.
Este núcleo empresarial tiene un decidido afán divulgador de los conocimientos bien impartidos, como son los cursos de formación de queseros, ya con una tradición de décadas y teniendo como punto de mira la seguridad e higiene de los alimentos, pues, aunque actualmente la normativa legal no exige el carnet de manipulador de alimentos, sí tienen cada una de las empresas la obligación de diseñar un plan específico de formación de trabajadores, relacionado con el puesto de trabajo que ocupe en la cadena alimentaria, de conformidad con el nivel de responsabilidades en la misma.
Fabrican el material preciso para montar una quesería, como he tenido ocasión de comprobar en muchas de las que he visitado, en el taller existente en la sede de Peñacastillo. Distribuyen todos sus productos en toda España, países europeos e hispanoamericanos, con una calidad y aceptación más que contrastada, a pesar de la competitividad de nuestros tiempos.
En Suministros Arroyo se construyen los diferentes equipos para la fabricación del queso, con un mercado que abarca a todo el territorio español.
En cuanto a nuestras queserías de Cantabria, en Arroyo se han formado casi todos los queseros, allí han podido adquirir todo lo necesario para instalar las respectivas queserías y siguen adquiriendo el material preciso para la elaboración de sus exquisitos quesos. Es reconfortante comprobar como asisten a sus prestigiados cursos alumnos de Cantabria, España y de otros países, incluso del continente americano. Tres cursos al año, tanto de iniciación a la elaboración de queso, como de formación continua, pues el mundo del queso está en evolución constante, dada la dinámica del mercado.
Destaca sobremanera la organización de degustaciones de quesos regionales, nacionales e internacionales que suelen hacer en la sede del Primero de Mayo, algo que ya inició Manolo Arroyo, cuya estela siguen sus descendientes y que resultan un éxito rotundo. Incluso a veces colaboran en talleres y degustaciones en otros lugares, como la Feria del Queso de Pesquera, una de las citas más importantes del queso en Cantabria. Ocasiones éstas en las que ponen en escena la Cofradía de la Orden de la Peregrina, que con tanto entusiasmo creó Manuel Arroyo.
La familia Arroyo, siguiendo la estela de sus fundadores, no solo venden productos para el mundo lácteo; también organizan cursos de gran interés, hacen degustaciones de quesos con regularidad (imagen de la izquierda), momentos que aprovechan para impulsar la Cofradía de la Peregrina, con clásico su “licor del peregrino” (imagen de arriba en la derecha), y aún les queda tiempo para visitar la impresionante colección láctea que reunió Manuel Arroyo y que constituye un auténtico Museo, visitado en esta ocasión por el Grupo Gastronómico-Cultural de “Los segundos jueves de mes” y que les fue explicado por Ana Arroyo.
Como colofón, afirmar que es un honor para Cantabria que aquella iniciativa que surgió de la mano de Manuel Arroyo y sus hermanos, en los difíciles años cincuenta, tenga una trayectoria de éxito y servicio, que dejaría plenamente orgullosos y satisfechos a los fundadores y que siga generando ilusión y esfuerzo a sus sucesoras y a toda la plantilla laboral, totalmente volcada en el objetivo de servicio al mundo del queso en España.
Y a mí me consta que los queseros están plenamente satisfechos de tener una entidad que saben es un apoyo en todas sus necesidades y ello genera una relación humana de confianza mutua que es de agradecer. ¡El mundo del queso en Cantabria es como una gran familia!
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Comentarios(2):
Como siempre espléndido Pedro
Gracias, Sr. Arce, por poner de relieve la calidad y encomiable labor de los descendientes del Dr. Manuel Arroyo y su hermano Ramón,fundadores de los Laboratorios Arroyo de la calle Cadiz de Santander. El Dr. Arroyo fue un personaje muy singular, empresario valiente, emprendedor, docente, divulgador y buena persona. Gozaba de la autoridad que le daba su experiencia internacional, su constante trabajo y ejemplo, y su reconocimiento en toda España. Doctor por la Universidad Complutense de Madrid, este santanderino entrañable constituye un ejemplo de cómo se puede contribuir al progreso y el bienestar de los demás: creando, enseñando, investigando y siendo generoso. Bonito recuerdo. Orgullo para todos sus descendientes y protectores del buen queso de Cantabria. Buen artículo, don Pedro.