Los marqueses de Galapagar se pegan el gran batacazo.   

Después del nacimiento, legítimo, como consecuencia de una política nefasta, surgió el movimiento ciudadano de los indignados, que todavía recordamos en nuestras retinas.

Fue algo espontáneo, de los ciudadanos y de sus penurias y agravios como consecuencia del partido de turno. Aquel movimiento de los indignados, anónimo y asambleario, fue apropiado por Iglesias y sus amigos con las siglas Podemos poniéndose al frente de ese movimiento como si de una SL se tratase. 
 
Ese movimiento ha ido paulatinamente desapareciendo al haber sido traicionado en sus orígenes al abandonar la defensa de los más indefensos. Como si de un teatro griego se tratase los actores se fueron quitando las mascara y se les vió su verdadero rostro. Nosotros dijimos desde este periódico digital en varias ocasiones y de forma reiterada, ver hemeroteca, que el movimiento de los indignados desapareció desde el momento en que los Monedero, Iglesias, las Irenes… y demás tropase quedaron para satisfacer sus condumios, los suyos, no lo de los demás y desde el momento en que sepusieron al frente del mismo. Y así lo hemos ido comprobando elección tras elección.
En estas elecciones el batacazo ha sido morrocotudo y en ello ha influido los grandes errores de esta no casta, en su origen, para pasar a ser casta de elite en la actualidad. No hace mucho Iglesias, conocido por “el de la coleta” prometía dimitir si la cosa no iba bien, ahora ya no, dice que va a hacer autocrítica. Y es que no puede dimitir porque tienen que generar, entre marido y mujer, dinero suficiente para hacer frente a la vidorra actual en su palacete de Galapagar, con protección policial incluida. Y ahora cuando su cuota electoral prácticamente es ninguna pide a Sánchez conformar un Gobierno de coalición. ¿Se lo imaginan? No por favor.
Sánchez es el único que puede dar oxígeno a este personaje del que ya adivinamos su fin, el ostracismo más total porque como decimos arriba se quitó la careta y se descubrió su verdadero rostro, su contenido. La nada. Se le han acabado las soflamas y la última ocurrencia fue criticar la donación de aparatos médicos de última tecnología para los hospitales de la Seguridad Social por parte de don Amancio Ortega. Patético.

Y ahora cuando su cuota electoral prácticamente es ninguna pide a Sánchez conformar un Gobierno de coalición y que le nombre ministro para salvarle como al soldado Ryan