Valdecilla participa en el descubrimiento de biomarcadores que podrían predecir el inicio de un subtipo de Parkinson
El estudio se ha realizado con financiación de la Michael J. Fox Foundation for Parkinson`s Research
La Unidad de Trastornos del Movimiento del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (HUMV) ha participado en un reciente estudio, impulsado por el Clínic Barcelona-IDIBAPS, que ha descubierto biomarcadores sanguíneos que podrían predecir el inicio de los síntomas en un subtipo de Parkinson genético.
En concreto, se han detectado alteraciones en el perfil de expresión de cuatro microARNs, que podrían permitir detectar la aparición de la enfermedad de Parkinson genética y seguir su evolución en personas portadoras de mutaciones en el gen LRRK2, ha informado el Gobierno de Cantabria.
La enfermedad de Parkinson es el trastorno neurodegenerativo del movimiento más frecuente. La mayoría de casos son de origen desconocido, pero un 10% de los pacientes presenta mutaciones genéticas que causan la aparición de la enfermedad. Entre estas mutaciones, destacan las que afectan al gen que codifica la enzima LRRK2, ya que son responsables de una gran proporción de los casos genéticos. Así, las personas con alteraciones en LRRK2 tienen un riesgo elevado de desarrollar la enfermedad, pero la falta de biomarcadores de progresión impide predecir el momento de la aparición de los primeros síntomas.
El objetivo del estudio, tal y como ha explicado la investigadora del grupo IDIBAPS, Marta Soto, era encontrar biomarcadores que permitan diagnosticar la enfermedad de Parkinson de forma precoz, es decir, antes de la manifestación de las alteraciones motoras, y de forma no invasiva.
El estudio determina que en el cerebro de algunos de los sujetos portadores de mutaciones en LRRK2, aunque no presenten todavía síntomas de Parkinson, puede detectarse ya una pérdida progresiva de las neuronas que producen dopamina, mediante una prueba denominada DaT-SPECT. Gracias a esa prueba, los investigadores del estudio han podido clasificar mejor a los pacientes y estudiar los cambios de expresión de los microARNs en las diferentes etapas de progresión.
Según los resultados, existen alteraciones específicas en las personas portadoras con potencial como biomarcadores. De hecho, tal y como ha señalado Marta Soto, se han identificado cuatro microARNs capaces de discriminar a los portadores de la mutación G2019S de LRRK2 con síntomas y sin síntomas.
"Este hallazgo es relevante, ya que es la primera vez que se analiza la expresión de microARNs en etapas premotoras del Parkinson y muestra su utilidad como indicadores de inicio y progresión de la enfermedad", ha detallado Soto.
En el estudio ha participado la Unidad de Trastornos del Movimiento del HUMV, encabezada por el jefe de Sección de Neurología e investigador del grupo de Enfermedades Neurodegenerativas del Instituto de Investigación Valdecilla (IDIVAL), Jon Infante, también, quien ha avanzado que "los resultados del este estudio permitirán adelantarse y predecir el inicio de la enfermedad en aquellas personas portadoras de la mutación cuyo riesgo de desarrollarla hasta ahora desconocíamos".
DETECCIÓN PRECOZ Y NUEVOS TRATAMIENTOS
Explorar el largo período entre el inicio de la enfermedad y la aparición de los primeros síntomas es clave para encontrar nuevos mecanismos y tratamientos. Asimismo, en el caso concreto de las personas portadoras de mutaciones en el gen LRRK2, la administración de fármacos inhibidores de la enzima se postula como una estrategia terapéutica que ya se está evaluando en ensayos clínicos. Esto refuerza la necesidad de disponer de biomarcadores que permitan seguir la progresión de los pacientes en las etapas presintomáticas.
Este estudio se ha realizado con financiación de la Michael J. Fox Foundation for Parkinson's Research y es esencial para avanzar en el conocimiento del Parkinson, una patología frecuente cuya incidencia se espera que aumente en los próximos años. Sus causas se conocen, aunque se sabe que intervienen factores genéticos y ambientales, y en algunos casos es difícil diagnosticar con precisión.
De momento no hay ningún tratamiento curativo para la enfermedad, pero sí medidas estabilizadoras y de control de los síntomas. Uno de los problemas principales a la hora de encontrar terapias eficaces es precisamente que cuando los síntomas motores aparecen, la enfermedad ya está evolucionada y ya han muerto de forma irreversible muchas de las neuronas productoras de dopamina del cerebro, esenciales para la funcionalidad motora.
Por eso, tal y como ha enfatizado Infante, es esencial investigar en las etapas presintomáticas, tanto en el caso del Parkinson, como en otras enfermedades neurodegenerativas, "si queremos aplicar tratamientos que restauren o modifiquen el curso de estas patologías".
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