El diagnóstico precoz puede reducir en un 40% el riesgo de mortalidad por trombosis venosa profunda, según experto
En los casos más graves de trombosis venosa profunda (TVP) las tasas de mortalidad y amputación de miembros pueden superar el 40 por ciento, sin embargo, esta cifra podría disminuir en un 40 por ciento con un diagnóstico precoz, según ha asegurado el adjunto de la unidad de Radiología Vascular e Intervencionista del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada, el doctor Juan José Ciampi, durante las Jornadas de Actualización en enfermedad tromboembólica venosa (TEP y TVP), organizadas por la Sociedad Española de Radiología Vascular e Intervencionista.
Asimismo, ha añadido que "el diagnóstico temprano es fundamental porque va a permitir elegir el mejor tratamiento para el paciente y, en los casos de gravedad moderada-severa, permitirá ofrecer al paciente intervenciones más rápidas y agresivas que pueden llegar a salvar la vida de cuatro de cada diez pacientes".
En este sentido, el experto ha destacado que el papel de los radiólogos vasculares e intervencionistas es "importantísimo" tanto a nivel de pruebas (TAC), como de diagnóstico y tratamiento. "Jugamos un papel importante en la interpretación de los datos de la tomografía computarizada y en la valoración clínica del paciente de forma conjunta con el neumólogo, el médico intensivista, el médico internista, etc., para determinar cómo intervenir dependiendo de la gravedad del paciente y de la localización del trombo", ha explicado.
En los casos más graves de TVP, el papel de los radiólogos vasculares e intervencionistas es "fundamental" a la hora de aspirar o deshacer los trombos con fármacos, restituyendo la circulación y evitando complicaciones. En ese sentido, Juan José Ciampi ha destacado durante su ponencia la gran evolución que ha experimentado este campo en los últimos años para beneficio de los pacientes.
Según ha explicado el experto, en 2008 la gran mayoría de los pacientes con trombosis venosa profunda grave eran tratados con fibrinolíticos sistémicos administrados por una vena periférica. A partir de 2012, en algunos hospitales con experiencia, este tratamiento se empezó a administrar a través de unos catéteres finitos, de apenas 2 o 3 milímetros de diámetro, que permitían introducir directamente el fármaco fibrinolítico en las arterias pulmonares.
"Esto permitía utilizar solo un tercio de la dosis con la misma respuesta, algo muy importante, ya que la medicación fibrinolítica tiene un efecto secundario grave, el sangrado sistémico, de forma que se corría el riesgo de provocar un sangrado intracraneal al paciente al salvarle la vida mediante la administración del medicamento", ha señalado Ciampi.
Por último, el experto concluye que "durante las jornadas presentaremos los resultados de estudios que demuestran que la aspiración de trombo con estos catéteres de gran calibre reduce el riesgo de colapso del ventrículo derecho hasta en un 30 por ciento, lo cual se asocia con la reducción de la mortalidad y la rápida mejoría de los pacientes, ya que estos dispositivos permiten extraer el trombo más rápido, con menos complicaciones, y sin riesgo de sangrado no deseado", ha concluido el doctor Ciampi.
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