Y hablaron los muertos
Hemos de recordar, pues siempre es bueno, que, sin duda alguna, en el 11-S del año 2001 se llevaron a cabo una serie de atentados suicidas de matiz terrorista, y que hasta esa fecha, nunca se había realizado una matanza de tal calibre en suelo continental.
Los Estados Unidos de América, sus gentes, recibieron un duro golpe por parte de 19 miembros de la red yihadista Al-Qaeda que culminó con las destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York –al impactar contra ellas dos aviones de pasajeros que habían sido secuestrados con anterioridad–,de otro edificio contiguo y de parte del Pentágono, en Washington. Y hablaron los muertos: “Fuimos masacrados alrededor de 3.000 seres humanos, y a decir verdad, sin comerlo ni beberlo”.
La gran potencia armamentística de EE.UU. fue sorprendida, y hay que decirlo así, por las huestes de Osama BinLaden que, mediante un plan de ataque al estilo de los kamikaces japoneses en la II Guerra Mundial, llevaron a cabo el más trágico atentado terrorista en la historia de los Estados Unidos de América.
Siempre se rodeó el señor Bush de intelectuales y hombres de negocios que le manejaron a su antojo desde el hundimiento de la URSS y cuando corrían los años de 1990. La política a seguir por él, sin lugar a dudas, ha estado dirigida a dominar el mundo unilateralmente por medio de una superioridad militar absoluta. Está haciendo morir a muchos soldados americanos sin necesidad y sin razón, haciéndoles creer que los Estados Unidos de América están en peligro, que existe un terrorismo islámico en cada esquina y en cada país. Pero nunca les ha explicado que, posiblemente, él fomento la guerra de Afganistán –por venganza y venta de armas-, y la de Irak -buscando petróleo (“oro negro”)-. No para hacer más cómoda la vida a los americanos o al del resto de los países del mundo, sino para enriquecerse en unión de los fabricantes de armas estadounidenses: EE.UU. es el primer fabricante de armamento bélico del mundo.
Quiero recordar, pues faltaría a la verdad, que el 11-S fue un atentado contra el mundo entero, pero la obligación de la CIA, el FBI y demás cuerpos de élite era buscar a los culpables y ponerlos a buen recaudo, pero jamás fomentar la guerra, la guerra por la guerra… que puede degenerar en la III Guerra Mundial. ¡Dios no lo quiera!
Y con su “ley del silencio”, la ley de la tortura, la ley del engaño, la ley que se salta la ONU cuando le viene en gana, con esa primera ley va a continuar hasta la conclusión de su mandato presidencial en las próximas elecciones del 7 de noviembre. A Bush le falta inteligencia y le sobra audacia incontrolada. Es un mensajero pero no un hombre de Estado. Se representa a sí mismo pero no a los norteamericanos. Es un hombre en declive político pero temible porque está dando los últimos coletazos de una persona dañina y mentirosa, incluso dijo que en Irak había armas de destrucción masiva, y todos sabemos que este último aserto, como otros muchos, carecían de fundamento y pruebas.
Qué recuerde nuestro amigo Bush que las democracias liberales se apoyan en los votos de las personas y del uso cambiante que puedan hacer de los mismos. Respetar al electorado conduce ineludiblemente a que este último respete también al candidato repúblicano o demócrata que sea presentado en las próximas elecciones norteamericanas. Y es que Bush está llevando la política internacional por su cuenta y riesgo, sin contar con el pueblo norteamericano, que fue quien le votó.
Este hombre ha cometido un gran error al manifestar que existe una única “guerra contra el terror” –al que nombró como “Eje del mal”– dado que los enemigos a nivel mundial son variopintos. Y es bien fácil: si un periodista trata de disertar en una conferencia sobre la política exterior de EE.UU. en relación con Israel, quizá no pueda. Unas simples llamadas telefónicas serían lo suficientemente convincentes para que dicha conferencia no se pronuncie. Estamos llegando a una limitación de la más grande de las libertades de que el hombre puede gozar: la libertad de expresión. Llámese ésta: televisión, radio, prensa, Internet...
Hemos de reconocer que la nación más poderosa del mundo se encuentra en recesión y a pocas semanas de sus elecciones. Si Osama se decidiera a cometer un nuevo atentado terrorista, sin duda, los electores americanos volverían a votar al Partido Republicano, esta vez representado en la persona del senador John McCain, quien, entre otras cosas, piensa que la guerra mantenida entre Georgia y Rusia es una gran amenaza para la paz mundial.
Por otra parte, hemos de considerar que después de los atentados terrorista del 11-S en Estados Unidos y, en cierta connivencia con el anterior, vinieron los ataques terroristas de Londres, Madrid, La India, Turquía... Y, si nos atenemos a la verdad, las guerras antiterroristas han costado muchísimo dinero, y lo más triste: más de cien mil personas han muerto. Esto es una hecho real.
Sin embargo, todos estábamos plenamente convencidos de que la Guerra Fría entre la ex Unión Soviética y EE.UU. figuraba ya en el libro universal de nuestros pensamientos “Haciendo Historia”, mas no es así. La muy reciente invasión rusa de la República de Georgia como consecuencia de la ofensiva militar de fuerzas georgianas en Osetia del Sur –un separatista región de este último país– así nos lo demuestra. Quizá estemos otra vez en un nuevo renacer del ex imperio ruso, quizá nuestro buen amigo Vladimir Putin –primer ministro ruso– siga con sus ansias de poder y de hacer que Rusia sea cada vez más poderosa. Es posible que Ucrania y Moldavia, cuyas situaciones son muy similares a las de Georgia en las zonas de Trasndeniestra y Crimea, quisieran también declararse independientes. Sin duda Rusia saldría beneficiada en una área de frontera con la Unión Europea y la OTAN... Pero esto son mis propias conjeturas, que pueden estar equivocadas, pero, realmente, ¡todo es posible en Granada!
No olvidemos que Rusia –el señor Putin– lleva a la práctica acciones unilateralistas: a) utiliza el poder del veto–su poder–en el Consejo de Seguridad de la ONU, apoyando a Serbia y, de esta manera, apaciguar los deseos de independencia de Kosovo
b) interviene, influye y controla–de manera directa–sobre lo que el Consejo de Seguridad debe o no debe hacer en relación con Corea del Norte e Irán.( Recordemos que la Casa Blanca–EE.UU.–hace los propio para proteger a Israel contra las resoluciones propalestinas que se puedan tomar dentro de la ONU
Entiende uno que, con este proceder, estamos lanzando al aire cometas de papel (el aire es su elemento) sin hilos de sujeción que marquen rumbos y destinos finales, a fin de que el aparato de política exterior europea funcione y marque pautas diplomáticas para el buen entendimiento entre iraníes y norteamericanos. Es decir, que impere la fuerza de la razón y no la razón de la fuerza entre EE.UU. e Irán.
Hemos de entender que la historia nos enseña como fueron los acontecimientos que definieron países, limites, creencias religiosas, idearios políticos, lenguas… muchas veces mediante guerras injustificadas –aunque pocas guerras o casi ninguna pueden ser llamadas justificadas- salvo aquellas que invaden los territorios y, claro está, éstos se defienden de una agresión a sus terruños como legítima defensa, quizá para alcanzar el poder a cualquier precio.
Poder y dinero, dinero y poder... aunque perezcan en las contiendas miles de ciudadanos que no compraron velas para el entierro, para el entierro que supone cualquier guerra de las miles que hemos tenido.
“Vivir en los corazones que dejamos tras nosotros, eso es no morir.”
T.CAMPBELL, Halloved Ground.
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