Y ahora,¿qué?...
Esta es la pregunta clave: Y ahora, ¿Qué?. Porque supongo que todos estarán planteándose el día después. Salvo los despreocupados o los manifiestamente irresponsables.

Y quizás los mayores irresponsables son los líderes de los llamados “sindicatos de clase” que se han ido a una huelga que, a pesar de que tenían el apoyo expreso de toda la izquierda (IU, PSOE, PRC,…), ha constituido un sonoro fracaso. ¡Ellos sabrán si deben marcharse o seguir en la cerrazón!.
Tan sólo dónde sus “piquetes informativos”, muchos de ellos al más puro estilo matonismo de “Chicago años veinte”, han conseguido colocar barricadas, dejar decenas de policías heridos, forzar, intimidar, siliconar, amenazar, insultar,… se ha hecho huelga; eso sí, algunos comercios y bares del centro de Santander, cerraban al paso marcial de los piquetes y volvían a abrir cuando se alejaban…. ¡Qué cosas están empezando a pasar en este país!. El colmo, es cuando algunos de estos matones y valientes han entrado en grupo a alguna cafetería, han hecho su consumición –unas cañitas y unos pinchos de tortilla española- y se han ido sin pagar.
Ahora tendremos a los ayuntamientos reparando el mobiliario urbano destrozado por estos “piquetes informativos”, limpiando las pintadas, pegatinas y cartelería (eso si, con el dinero de todos); los comerciantes tendrán de quitar las pegatinas y pintadas que les han hecho y algunos colocar las lunas rotas o los cajeros inutilizados. La huelga, sea o no razonable, nos guste o no, es un derecho constitucional; el mismo derecho que tienen quienes no deseen hacerla, para que no se les obstaculice su derecho al trabajo.
¿Qué queríamos medir el malestar por los recortes? Con una simple manifestación se hace y, al tiempo, estos sindicatos de clase y sus aliados de izquierda, podrían reflexionar y llegar a la conclusión de que ellos son los grandes culpables de la calamitosa situación en que han dejado a España y a Cantabria, aunque ellos han recibido sumas millonarias de euros, cuyo destino muchos quisiéramos saber. Por cierto, un dato curioso es que Durán i Lleida ha “recriminado” al PSOE que apoye esta huelga “cuando los recortes se deben a su gestión” (Aviso a navegantes poco avezados sobre esta crítica).
Porque lo que no tenían es ninguna reivindicación sindical para los trabajadores de este país, a quienes utilizan constantemente; muchos de éstos, que no son tan tontos y manipulables como suponen, acabarán cansándose de este esperpento y quizás acaben también fichando por otros sindicatos con clase que, no olvidemos, representan a la mitad de los trabajadores de este país. ¡Monopolios fuera!
Nada más iniciada la huelga, ya tenemos que leer: “La huelga cierra la industria en Cantabria”. Absolutamente falso. Sólo es preciso hablar con la gente para demostrar que la realidad es bien distinta; salvo las grandes empresas, que ya son pocas, la mayoría no quieren problema y dicen los propios trabajadores que les den un día de vacaciones, que ese día no trabajan y lo recuperan otro día cualquiera, que trabajan con la puerta cerrada y mil y una argucias para no tener ese día problemas.
Como aquellos que incendian las redes sociales llamando a tomar la calle, pero van luego a trabajar para no señalarse y también, ¡Cómo no!, participar en la manifa de la tarde, que tampoco compromete a mucho y tiene un pelín lúdico.
Así, pues, esta es la huelga de los dirigentes sindicales que compadreaban con Zapatero y le hacían huelgas light cuando se gestaba la tragedia; ahora, conjuntamente con sus compadres de izquierda (IU; PSOE; PRC,…), tratan de rentabilizar una catástrofe que han contribuido a generar. ¡Vaya hipocresía y manipulación!.
Y ante este panorama, hemos conseguido un gran perjuicio económico en nuestro país, nos hemos enfrentado un poco más entre nosotros y Europa nos mirará con el mismo cristal que a Chipre, Grecia y Portugal… ¡Así nos luce el pelo!.
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