¡Vaya días!

Estos días de diciembre resultan difíciles para los que tenemos que escribir cada 24 horas. No surgen temas. La gente está más pendiente de los regalos y las comilonas que de los artículos en los periódicos, y además siempre salen los mismos: el juez Garzón, Zapatero, Rajoy, el pingüino Blanco, Rubalcaba y esos comunistas de las tierras vascas, qué pesados son. Estoy harto de ver a los etarras, asesinos con jersey, a los alcaldes trincones y a la fauna esposada que se pasea por los juzgados de España. Qué asco. También estoy harto de ver al ministro Bermejo, al ex ministro López Aguilar, al tontorrón de Acebes -¿o es Aceves?- y a Zaplana contando mentiras. Estoy hasta el moño de Chávez y de su hermano putativo Evo Morales -Dios creó a Adán y a Evo-, harto de Bin Laden y de Parvez Musharraf; y qué no decir de Putin, que ahora resulta que es multimillonario el muy descarado. Acabará sentado en un banquillo, como Fujimori, o pudriéndose en una mazmorra de Siberia.

Cansado estoy de que no se acuerden de los viejos sino en campaña electoral. Los tienen secos a los pobres con las promesas de pensiones más cuantiosas. Pregunten a José Luis Moreno si la mayoría de los delitos en este país los cometen los españoles o los extranjeros. El PSOE dirá que es una excepción y la memoria del fiscal también. ¿A quién quieren engañar?

Ya ven que no tengo tema para escribir y he de recurrir a todos ellos. Pasó la noche de paz, noche de amor, y enfilamos el ruidoso final de año de todos los años, que es así como un divertirse por obligación, con gorritos y matasuegras aún más ridículos. Yo es que me troncho viendo a hombres como castillos dando saltitos y soplando por el canuto para torcer las gafas del que tienen al lado. Patético. Luego viene el pedo, la Guardia Civil, el carné a tomar por saco y un año de penurias pagando la multa. Si no la cárcel. Ya saben que en este país los delincuentes están en la calle y los más o menos en el talego. Depende del juez que te toque, aunque ahora está más de moda la trena.