Vamos a contar mentiras
Les confieso que aún no me he repuesto de la noticia de que un grupo de eurodiputados españoles le ha escrito a la Vicepresidenta de la Comisión Europea, Viviane Reding, para que la UE intervenga en favor de Cataluña evitando una posible agresión militar por parte de España.
Lo primero que a una se le ocurre es calificar de estrambótica y disparatada tamaña petición, pero lo cierto es que es algo más, es una deslealtad de tal magnitud que retrata la catadura de los firmantes. Pretender que España es un país bananero es un insulto a todos nosotros, a todos los ciudadanos españoles. Lo que sí es bananero es la actuación de estos eurodiputados españoles, amén, repito, de desleal.
Creo sinceramente que algunos políticos catalanes están llevando a cabo una estrategia miserable. Y siento utilizar una palabra tan fuerte, pero no se me ocurre otra más suave que quiera decir lo mismo. Pretender que hay un conflicto entre España y Cataluña es fruto de o bien una paranoia o bien de un interés político con un objetivo determinado, que no es otro que la independencia, pero que para lograrla se necesita antes provocar el conflicto. Y eso es exactamente lo que están haciendo algunos políticos nacionalistas absolutamente irresponsables con Artur Mas a la cabeza.
Resulta estremecedor pensar que dos o tres mil personas, me refiero al núcleo duro de los dirigentes nacionalistas, puedan poner en jaque a un país de cuarenta millones. Y lo peor de todo es que lo hagan con falsedades.
Pero volviendo a la carta en cuestión, no diré que me ha sorprendido que una eurodiputada socialista, o mejor dicho del PSC, haya firmado esa carta infamante. Lo que sí me ha sorprendido es que el secretario general del PSOE lo único que haya dicho al respecto es que no comparte el contenido de la carta. ¡Faltaría más!. Si todo lo que Pérez Rubalcaba tiene que decir es eso, entonces sí que el PSOE tiene un problema gordo.
La diputada María Badia ha dimitido de su cargo orgánico dentro del grupo socialista en el Parlamento Europeo, pero lo que no ha hecho es dejar su escaño, que es lo menos que debería hacer. Claro que Pérez Rubalcaba tampoco le ha planteado esa exigencia, supongo que porque estamos en vísperas de las elecciones catalanas, y porque no se atreve con el PSC.
Ese es uno de los problemas del PSOE, que realmente no tiene representación en Cataluña, porque el PSC es otro partido con un ideario e intereses distintos a los del resto de los socialistas de España. Y eso que en tiempos de Felipe González no se notaba, ahora no es que se note es que es un clamor.
A mí este suceso de la carta me da miedo, sí, me da miedo porque indica hasta dónde son capaces de llegar los nacionalistas para conseguir sus objetivos. Si mienten y difaman con tanta naturalidad entonces lo peor está aun por llegar.
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