Noticias de Cantabria
07-01-2017 07:00

¡Se casa Salvador Hedilla!

Mañana, 8 de enero, hará un siglo que el afamado piloto y constructor de aeroplanos, Salvador Hedilla Pineda, se unió en matrimonio con la bellísima joven Visitación del Campo Gómez, natural de Matienzo, con quien ya llevaba casi dos años de noviazgo y que era una firme promesa del mundo lírico en nuestra región.

En aquel ya lejano año de 1917, ese día era lunes, y la unión matrimonial se produjo en la Iglesia Parroquial de Santa María de Valdecilla (Medio Cudeyo), que está a escasos metros de la finca del Marqués de Valdecilla, con quien había trabado una cierta amistad después de su viaje a Cuba. Ya ese mismo día, El Cantábrico da la noticia, como “un rumor, que gustosamente ponemos en conocimiento de nuestros lectores”, lo que demuestra que su organización se hizo con bastante discreción.

Y según los datos del Registro y del Archivo Parroquial, contrajeron matrimonio, “D. Salvador Hedilla Pineda, viudo, de 34 años de edad y natural de Castillo (Arnuero) e hijo legítimo de D. Antonio Hedilla Gutiérrez e Dña. Inés Pineda Sampedro, ya difuntos; y Dña. Visitación del Campo Gómez, soltera, de veintiún años de edad, natural de Matienzo (Ruesga) e hija igualmente legítima de D. Ceferino del Campo Muela, ya fallecido, y de Dña. María Gómez Diego, feligresa como la contrayente de la parroquia de S. Francisco de Santander. A continuación celebró la Santa Misa en que comulgaron y recibieron las bendiciones nupciales. De todo fueron testigos Don Luís García Palacio, Juez municipal y D. Eduardo Bedia Quintana vecino de Santander. Para que conste lo firmo conmigo fecha arriba indicada”.

Lo firman el sacerdote oficiante, José Hedilla Ajo y el cura párroco de la iglesia, Lic. José Echevarría Rivero.

La ceremonia se celebró a las 10 de la mañana por el sacerdote José Hedilla Ajo, primo del contrayente y párroco de Praves (Hazas de Cesto) y actuaron de testigos “la bellísima señorita Amelia del Campo, hermana de la novia, y don Eduardo Bedia; asistieron como testigos los aviadores don Juan Pombo y don Francisco Coterillo y el distinguido aficionado don Domingo Solís”.

Según el acta del Archivo del Registro Civil, también firmaron como testigos, Ramón Hedilla Pineda, hermano del contrayente, y la madre de la contrayente, Doña María Gómez Diego.

Y siguen las crónicas de los días subsiguientes: “después de servirse un lunch en el Hotel Pepina de Solares, que estaba regentado por los hijos de Josefa de la Lastra y situado en la confluencia de las carreteras de La Cavada y Bilbao, muy frecuentado en aquella época por los clientes del cercano Balneario, salieron los novios en automóvil para Santander, dónde tomaron el tren de la 1,20 para Gijón para ir después a Madrid y Barcelona, dónde fijarán su residencia”.

También escribía algún periódico de la época: “El señor Hedilla ha recibido muchos y valiosos regalos, entre los que sobresale una bonita sortija que don Juan Pombo ha entregado a la novia”.

Después del enlace matrimonial, los recién casados iniciaron un viaje de novios, que aprovecharía Salvador Hedilla para realizar gestiones para su empresa. Fueron a Gijón, dónde visitaron al amigo y compañero de aventuras aeronáuticas de Salvador, Valentín Díaz, el antiguo mecánico de Hedilla; desde allí se trasladaron a Madrid, la capital de España y Salvador Hedilla aprovechó para tener una reunión con Eduardo Pujol, copropietario y gerente de la empresa Pujol, Comabella y Cía., para lograr del Ministerio de la Guerra la firma de un contrato por el que se encargaría a la empresa que dirigía Hedilla, la construcción de seis monoplanos Vendôme, similares a los que se habían construido para la Escuela de Aviación de La Volatería, con destino a las escuelas de pilotos de la Aviación Militar.

Desde Madrid se trasladaron los recién casados a París, ciudad que Salvador conocía bastante bien; pero también en la ciudad del Sena, aprovechó para conseguir algunos planos que le faltaban del avión de caza, Spad VII, especialmente aquellos relacionados con la motorización y con el motor Hispano-Suiza que se había desarrollado en Francia y que tenía una potencia de 180 CV.

Y vuelta a Barcelona, dónde Salvador Hedilla y su esposa se instalaron en su nuevo domicilio, con la lógica ilusión de formar una familia. Y Salvador Hedilla ya estaba impaciente por retomar el trabajo en los talleres de Sant Martí de Provençals y en la Escuela Catalana de Aviación, de dónde había estado ausente más de un mes.

Salvador Hedilla estaba en la cumbre de la gloria y era una persona muy conocida en todos los ámbitos de la aviación civil y militar; el enlace fue recogido por los medios de comunicación santanderinos y de toda España (La Atalaya, El Cantábrico, El Diario Montañés, La Vanguardia, La Acción, La Nación, etc.), tal como muestra la portada que se adjunta, que unos días después le dedicó La Unión Ilustrada.

 

En este año de 2017, además de recordar esta efemérides, le recordaremos de forma especial con otras muchas iniciativas, pues será el “Año de Salvador Hedilla”, el mejor piloto de su tiempo y el mejor constructor aeronáutico.

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