Noticias de Cantabria
11-07-2012 13:00

Morir de éxito.

Bravo señor Rajoy, con la que está cayendo, su gesto más notorio y memorable va a ser la entrega en mano del Códice Calixtino al arzobispo de Santiago de Compostela. ¡Hurra por Rajoy! ¡Lancemos las campanas al vuelo ante tamaña demostración de heroicidad y de buen gobierno!

A eso se le llama aprovecharse de los éxitos  ajenos :  el de la policía recuperando el  Códice y deteniendo al electricista  Manuel Fernández Castiñeiras, el presunto  ladrón,  o el de  " La  roja"  ganando la Eurocopa . 

   En ambos casos nuestro  presidente del Gobierno escapa de otros menesteres y se va a Santiago a Polonia a Ucrania o a donde haga falta, para levantar los dedos en señal de victoria y huir  del Congreso de los Diputados  que es donde realmente le requieren el deber,  la lógica y la ciudadanía.

   Con el diferencial en el nivel previo a los acuerdos del Consejo Europeo contra la crisis, el bono disparado al 7%, la bolsa cayendo  más del 3% y Europa helando las expectativas  de ayuda directa a la banca española, la vice presidenta  Soraya Sáenz de Santamaría  abre la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros  del viernes con el asunto del Códice, para  confirmar que será Rajoy quien  escenifique la entrega en mano del valiosísimo  documento a la Iglesia. Así nos luce el pelo.

   Da  la sensación de que Rajoy siempre está a punto de morir de éxito;  del suyo propio o del apropiado. Pero, desgraciadamente, los éxitos propios que proclama no solo resultan fallidos las más de las veces,  sino que se convierten en boomerangs  que terminan por estrellarse contra su propia cabeza. Y es que sus proclamas jubilosas  desagradan  a muchos de nuestros  socios europeos.  Su  chulesca actitud, por ejemplo,  tras el rescate bancario irritó profundamente a la Unión Europea. No hizo ninguna gracia  que presumiera de haber sido él quien presionase para conseguir lo que realmente no consiguió.

   Y así, una y otra vez,  trata  de vendernos como éxitos lo que luego resultan estrepitosos fracasos.  En el mejor de los casos hasta se apunta como propios los logros de Mario  Monti.

   Se entiendo, por tanto, que sus asesores  de marketing le inviten a agarrarse a otros clavos ardiendo, por muy alejados que estén de lo que, según el mismo repetía por activa y por pasiva, les preocupa  de verdad a los españoles.

   O eso  o,  como viene  haciendo la vicepresidenta  Sáenz de Santamaría, sustituir la herencia recibida (ese mantra que ya no funciona)  por una oda a la futilidad de las circunstancias,  asiéndose  desesperadamente  a  un  "ni sí,   ni no,  ni todo lo contrario".

   Y es que,  desgraciadamente,  ya no hay quien nos quite de encima  la malísima sensación de que no tienen ni idea de qué  hacer, ni de cómo hacerlo.

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