Mareas ciudadanas
Sumida en una constante marea de todos los colores, gritos y eslóganes de otras épocas, gobierno y oposición jugando al “tú más”, España languidece y el proyecto de país tiene el futuro más negro que el mineral que extraen en la cuenca asturiana de Mieres.
Nuevamente este fin de semana, tras haber concluido las rebajas comerciales, los manifestantes pancarteros siguen en plan saldos y descuentos y han tomado las calles de las ciudades para protestar en oleadas o mareas contra los recortes del Paco el de las rebajas moncloístico, con gafas y barba blanca, de sus “derechos adquiridos”.
Y lo han hecho faltos de las más elementales fundamentos de marketing. Tomar prestado como eslogan “Sí, se puede” en clara referencia al “Yes, we can” de Obama, denota una falta de ilusión en los cerebros pensantes de la organización de las manifestaciones. Puestos a copiar, yo hubiere sugerido el “¡A por ellos, oé!”, más hispano y con reminiscencias de la toma de la Bastilla por el pueblo revolucionario francés. En plena proyección en los cines de “Los Miserables” no entiendo cómo no se les ocurrió extraer ideas de los estudiantes idealistas. Supongo que porque la película no la ha realizado un director español, por supuesto de la ceja, previa subvenciones del Ministerio de Cultura, gobiernos autonómicos, regionales, locales y hasta de ONGs.
Y es que algunas mareas, dentro de mi máximo respeto a la libertad de opinión, rayaban con lo cómico. El nombre de “Bomberos quemados” me recordaba, perdónenme, a los “Bomberos toreros”, espectáculo cómico taurino protagonizado en las plazas de toros por un grupo de bajitos (ya no se puede decir enanos para no ofender). Los gritos de “El pueblo unido, jamás será vencido” me traían recuerdos de los Quilapayún chilenos, los de “No debemos, no pagamos” a la serie televisiva “Aquí no paga nadie”…
Mareas blancas, verdes, amarillas, negras… tienen su razón de protesta. Pero tienen una obligación de reflexión. Si España está donde está, si los ciudadanos españoles están hipotecados, es porque se gastó lo que no se tenía, se comprometió el pago a lo largo de años y a nadie se le ocurrió que todo lo debido había que pagarlo.
No he visto una sola pancarta contra los desmanes económicos del anterior gobierno, los fastuosos e inútiles gastos del Plan-E, las piscinas y polideportivos cubiertos en cada pueblo, ayuntamientos llenos de “personal laboral” contratado a dedo por los parientes políticos, el esperpento de las “kelifinder” habitacionales para jóvenes y jóvenas, contra quienes se hipotecaban inconscientemente hasta las cejas a 40 años con un empleo precario, financiaban sus vacaciones al Caribe para buscar a Curro, y reían al ritmo de “danos y danos que es Veterano”…
Y es que en este país, nadie paga por nada pero reclama por todo…¡al maestro armero!
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