Manuel de Cos Borbolla
Hace unos días ha fallecido Manuel de Cos Borbolla, referente luchador antifranquista y prolífico fotógrafo.

No hace tampoco muchos años que conocí a este interesante personaje; fue en su casa de Rábago (Herrerías), acompañado de Julián Díaz, el Sarruján de Carmona y allí pasamos prácticamente toda una tarde y, a buen seguro, nos hubiéramos quedado muchos más, por la hospitalidad de Manolo, su bonhomía y el material que allí tenía atesorado.
Manolo de Cos había nacido en la localidad de Rábago en 1920 y su padre fue Donato de Cos, quien era un importante militante comunista que probablemente murió en el campo de concentración de Mathaussen. Así, pues, Manolo creció en un ambiente de lucha política, en la búsqueda de la democracia y la justicia social; pero no quedó ahí su ideología comunista, pues Manolo fue un activista del PCE y actuó como enlace de la guerrilla, especialmente en la frontera con Francia, ayudando a muchos a cruzar la frontera, siendo detenido y condenado a muerte, aunque le fue conmutada la misma y estuvo preso con trabajos forzados.
Cuando yo le conocí, Manolo ya acumulaba muchas décadas en su periplo vital y a pesar de que la vida no le ha sido nada fácil, vivía sin rencor alguno. Ha sido un referente en la lucha por la clase obrera, especialmente en la época de la dictadura franquista.
Manolo tuvo otras facetas en su vida; en aquella memorable tarde nos enseñó su pueblo y algunas curiosidades; fue un enamorado de la naturaleza y de su tierra y el descubridor de la cueva de Chufín, no muy lejos de donde nació; en sus últimas décadas fue un adelantado de la cueva de El Soplao, que conocía bien y pudo ver al fin su utilización turística exitosa.
Pero la gran afición de Manolo era la fotografía y la tecnología audiovisual; siempre viajaba con su cámara en ristre para no perderse ningún momento interesante. Y de esta forma consiguió plasmar muchos acontecimientos históricos, como las fotos relacionadas con el Partido Comunista, el mundo de la guerrilla, de los que “se echaron al monte”, las concentraciones de los estudiantes madrileños en sus luchas contra la dictadura, el 11-M y en Cantabria ha recogido una colección de fotos de acontecimientos etnográficos, folklóricos, ganaderos, sociales, etc. de una riqueza inconmensurable; había recorrido Cantabria plasmando sus rincones, sus gentes, las vacas, especialmente las tudancas, y una buena parte de sus fotos reveladas las tenía expuestas en su casa de Rábago. Según el propio Manolo, Miguel Ángel Revilla había visitado su casa y su material y le había realizado alguna promesa que no llegó a concretarse.
Manolo pasaba su tiempo entre sus casas de Madrid y Rábago; en este maravilloso lugar del Nansa, tenía la casa familiar y había realizado una vivienda de gran porte, que no llegó a finalizar y que utilizaba como espacio para colocar sus miles de fotografías y artilugios diversos.
En aquella memorable tarde pude ver el apabullante material video gráfico y fotográfico que poseía y que algunos calculan en unas 60.000 fotografías; además tiene material ya cedido a diversos archivos, como el PCE (Ha tenido un especial interés en preservar su historia gráfica), CC.OO. o la propia Biblioteca Nacional. Yo mismo intenté, después de esta visita, gestionar con algunas instituciones de nuestra región que pudieran hacerse con este material gráfico, pues la actitud de Manolo era sumamente generosa; lamento que la gestión resultase infructuosa, así como otra colección similar de otro singular personaje que aún busca dueño y de la que hablaré en su momento.
A pesar de su longevidad y de las penurias por las que había pasado, tenía una vitalidad excepcional; siempre iba con su cámara, viajaba entre Madrid y Rábago y aún hace dos años asistió a la fiesta del PCE, lógicamente con su cámara, que nunca abandonaba.
¿Qué será de este interesante material que Manolo nos deja, realizado con tanto esfuerzo personal cariño y profesionalidad?
Manolo yace en el cementerio del pueblo que le vio nacer; y allí se echa en falta la tumba de su padre, Donato.
¡Hasta siempre, Manolo!
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