FELIZ NAVIDAD
Mañana regresa el futuro
Pese a la habitual cicatería festiva de estas fechas navideñas nosotros seguiremos al pie del cañon y a todos nuestros lectores y anunciantes les deseamos unas felices y entrañables fiestas de todos l

Y eso que había jurado que este año no caía en la trampa, que bastante tenía con capear mi obsesión por las colonias, que me están arruinando. Cierto es que estos días apenas he visto colas en las perfumerías, a pesar del empeño de los publicistas en contagiarnos el encefalograma plano de sus fragancias. Por cierto, ¿es necesario hacer tantas tonterías delante de la cámara, sumergirte en pelota picada en lagos helados y cascadas salvajes, o jadear a gritos como si estuvieses echando el polvo de tu vida, porque te has puesto un par de miserables gotas de colonia?
Donde sí había colas kilométricas era en la pescadería. Esta mañana, al pasar junto a la de mi mercado, creí que Rajoy le tenía montada otra manifestación al pobre pescadero (por lo menos diez personas apiñadas por metro cuadrado, aplicando las leyes de la geometría particular del PP). Pero era una ilusión óptica. En realidad, dos: pues ni el pescadero es pobre, porque se está forrando con la droga dura de los langostinos congelados, de un color sospechoso, capturados en las mareas de verano, hibernados, quizá, por el mismo publicitario que congela a los actores de las colonias; y porque eran compradores los que allí había, que en lugar de acudir a una mani con el bocadillo pagado, hacían cola disciplinada para abonar de su bolsillo precios de disparate por la mercancía menos fresca de todo el año.
Los precios, en cambio, no estaban congelados. En mi despiste, hasta llegué a pensar de algún precio que se trataba del número de teléfono del pescadero, que lo clavaba graciosamente en el ojo de la merluza de pincho para que le encargásemos más cómodamente los pedidos por teléfono. Así que me he visto obligado a escribir nuevamente a los reyes magos (a los dos blancos, pues el negro sigue varado en el estrecho) para advertirles de que no me esperen en la próxima cabalgata de Reyes, que lo siento, pero no me cabe un caramelo más en el cuerpo.
Y a todos vosotros, que entréis con salud en 2008, en el futuro imperfecto, o sea, mañana. mismo. EL TORRAO.
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