“Los marrones” que heredó el ministro De la Serna
Poco tiempo duraron las celebraciones del otrora alcalde de Santander tras la toma de posesión como Ministro de Fomento. El -equipo subyacente- de los ministros anteriores y fundamentalmente de su compañera Ana Pastor le mostraron “los marrones” que escondía en el despacho del actual Ministro de Fomento.

Poco tiempo duraron las celebraciones del otrora alcalde de Santander tras la toma de posesión como Ministro de Fomento. El -equipo subyacente- de los ministros anteriores y fundamentalmente de su compañera Ana Pastor le mostraron “los marrones” que escondía en el despacho del actual Ministro de Fomento. Primero y nada más empezar se conjuraron los elementos climatológicos en su contra cerrando las carreteras por nieve y montándose el primer atasco nacional.
Una vez pasada ésa bienvenida empiezan a aparecer los sapos ocultos en las carpetas de la eficientísima Ana Pastor. Primero le pusieron encima de la mesa del despacho la quiebra de las autopistas, tema éste espinoso y que proviene como el AVE de la España del ole, la pandereta y despilfarro.
Con tantos líos con los que tenía que lidiar el ministro en la Capital del Reino empezaron a pensar algunos si a nuestro Iñigo de la Serna le habían llevado allí para qué a las primeras de cambio apareciese como cabeza de turco, que no lo creemos, porque Iñigo al qué conocemos bien los santanderinos, a pesar de sus dudas inveterada no se dejará caer bajo ningún concepto en estas celadas.
Nuestros amigos de la boina entienden perfectamente que si el ministro sale airoso de los palos que han puesto a las ruedas de su cargo vemos a Iñigo de la Serna encabezando, en el caso de que dure la legislatura, que lo dudamos, la candidatura del PP en Madrid.
Me dirán que soy quimérico pero también anuncié mucho antes, dos años antes recuerdo, que Iñigo sería ministro de Fomento (ver hemeroteca) y acertamos porque frecuentamos los cenáculos de la capital del reino. En el pueblerinismo de Santander poco se puede encontrar salvo el cotillismo.
Ahora le toca lidiar la más dura y la más fea al mismo tiempo, la estiba. Pero si lo sabe hacer (que tenemos la certeza de que si) y más cuando se haga con un equipo a su medida y contando con los medios de comunicación, saldrá adelante.
Hay que incidir claramente qué hay que luchar contra unos privilegiados y así se debe de entender y explicar, con unos derechos adquiridos del siglo XIX el caso de la estiba . Lo que cobran los trabajadores de los puertos de España es para acudir a los juzgados de guardia teniendo enfrente al mundo del paro. Las máquinas herramientas de los puertos ya no son las manos ni los espaldas de los portuarios, forzosos y aguerridos blasfemadores de las tascas del escupitajo de antaño sino gente formada, estudiada, culta que usa máquinas y vehículos ad hoc siglo XXI. Nadie en su sano juicio puede apoyar ésa situación y que se mantenga la España de la crisis, del paro y del privilegio frente al privilegio de los de arriba y de los de abajo.
Se está intentando acabar con la corrupción, cierto que los sinvergüenzas empiezan a acudir a juzgándose y salen con unas sentencias insuficientes e incomprensibles para los ciudadanos pero por lo menos nos podemos congratular que al menos son juzgados. El caso de la estiba es económico no deja de ser un agravio comparativo absoluto y total con el resto de la clase trabajadora.
Estos señores del privilegio que ganan una media de más de 60.000 € precisa que se regularice su situación y lo que no puede hacer la oposición es ir contra natura, ir contra el sentido común, ir contra Bruselas y sus leyes y dictámenes supranacionales para mantener una clase privilegiada.
Si queremos una España libre de corrupción tenemos que acabar con este tema de la estiba como con otros muchos de los políticos pero siempre con la ley en la mano. La oposición si sigue manteniendo la distancia con los problemas “feos" será culpable de que los españoles tengamos que pagar las multas de Bruselas que son 134.000 € euros al día.
Nota.- Y de Cantabria, Santander, el AVE, el Puerto de Santander, las obras, las carreteras etc. hablaremos cuando hable el Ministro y se comprometa con el dinero en la mano. Y como dijimos en su día y en este medio (ver la hemeroteca verdadero texto notarial que descubre las falacias, los engaños y las enaguas de los políticos) hay que recoger las inversiones reales y no inventos o engaños en los PGE y en las partidas correspondientes nunca en una barra de hielo, y menos firmando papelucos como se hizo otrora, no recuerdo fecha, con un ministro que sigue viviendo del cuento en Bruselas y que le llaman Pepiño. Maldito sea.
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Comentarios(2):
Se ruega a nuestros lectores no emitan insultos ni frases injuriosas desde el anonimato no serán publicadas salvo que vengan firmadas e identificadas
Espero que De la Serna no se ande con contemplaciones y aplique la mano dura a los estibadores. No hay nada que negociar: son unos privilegiados y la ciudadanía no tiene que pagar dicho sobrecoste. Para que tenga el menor coste político hay que hacer pedagogía pero siempre siendo firmes. Como diría Alysa Soler: "hace falta Thatcher en España". No sé cuáles son las pretensiones de De la Serna, pero debería tener presente que España no necesita, ni de lejos, más gasto ni más obra pública. Me temo que Rajoy no le ha puesto ahi para llevar a cabo una administración sensata y eficiente, si no para hacer obras estúpidas y comprar votos. Veremos a ver cómo se comporta