Noticias de Cantabria
31-12-2007 11:50

Los buenos propósitos de El Torrao

¿Haberlas?, haylas, al menos eso dice de las brujas la voz popular gallega. Es la noche de San Silvestre, la noche mágica, un tiempo de conjuros y buenos propósitos, de aquelarres, pócimas y rezos, de un ir y venir de buenas intenciones que anuncian la llegada del nuevo año que se espera siempre mejor que el anterior; es el inseparable argumento de la esperanza.

La superstición no tiene límites y se permite de todo en esta búsqueda de la buena suerte. Los hay que usan ropa interior de color, los que comen lentejas o derraman canela y azúcar; los que beben champagne aunque no les guste, encienden velas de colores, se desprenden de lo viejo y colocan plata en los bolsillos; los más osados tiran por la ventana lo que no sirve, invocan a toda suerte de dioses, se bañan con miel o se prestan a la celebración de ritos de brujería, a los aquelarres.

Dejar de fumar, bajar de peso, ir al gimnasio, mejorar en el trabajo, tener más suerte en el amor, acabar los estudios, obtener el permiso de conducir y aspirar a ganar algo en la lotería son algunos de los deseos más comunes. Todos ellos se formulan al compás de las uvas, doce como meses tiene el año y como horas señala el reloj a la medianoche, una con cada campanada; atragantándose como manda la tradición arraigada en los hogares murcianos desde hace más de un siglo y que se ha extendido al resto de España. Concretamente, fue en 1909, un año tan bueno para el campo que arrojó un gran excedente de uva y, al no saber qué hacer con ella, decidieron dar salida a la producción sobrante diciendo que consumirlas el día de Nochevieja garantizaba buena suerte para el año venidero.

Sin embargo, hay autores que vinculan esta costumbre con el pueblo hebreo, que demostraba su hospitalidad hacia los invitados con piezas de fruta. Los convidaban a tomar tantas piezas como horas habían pasado juntos, demostrando así su cordialidad y amistad. Lo cierto es que, aunque la costumbre de comer doce uvas en Nochevieja se considere española, no hemos inventado nada nuevo, pues ya en el Imperio Romano durante el mes de enero se invitaba a los amigos a comer miel con dátiles e higos para olvidar el mal sabor de las cosas y que el comienzo del nuevo año fuera dulce.

Visto que no se ponen de acuerdo con lo del origen y por si es verdad que da buena suerte si se consigue tomarlas una a una, al mismo tiempo que se pide un deseo por uva y campanada, haré mi lista de propósitos para el mundo que nos acoge:

Uno: que haya solidaridad entre los hombres sea cual sea su origen, color y credo, pues en la inmensidad del planeta, siempre y cuando no lo sigamos destruyendo, cabemos todos.

Dos: que se aleje la sinrazón de nuestro comportamiento, evitando las masacres bélicas, las agresiones de cualquier naturaleza, el maltrato que se inflige a los más débiles, las luchas intestinas por el poder y el enriquecimiento de los tiranos. El opio del poder engendra soledad.

Tres: que se erradique el hambre, que los alimentos se repartan entre los pueblos evitando malgastar en excesos gastronómicos; la correcta distribución de la riqueza acabaría con el alto índice de mortandad en el tercer mundo.

Cuatro: que los humanos dejemos de ser corruptos, que nos conformemos con el producto de nuestro esfuerzo, evitando el latrocinio, distribuyendo la capacidad económica con aquellos que también trabajan en busca del sustento, eliminando el lastre del paro y dando a todos la oportunidad de ser útiles.

Cinco: que se recuperen los antiguos valores del respeto a los mayores, la cortesía, la elegancia de palabra, la civilidad...

Seis: que los niños jueguen y vivan su infancia sin mayores que laceren su geografía corporal, sin violencia de ningún tipo, con la ilusión de los días que están por venir y con la oportunidad de formarse en el conocimiento.

Siete: que las pandemias, el dolor por la enfermedad, el sufrimiento ante lo desconocido y la muerte por la falta de asistencia se erradiquen de la faz de la tierra.

Ocho: que la libertad se entienda como un derecho de todos, siempre canalizada en el respeto a los demás. Libertad de pensamiento y de palabra.

Nueve: que el hombre cuide el entorno, que no siembre destrucción a su paso. La tierra y su contenido no nos pertenecen, son el escenario para otras representaciones.

Diez: ¡por la palabra!, por el uso correcto de la misma, sin lisonjas, sin epítetos ni galimatías. Por su extensión y pluralidad.

Once: por la tolerancia como ejercicio de inteligencia, característica del raciocinio que distingue a nuestra especie y como única arma contra el terrorismo y las ideas radicales.

Doce: ¡por 2008!, un año que nace con la incertidumbre de los tipos de interés, asfixiado por las hipotecas y con unas elecciones generales a la vista. Pendientes causas judiciales renombradas por corrupción, malversación de caudales públicos, prevaricación, etc., cambios climáticos peligrosos y media España que siempre se muere de sed. Las mantas del euro le dejarán los pies fuera a mitad de mes, poco pan que es bendito, menos leche que ha subido de precio y a comer conejo en lugar de solomillo. Para desayunar algunas noticias sobre terrorismo. Observará estupefacto los proyectos faraónicos que financiamos todos los españoles con nuestros impuestos aunque en su calle, que es una calle cualquiera, haya huecos en el asfalto; visitará la Expo de Zaragoza y se dejará mecer por las manos de los analistas en todas las disciplinas que comenzarán sus discursos con un: este año el índice de… mientras, afuera, en la calle, las manifestaciones por uno u otro motivo se sucederán como signo de descontento de una democracia que, afortunadamente, resiste los embates de las múltiples equivocaciones de nuestros dirigentes.

¡Bienvenido 2008 y que haya paz, salud y trabajo para la gente de buena voluntad, que lo del amor se reinventa continuamente, viene por sí solo y un kiki es un kiki!

¿Quieres envíar un comentario?

Comentarios(2):

TORRADA - 31-12-2007

PERO QUE PLUMILLA FRACASADO HABRA ESCRITO ESA PAYASADA?

lector - 31-12-2007

Pues no se sabe si es un plumilla o una lechuga pero lo que dice esta muy acertado y no se va por las ramas .Quiza poe eso por decir cosa que se hablan y no se escriben es por lo que debe estar un poco pirao