Noticias de Cantabria
10-11-2010 07:38

Los apellidos en Europa

¡Ya nos salió el gobierno con otra cortina de humo!... ¿Y van….? Pues sí, ahora, sin que esto sea una necesidad imperiosa de los ciudadanos españoles, nos sacan el tema del orden de los apellidos –a través del Proyecto de Ley de Registro Civil- y, a buen seguro, pronto lo veremos en la letra pequeña del BOE.

Las diversas culturas se han planteado si dos apellidos o sólo uno?; ¿El del padre o el de la madre?; ¿En qué orden?... Las opciones son muchas y variadas y en Europa si existe un cierto movimiento hacia la igualdad, pero veamos… El tema es bastante más complejo de lo que parece y yo voy a fijarme en algunos aspectos no desdeñables.
El primero y quizás más importante es la ruptura con la tradición cultural; desde tiempos inmemoriales, los españoles hemos organizado nuestros nombres y apellidos como creo figuran en nuestro DNI, sin que ello haya generado clamor popular alguno, con la gravedad de algunos de los problemas que nos acechan: crisis económica, social, ética y de valores; paro galopante; bolsas de pobreza indignantes; terrorismo que aún no ha cesado; educación, justicia y sanidad desprestigiadas, etc.
El segundo planteamiento es echar una mirada en nuestro derredor y podemos observar toda una panoplia de posibilidades: en Portugal, se utilizan los dos apellidos, primero el de la madre y luego el del padre, aunque a la siguiente generación sólo se transmite el segundo, el del padre; actualmente, el Código Civil establece que los hijos podrán usar los apellidos de sus dos padres o sólo de uno de ellos, decisión que pertenece únicamente a los padres. Pero en el caso de que no lleguen a un acuerdo, será un juez el que determine cuáles serán los elegidos.
En Francia, hasta 2005 los hijos recibían obligatoriamente el apellido del padre y la norma seguía en la línea del hecho que la mujer, al casarse, adoptara el de su marido y perdiera el suyo; a partir de ese año, se puede escoger por transmitir bien el apellido del padre, bien el de la madre, bien los dos en el orden que se quiera.
En el Reino Unido suelen poner tradicionalmente a sus hijos sólo el apellido del padre, sin embargo, hay flexibilidad, y muchas parejas en las que uno o ambos miembros son extranjeros optan por hacerlo tal como lo harían en sus países; en los matrimonios, las mujeres tienen la opción de adoptar el apellido del marido, que pueden conservar incluso tras un divorcio.
En Italia, los hijos sólo reciben un apellido, el del padre si éste les reconoce, o en caso contrario sólo el de la madre, quien no pierde su apellido cuando se casa; las nuevas normas decidieron que se pudieran los dos apellidos y que los padres eligieran el orden.
En Alemania la ley de 1993 determinan que los padres elijan sólo un apellido para sus hijos ya que no se permiten los apellidos dobles. Uno de los casos curiosos es del de Suecia, en dónde la pareja decide el orden de los apellidos pero si no hay acuerdo se registra al niño con el de su madre.
En Turquía se utiliza sólo el apellido del padre, que la mujer ha adoptado en el momento de casarse, aunque tiene opción de mantener su apellido de soltera; en caso de matrimonio con un español, los hijos reciben los dos apellidos del padre.
 
En otros países no se buscan complicaciones y la norma es clara: el padre es el que manda. Es el caso de Japón, donde se da por hecho que la mujer que se casa pierde sus apellidos y, por tanto, sus hijos pasarán a tener el de su padre. El apellido se antepone al nombre, algo que también se hace en China aunque allí las mujeres no pierden el suyo y son los padres los que deciden qué apellido llevará el hijo, que sólo será uno; eso sí, como marca la tradición, el del padre es el que suele mandar.
En Estados Unidos, la mujer pierde su apellido al casarse y, por consiguiente, los hijos heredan el de su padre. Aunque cada vez es mayor la tendencia por la cual la mujer recupera su apellido de soltera y lo antepone al del marido, como ha hecho la actual Secretaria de Estado, Hillary Rodham Clinton.
…¡Y así podríamos seguir! La casuística es amplísima y la tradición cultural es un elemento que pesa mucho, tanto en este como en otros muchos órdenes de la vida y suelen ser señas definitorias de un determinado espacio cultural… ¿O queremos ir hacia una uniformidad cultural monolítica?...

 

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