La última batalla de Obama
Para quienes seguimos la política norteamericana desde lejos nos resulta sorprendente que el país más poderoso del mundo, esté al borde de la suspensión de pagos. Y no por falta de dinero.
Para quienes seguimos la política norteamericana desde lejos nos resulta sorprendente que el país más poderoso del mundo, esté al borde de la suspensión de pagos. Y no por falta de dinero. Por un pulso ideológico y político. Demócratas contra republicanos o, para ser más precisos: el sector "ultra" del Partido Republicano, el "Tea Party". La negativa a aprobar los Presupuestos apareja el cierre de buena parte de los servicios que presta la Administración. Algo similar, aquí, nos parecería impensable. Sin embargo, en los EE.UU. tiene precedentes. El presidente Clinton y antes que él Ronald Reagan tuvieron que pasar por ese mal trago. Cada uno lo resolvió a su manera. Reagan fue más expeditivo que Clinton y ahora hay quien se mira en aquella etapa para inferir qué piensa hacer Barak Obama. De momento sabemos que no tiene intención de dar marcha atrás en la reforma (asistencia sanitaria universal) que ha provocado la ira de los "ultras". Ira, por cierto, cebada por los "lobbys" del sector farmacéutico y los de las aseguradoras.
En Washington estas colisiones de intereses son conocidas y, por desgracia para los norteamericanos, no son infrecuentes. De hecho, en este caso, ha sido el propio presidente Obama quien ha denunciado el chantaje acusando a los republicanos de desplegar "una cruzada ideológica" para tratar de impedir la aplicación de la reforma que era el gran compromiso electoral del Partido Demócrata. Con ojos europeos cuesta entender, por no decir que es incomprensible, el boicoteo puesto que la novedad supone que el 15% de la población (unos 47 millones de personas) que carecen de seguro y no disponen de ingresos por encima de los 28.000 dólares anuales adquieren el derecho a escoger el seguro que quieran entre las diversas opciones que la norma impone a las aseguradoras siendo el Estado quien aportará los fondos para pagar la factura. Lo que a éste lado del Atlántico nos parece normal -afortunadamente, de momento, tenemos el problema resuelto: sanidad universal, uno de los grandes logros del Estado del Bienestar-, allí, todavía está por implantar. Todo hace pensar que Obama acabará ganando el envite, pero se dejará pelos en la gatera y la tenacidad de sus enemigos políticos induce a pensar que pueden perder la batalla, pero no se rendirán y seguirán aspirando a ganar la guerra. Intentado por todos los medios (andan sobrados de dinero) que en las próximas elecciones, la Presidencia caiga del lado republicano. Obama lo sabe y, por eso, aunque él ya no será el candidato del Partido Demócrata, está jugando la partida con todas sus fuerzas. En el fondo, lo que está en juego es saber el modelo de sociedad que se va imponer en los países democráticos en el siglo XXI. ¿Estado de Bienestar como el que pese a los ajuste de la crisis todavía disfrutamos en los países de la Unión Europea o nada de intervención del Estado, liberalismo salvaje y "sálvese quien pueda" que es el lema del "Tea Party"?. El tiempo dirá.
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