"La soledad de los huelguistas"

No se puede ganar una huelga sino se tiene a la opinión pública a favor. Escribo opinión pública, que no opinión publicada. Y por más que los dirigentes sindicales del Metro de Madrid intentan que se comprendan sus razones se encuentran con un muro de indignación en unos e indiferencia en otros, es decir que sus razones no convencen. Los trabajadores de Metro se han dado cuenta de que tenían que aflojar su pulso, por eso ahora están respetando los servicios mínimos, precisamente por la indignación de los madrileños. Y si, seguramente tienen razón: Esperanza Aguirre ha incumplido el convenio colectivo firmado con el Metro, y se ha sacado de la manga que hay que recortarles el sueldo.

   En realidad Esperanza Aguirre les tiene ganas a los trabajadores del Metro de Madrid, tantas como ellos se la tienen a ella. Pero por mucha razón que tengan los trabajadores acusando a Aguirre de incumplir el convenio colectivo, lo cierto es que el que les rebajen el sueldo no logra un eco en la sociedad, no le conmueve a nadie. Vivimos una crisis económica de tal magnitud que a todos nos han bajado el sueldo. Hace más de un año que las empresas privadas comenzaron las rebajas de salario y lo que es peor, los despidos. Los funcionarios han sido los últimos en sentir el mordisco en sus sueldos, y naturalmente que supone un contratiempo, peor no mayor que el del resto de los trabajadores.

   Ahora mismo son millones los trabajadores que han visto mermadas sus retribuciones, son millones los parados, y lo peor es que no sabemos cuando vamos a salir de esta maldita crisis. Por eso los trabajadores de metro están solos, por eso solo están cosechando el malhumor y los reproches de los usuarios de éste servicio público, por eso hay millones de madrileños enfadados porque su cotidianidad se ha convertido en un infierno a causa de la huelga de los trabajadores del Metro.

   *No, no será fácil que encuentren solidaridad en momentos como estos. Y ya digo, sin la opinión pública, sin la gente, los ciudadanos de a pie, no se gana ninguna huelga por mucha razón que se tenga.