Noticias de Cantabria
29-10-2012 11:45

La política española: Sembrando miedos, temores e incertidumbres

Sembrando miedos, temores e incertidumbres en la mente de las personas, cuyos promotores actuales son los políticos, y en nuestro caso particular el Gobierno del PP-que dirige Mariano Rajoy-, llegamos al conocimiento de que, el mal momento económico por el que estamos atravesando, es debido, principalmente, al haber vivido los españoles por encima de nuestras posibilidades: Esto no es así. Sin embargo, me da la sensación de que el bueno de Marian


 La libertad política es muy relativa, es decir, que en política no hay verdadera libertad. Llevaba razón, Napoleón Bonaparte, cuando sentenció: “Bien analizada, la libertad política es una fábula imaginada por los gobiernos para adormecer a los gobernados”. En nuestros días, estamos siendo testigos presenciales de cuál es el concepto de `libertad política’ para los gobiernos: la doctrina del partido al que pertenece cada uno: ésta es nuestra triste libertad política.

 El miedo europeo-el económico concretamente- se ha instaurado en España, Grecia, Portugal…, y ya veremos cuántas naciones más serán contagiadas con este último mal. Los gobernantes son muy hábiles, ¡faltaría más! Tienden a esconder las noticias malas, sus imágenes, pero…la libertad de prensa ha de cumplir con su misión principal: informar.

 Hemos de comentar, y que no le duela A-NADIE-LO-QUE-TRATO-DE-EXPRESAR, que en España no existen políticos de altura: fijemos concretamente en Alfredo Pérez Rubalcabal, que no sabe, no contesta sobre… el fracaso electoral de su partido-el PSOE-, del 21 de octubre de 2012 en Galicia y País Vasco. El bueno también de Rubalcaba- corre sangre por sus venas y esperamos que siga corriendo-, trata de no dimitir, mas le está haciendo un flaco favor al PSOE. ¡Tómese unas vacaciones, señor Rubalcaba!: Será bueno para España y también para su partido, el PSOE. Y es que estamos viendo que ‘La política española: sembrando de miedos, temores e ingratitudes’ las mentes de los españoles, hace que estos desconfíen de todo-poco o mucho- que se les dice…

 Es necesario disponer de personas–líderes políticos como lo fueron Roosvelt y Churchil–, que deseen y quieran comprometerse, y en cuerpo y alma, con el ideario que fomente la construcción definitiva de una ‘Unión Europea’ como nación, que confedere a los distintos estados que la forman, bajo un emblema común: llegar a ser ‘ciudadano europeo’, antes que ciudadano español, inglés, alemán, austriaco...

 Algunos, como ciertos catalane, sin duda, desean ser… “nuevos catalanes…”, para convertirse después en europeos. Claro está: con los dineros, como siempre, de los españoles. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, quien da la sensación que se ha vuelto loco, insiste en que las elecciones catalanas del 25-N, serán un primer paso de su aspiración para que Cataluña vote un referéndum de autodeterminación. Es bueno reconocer que, el bueno Artur Mas, trata de albergar en las mentes de los españoles-incluyendo a los catalanes, que también son españoles-, miedos temores e incertidumbres, para disimular la mala política económica llevada a cabo por  su Gobierno de CiU; y ya se sabe: “A río revuelto, ganancia de pescadores”.(El nacionalismo, y en sí mismo, no es plenamente racional porque pretende reconocer la dignidad de grupo y no la dignidad humana universal.)

 Hemos de olvidarnos- un poco y un mucho-, y digo bien, de esa Europa de los nacionalismos exacerbados y excluyentes, que pululan por el territorio europeo. La historia siempre se repite, para bien de unos pocos y mal para los demás mortales.

 Tuvimos una amarga experiencia durante la pasada II Guerra Mundial, de muertes y horrores sin parangón alguno, y, parece ser, que no hemos sacado una enseñanza firme y duradera: ni en lo económico ni en lo político. Europa esa desconocida tiene que renacer...

 Puede ser que Europa esté en letargo, puede ser que aún esté dormida, puede ser que aún viva de ilusiones...Todos estábamos esperando un restablecimiento cultural y político en la Unión Europea, que no se está produciendo en la medida ansiada. Evidente es, y lo hemos comprobado, que sí se hizo la unión entre los europeos para tratar de acabar con las guerras, pero, en concreto, este hecho no se ha llevado a cabo. Tenemos nacionalismos exacerbados e intransigentes que nos impidieron y nos impiden lograr una Europa de estados confederados: conseguimos una unificación económica, pero la política..., ¡es harina de otro costal! Nos queda bastante camino para andar.

 Los Estados miembros de la Unión Europea se hayan incursos en este organigrama de pérdidas y ganancias: éramos, o eso nos hicieron creer, hombres ricos y, en corto espacio de tiempo, nos hemos convertido en hombres pobres. El pueblo español se conforma con poco: un amor, un amigo/a, un libro... Bueno, ¡qué no nos quiten el fútbol! Es el pan nuestro de cada día. Pienso y reflexiono, ¿qué seré yo? ¿Hombre rico, hombre pobre? ¿No será que soy un pobre hombre?

 Todos teníamos claro que, en Europa, existía y existe un problema de fondo: la integración de los países que, y en su día, formaron parte de la desaparecida URSS ( Unión de Repúblicas Sociales Soviéticas), los cuales poseían una economía pobre con respecto a los demás países europeos.

Después surgió la  Guerra de Irak (II Guerra del Golfo, 2003), que se pudo impedir y no se hizo. Francia y Alemania no estuvieron por la labor, pero España, Dinamarca, Australia, Polonia..., si. El ex presidente George W. Bush fue el gran orquestador de esta aludida guerra, al inculcar en los cerebros de los dirigentes que participaron en ella, que, sin lugar a dudas, el ejecutado Sadam Hussein representaba el ‘eje del mal’, y que estaba en posesión de armas de destrucción masiva. Más tarde se demostró que éstas no existían.

 Uno se pregunta qué es Europa y cuál es su alma. Uno puede y debe responder: a) Europa, y a partir del siglo XVIII, estuvo representada por los hombres que, primordialmente, se dedicaban a practicar ‘el arte de la guerra’, si es que a la guerra se le puede llamar arte; y b) el alma de Europa estuvo desempeñada por los grandes pensadores, escritores, pintores, compositores...,que florecieron en los salones de la aristocracia, y al amparo de las mujeres( ¡esos seres maravillosos que habitan la tierra!).

 Y es que, en la práctica y al poseer una moneda única, como el euro, para las transacciones económicas, hemos podido desarrollar pactos de estabilidad y crecimiento más o menos ambiciosos... Sin embargo, las políticas democráticas de los distintos países integrantes siguen parámetros distintos que nos conducen a desarrollar idearios políticos que tienden, alguno de ellos, a nacionalismos exacerbados y excluyentes. Atrás van quedando aquellos soñados Estados Unidos de Europa, ansiados por todos pero buscados por unos pocos.

Estos nacionalismos extremistas existen también en España (nacionalismo vasco, nacionalismo catalán, nacionalismo gallego... Ellos priman y piensan en cómo vivir bien o mucho mejor dentro de sus fronteras, aunque estas últimas ya no existan. En cómo expulsar a los foráneos, en cómo potenciar su propias etnias con olvido de lo demás seres humanos...

 Esta crisis económica y política por la que Europa, y España también, están atravesando se le puede y se le debe sacar una enseñanza loable y constructiva: los ciudadanos, como votantes, somos los que realmente con nuestros votos debemos y podemos hacer que los líderes políticos cambien sus idearios políticos. Para que, de esta forma, estos últimos sean más humanos y constructivos en el entorno social, y que, el mundo laboral se estabilice y dejen de sufrir los hombres/mujeres hambre de pan, de paz y de justicia. Así de fácil, así de sencilla. ¿No os parece…?

 Cuando los europeos seamos capaces de asumir que las identidades de los pueblos son perfectamente complementarias -la sociedad humana se divide en escalas o grupos: el individuo, la familia, el pueblo, la comarca, nacionalidad-autonómica, Europa, el mundo...- , y que perteneciendo a la primera formamos parte de la última es cuando los europeos empezaremos a coexistir pacíficamente.

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